viernes, 31 de agosto de 2012
HABITANDO EN LA MISERICORDIA DE DIOS
Amado, este mensaje no es para atacarlo o sermoniarlo. Por el contrario, yo
creo tener para usted una palabra de esperanza. Permítame explicarle por qué
le ha de resultar difícil ser el cristiano amable, con gracia y misericordia
que usted desea ser.
Nosotros podemos encontrar la clave en el Salmo 119. Aquí el salmista hace una
afirmación poderosa: “Sea ahora tu misericordia para consolarme, conforme a
lo que has dicho a tu siervo. (Salmo 119:76). En este pasaje el significado es,
“Señor, Tu Palabra me dice que yo soy consolado al saber que Tú eres
misericordioso y lleno de compasión para conmigo. Déjame encontrar consuelo
en esta gran verdad.”
Si usted busca en la concordancia bíblica las palabras “misericordioso” y
“misericordia,” usted podrá encontrar miles de referencias. La Palabra de
Dios nos abruma con numerosas promesas acerca de Su maravillosa gracia, su
bondad y compasión. Él quiere impregnar en nosotros el conocimiento de que
Él es misericordioso, piadoso, tardo para la ira respecto a nuestras fallas,
debilidades y tentaciones.
“Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira y grande en
misericordia.” (Salmo 103:8).
Todas las promesas de misericordia de parte de Dios nos son dadas para
consolarnos durante nuestras pruebas. Cuando le fallamos a Dios, nosotros
pensamos que Él está enojado con nosotros, que está listo para juzgarnos.
Pero en su lugar, Él quiere que nosotros sepamos, “Yo te sacaré adelante.
Simplemente arrepiéntete. Yo no estoy enojado contigo. Yo soy misericordioso,
lleno de gracia y amor para contigo. Encuentra consuelo en esto.” Es
reconfortante saber que Su misericordia nunca nos abandonará. Cuán
reconfortante es saber que cuando nosotros pecamos o fallamos, Su amor hacia
nosotros crece aún más fuerte.
A menos de que nosotros encontremos consuelo en la misericordia que Dios nos
muestra, no podremos ofrecer la misericordia que ofrece consuelo a los demás.
Solamente cuando nosotros experimentamos la absoluta misericordia de Dios
entonces habrá un flujo de misericordia hacia todos los que nos rodean.
¡Nosotros llegamos a ser personas misericordiosas porque nosotros mismos
estamos habitando en la misericordia de Dios!
DAVID WILKERSON
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