viernes, 28 de febrero de 2014

LA FUENTE DE NUESTRA ADORACIÓN

Moisés podía adorar, incluso aunque no tenía muchas esperanzas para Israel. El sabía que el pueblo estaba expuesto a descarriarse, que ellos escondían los ídolos de oro que habían traído de Egipto. Aunque Moisés había convencido a Dios que los perdonara después de su idolatra del becerro dorado, debió haber pensado: “¿Cuánto tiempo más soportará Dios sus deseos secretos y murmuración? ¿Cuando se le acabará Su paciencia?” Pareciera como si la petición de Moisés a favor de Israel fuera más compasiva que el sentir de Dios por Su pueblo; pero la realidad es que Dios no tenía intención de destruirlos. Él ya tenía todas Sus promesas en mente para ellos. No, esta era una “prueba de misericordia” para Moisés. El Señor le estaba preguntando a Su siervo: “¿Cómo vas a representarme en frente del pueblo? ¿Como un Dios de venganza que solamente está lleno de juicio? No, Yo soy misericordioso, paciente y siempre dispuesto a perdonar a Mi pueblo”. ¡Esta fue la revelación! Y dio paz al corazón de Moisés. De hecho, mientras todavía estaba adorando, comenzó a clamar y apropiarse de la gloria que Dios le había revelado: “¡La misericordia de Dios nos ayudará! El es paciente y nos perdonará. ¡Qué glorioso es esto! ¡Qué consuelo y qué esperanza!” Inmediatamente, Moisés comenzó a orar: “Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad” (Éxodo 34:9). DAVID WILKERSON ¡Este pasaje comprueba que la revelación de la gloria de Dios es parte integral de la adoración! La revelación de la gloria de Dios debe ser la fuente de toda adoración. Debemos apropiarnos de Su gloria más frecuentemente, testificando: "Señor, sé que eres santo y justo, y que no pasarás por alto el pecado; pero también he visto Tu gloria y sé que no buscas mi destrucción”. “No me condenas en mis luchas, sino por el contrario, me muestras cuan amoroso y paciente eres hacia mí. Sé que merezco el rechazo, he fallado tantas veces que debería ser desechado por completo, pero tú me revelas que ¡eres misericordioso, lleno de gracia y compasivo!”

jueves, 27 de febrero de 2014

LA REVELACIÓN DE LA GLORIA DE DIOS

Las escrituras dicen claramente que es posible que un verdadero seguidor de Jesús vea y comprenda la gloria de Dios. Ciertamente, nuestro Señor revela Su gloria a todo aquel que la pide y busca diligentemente. Yo creo que la revelación de la gloria de Dios equipará a Su pueblo para los días venideros. Pablo declara que esa revelación “tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados”. (Hechos 20:32) Contrario a la creencia de algunos cristianos, la gloria de Dios no es algún tipo de manifestación física. No es un sentir eufórico que se apodera de ti, ni tampoco es un aura sobrenatural o una luz angelical que estalla. Sencillamente, ¡la gloria de Dios es una revelación de su naturaleza y atributos! Cuando oramos: “Señor, muéstrame Tu gloria”, en realidad estamos orando lo siguiente: “Padre, revélame quién eres”. Y si el Señor nos da una revelación de Su gloria, es una revelación de cómo Él quiere que nosotros le conozcamos. La experiencia de Moisés con la gloria de Dios demuestra esta verdad. El Señor envió a Moisés a libertar a Israel sin haberle dado una plena revelación de quién era el Dios de Israel. El Señor sólo le dijo: “Ve, y diles que YO SOY te envió”. Pero no le dio explicación de quien era “YO SOY”. Creo que esa es la razón por la cual Moisés clamó: “Te ruego que me muestres tu gloria” (Éxodo 33:18). Moisés tenía hambre y sed consumidoras por conocer quién era el YO SOY, por conocer Su naturaleza y carácter. El Señor contestó la oración de Moisés. Primero, le dijo que se escondiera en la hendidura de una peña. Sin embargo, mientras Moisés esperaba que apareciera la gloria de Dios, no escuchó truenos, no vio relámpagos, ni sintió temblor de tierra. Más bien, la gloria de Dios se manifestó en una revelación sencilla: “Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado” (Éxodo 34:6-7). DAVID WILKERSON

miércoles, 26 de febrero de 2014

EN TUS BRAZOS DE AMOR

El último recuerdo que tengo de mi querido amigo el Pastor Bernard Sigouin aquí en la tierra es este magnífico momento, mientras permanecía de pie con las manos levantadas al cielo cantando: Canto una sencilla canción de amor Para mi Salvador, mi Jesús. Estoy agradecido por todo lo que has hecho, Mi amado Salvador, mi precioso Jesús. Mi corazón se alegra de que me llames Tuyo. No quisiera estar en ningún otro lugar más que En sus brazos de amor, En sus brazos de amor. Permaneciendo quieto, permaneciendo cerca, En tus brazos de amor. Así es como el Pastor Bernard dejó esta tierra para reunirse con su Padre. Con palabras de alabanza en los labios y la alegría de haber servido fielmente a Dios hasta el final, se encontró en los brazos amorosos de Aquel a quien había confiado toda su vida con una fe inquebrantable. Mientras caía al suelo, allí mismo en la iglesia a la que había dedicado su vida entera, me vino a la memoria el versículo: “Ausentes del cuerpo, y presentes al Señor” (ver 2 Corintios 5:8). Para mí fue un privilegio compartir la Palabra en su funeral. Seres queridos, familiares, pastores, líderes y estudiantes de las Escuelas Bíblicas se reunieron para honrar su memoria y celebrar su vida y su fe. Compartí un texto de la Biblia con el auditorio repleto, un pasaje de la Escritura que nos llama a esta fe que nunca se rinde: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, Y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; Y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros no somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma.” (Hebreos 10:23, 35-39). EN TUS BRAZOS DE AMOR Claude Houde

martes, 25 de febrero de 2014

ES TIEMPO DE ACTUAR EN AMOR

“Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso” (Lucas 6:36) La palabra “misericordia” se extrae de la palabra griega para “miseria”. El significado completo de esta palabra es: “ser afectado por la miseria de otro, con la intención de ofrecerle consuelo y alivio” ¡Ser misericordioso significa cargar el dolor de otro! Esto es exactamente lo que nuestro Señor hace por nosotros. ¿Cuántas veces Jesús ha tomado tu tristeza y sufrimiento, dándote a cambio consuelo, descanso y perdón? ¿Cuántas veces Él ha enjugado tus lágrimas y te ha hablado con una voz bondadosa, aún cuando no lo merecías? ¡Y lo ha hecho una y otra vez! ¿Entonces cómo es posible que no nazca de tu corazón cargar con la miseria y el dolor de alguien que tú sabes que está sufriendo? La palabra griega para “bondad” tiene sus raíces en dos palabras: “profeta” y “toque suave.” ¿Eres un profeta de esperanza para tus hermanos y hermanas en Cristo, ofreciéndoles una palabra de esperanza de parte del Señor, con un toque suave de consuelo? Según las escrituras, todo lo que tienes que hacer para ser Su profeta de amor es representar ante otros quién es Jesús. La palabra “compasión” significa “ser afectado, conmovido por la miseria de otros, con la determinación de hacer algo por el asunto.” Esto no significa que te vas acercar a alguien en pecado y le vas a decir: “Tengo una palabra del cielo para ti, hermano: ¡Hay pecado en tu vida!” ¡Si hay pecado en su vida, él ya lo sabe! Y probablemente te conteste con el clamor de Jeremías: “Por favor, no me trates con ira, o me reducirás a la nada. Ya estoy muy abatido. ¡No me reduzcas aun más!” Si has tenido una revelación de la gloria del Señor, ya sabes lo que significa probar Su amor, misericordia y perdón, y estás siendo transformado por esa gloria. Ahora, Jesús dice, toma esa gloria y hazla brillar en el mundo a tu alrededor. ¡Es tiempo de actuar en amor, como el Señor lo ha hecho continuamente por ti! DAVID WILKERSON

lunes, 24 de febrero de 2014

¡ENTONCES VENDRÁ EL SEÑOR!

Hoy en día, el calor de la tentación y de la transigencia es muchas veces mayor de lo que fue una generación atrás. Por ejemplo, Satanás ha manipulado toda la tecnología de nuestra época; corrompiéndola con seducción, sensualidad, lujuria y tentación. ¿Por qué enfrentamos tal horno de tentación al rojo vivo hoy? ¿Por qué se usa la lujuria y el sexo para vender todo tipo de producto concebible? ¿Por qué hay cientos de sitios web pornográficos en Internet? ¿Quién es el objetivo de esta ola de inmundicia? No es el mundo secular, el que ya ha sido seducido. No, el objetivo de Satanás no es nada de eso. Más bien, él ha manipulado a los medios para atrapar los corazones de los cristianos vencedores. Él quiere debilitar y destruir el testimonio del Evangelio. En este momento el horno se está calentando siete veces en la vida de muchos creyentes. Satanás ha creado situaciones en sus hogares, en sus trabajos y en sus relaciones, que son más intensas que nunca. Y muchos cristianos que alguna vez fueron fuertes están renunciando, abandonando a Dios. Ellos ya no oran por ayuda. En su lugar, ellos piensan: "¡Mi prueba es demasiado intensa para que yo sobreviva!" En Daniel 3, Dios cambió el plan del diablo en una oportunidad para exponer Su testimonio a toda la nación de Babilonia. Debido a que los tres jóvenes no se inclinaron, el Señor los libró. ¡Y trajeron a la nación una clara manifestación del Señor Jesucristo! El rey de Babilonia, testificó: "¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego?...He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses"(Daniel 3:24-25). Rápidamente el rey anuló su primer decreto de la adoración del ídolo y emitió este nuevo decreto: "Por lo tanto, decreto que todo pueblo, nación o lengua que dijere blasfemia contra el Dios de Sadrac, Mesac y Abed-nego, sea descuartizado, y su casa convertida en muladar; por cuanto no hay dios que pueda librar como éste"(versículo 29). Amado, todo esto sucedió a causa del testimonio de tres hombres, amadores justos de Dios que estaban dispuestos a sacrificar sus vidas en fe. Sí, las cosas se van a poner calientes económicamente, físicamente, mentalmente, espiritualmente y en todas las formas. Pero Dios ya ha puesto su mano sobre hombres y mujeres piadosos y apartados, en todo lugar. Y su Evangelio será predicado como testimonio. ¡Entonces vendrá el Señor! DAVID WILKERSON

viernes, 21 de febrero de 2014

HAMBRIENTOS DE LA PLENITUD DE CRISTO

Si tú tienes hambre y sed de la plenitud de Cristo, Satanás te declarará abiertamente la guerra. Cuando él vea la evidencia de que tu compromiso es real, tu diligencia en la oración y tu negación a ti mismo, usará todas las armas del infierno para tratar de destruir tu testimonio. ¿Por qué? ¡Porque tu testimonio es la respuesta de Dios a la apostasía y a la ruina! De esto se trataba el horno de fuego en el libro de Daniel. Satanás maquinó un elaborado plan para destruir el único testimonio del poder de Dios que quedaba en Babilonia. Culminó en un horno al rojo vivo, diseñado para matar toda prueba viviente de la verdad del evangelio de Dios (ver Daniel 3). Tres jóvenes israelitas piadosos sirvieron en las oficinas del alto gobierno en Babilonia, hombres que fueron testimonios visibles del Evangelio que predicaban. Ellos se habían apartado del estilo de vida sensual de Babilonia, para comprometer sus vidas a la oración. Estos tres hombres no eran profetas o sacerdotes, sino laicos que permanecieron fieles a Dios y eran puros de corazón en medio de las masas idólatras. Por supuesto, esto desató la ira de Satanás, y él entró en el corazón del perverso rey de Babilonia. El rey erigió una enorme estatua de oro y la declaró “dios oficial de la nación”, un objeto para ser adorado. Luego, convocó a todos los oficiales y sirvientes de todas las naciones bajo el dominio de Babilonia para presentar la nueva religión. Cuando comenzó la música ceremonial, todos debían arrodillarse ante este nuevo dios. Satanás también llevó al rey a construir un inmenso horno de ladrillos y a calentarlo tanto que las llamas candentes fueran visibles para todos. ¿Por qué hizo Satanás? De hecho él sabía que no había ningún gobernador, juez o alguacil en toda Babilonia que se oponga al nuevo decreto. Ellos no necesitaban ser seducidos o amenazados. De hecho, todos ellos deben haber estado atónitos, preguntándose: "Oigan, ¿quién quiere hacer olas? Nos está yendo muy bien; tenemos prosperidad, comida y bebida: la gran vida. Y esta nueva religión es fácil para el alma. ¿Quién querría renunciar a todo esto?" Así que, ¿de qué se trataba el horno de fuego? Fue obra de Satanás en su totalidad, una artimaña manipulada por él para destruir a los tres jóvenes. ¡Él quería acabar con el único testimonio de Dios que quedaba en Babilonia! Los tres jóvenes respondieron a la orden del rey: "He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará" (Daniel 3:17). DAVID WILKERSON

jueves, 20 de febrero de 2014

DIOS LEVANTÓ A UN HOMBRE

En los días de Nehemías, los muros de Jerusalén estaban en ruinas, la ciudad era, literalmente, un montón de piedras y la iglesia se había desviado totalmente, no quedando ni un solo testigo. Los poderes malignos que rodeaban Israel los perseguían severamente, burlándose de cada obra que ellos querían emprender. ¿Cómo respondió Dios en tal tiempo de ruina? ¿Envió acaso, un ejército bien entrenado para ayudarlos? ¿Envió a la guardia de palacio para herir a aquellos enemigos prominentes? No, Dios levantó a un hombre: Nehemías. Nehemías era un hombre con la carga de Dios en el corazón. Pasaba su tiempo orando, ayunando y en lamento, porque él estaba quebrantado por la condición de Israel. También excavaba continuamente en la Palabra de Dios, comprendiendo la profecía y moviéndose en el Espíritu. Aunque Nehemías sirvió como copero del rey de Persia, él se mantuvo apartado de la maldad que lo rodeaba. En medio de toda la sensualidad, inmoralidad e impiedad que tenía lugar en Israel, él mantuvo un caminar santo con el Señor. Y, a cambio, todas las almas de los que le oían predicar, se purificaban. Pronto un avivamiento de santidad barrió aquella tierra. "Y se purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas, y el muro" (Nehemías 12:30). La casa de Dios también fue purgada y se echó fuera todo lo que era de la carne. Nehemías mandó a obreros al templo, diciéndoles: "Quiero cada pedacito de basura fuera de aquí. No dejen nada que tenga que ver con la idolatría o la sensualidad"(ver Nehemías 13:8-9). Amados, ¡este es el concepto de Dios de un avivamiento! Sólo se trata de barrer cada cámara en tu corazón que sea impura y no santificada. Él quiere que no quede ni un lugar oscuro. ¿De dónde obtuvo Nehemías tal autoridad espiritual, para hacer que los transigentes tiemblen y para traer de vuelta el temor de Dios al templo? El rey no se la dio. Ningún obispo de la iglesia se la dio. No la aprendió en una escuela bíblica. No, Nehemías obtuvo su autoridad de rodillas, llanto, quebranto, deseo de conocer el corazón de Dios. Y debido a que él era un hombre de oración, él fue capaz de confesar los pecados de toda una nación: "Esté ahora atento tu oído…para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche…y confieso los pecados de los hijos de Israel…yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos…" (Nehemías 1:6-7). DAVID WILKERSON

miércoles, 19 de febrero de 2014

LA IGLESIA COMIENZA EN CASA

Ya hemos visto en las Escrituras que la verdadera iglesia de Dios está dondequiera que haya creyentes que le ministren al Señor. Y eso tiene que estar ocurriendo en tu hogar. El apóstol Pablo dice sobre Priscila y Aquila: "... a la iglesia de su casa" (Romanos 16:5). Muchos cristianos llegan a la casa a una deslumbrante televisión y dedican poco tiempo, si alguno, para ministrar al Señor. Nunca oran. Nunca se encierran en el lugar secreto para buscar al Señor o interceder por sus esposas e hijos. Sin embargo, ¡se quejan de que no pueden encontrar una iglesia! No importa si no hay un esposo o padre en tu hogar que pueda asumir el papel de sacerdote. Tú puedes ser una madre soltera, un hombre soltero o una mujer soltera. Sin embargo, sin importar quién seas, Dios dice que eres un sacerdote real ¡y estás llamado a ministrarle a Él! Tal vez digas: "Pero es que ya encontré la iglesia correcta y me encuentro con el Señor allí cada semana. Escucho una predicación piadosa y entro en una adoración maravillosa. Estoy satisfecho con mi iglesia". Me alegro contigo por ello, pero si tú ves a la iglesia como tu grupo local de compañerismo, entonces todavía no has encontrado la verdadera iglesia. La iglesia correcta, bendecida por Dios comienza donde tú vives. Y si tú no estás ministrando al Señor en casa, entonces, lo más probable es que te hayas enfocado tan sólo en tus necesidades personales y no encontrarás la iglesia correcta hasta que vayas a tu lugar secreto de oración. Lo hallarás al darle a Jesús tiempo de calidad, ¡al servir el deseo de Jesús de tener comunión contigo! Cuando tu hogar se convierta en una iglesia, todas tus necesidades más profundas serán saciadas, no por medios humanos, sino por tu Padre celestial, de una forma sobrenatural. Las necesidades de tus hijos también serán saciadas, ¡todo porque el Espíritu Santo tiene comunión contigo en tu lugar secreto! Entonces podrás ir a cualquier iglesia, sin importar cuán muerta parezca estar. ¿Por qué? ¡Lo harás para tener comunión allí con otros buscadores hambrientos! Él tiene siervos hambrientos en todas partes, y Él, sobrenaturalmente, te conducirá a aquellos con quienes podrás compartir tu hambre de ministrar al Señor. DAVID WILKERSON

martes, 18 de febrero de 2014

EL SEÑOR TENÍA UN HOMBRE

Fueron tiempos difíciles en Israel cuando la inmoralidad, la apostasía y reincidencia en el pecado estaban desenfrenadas en la tierra. En ese tiempo, el arca no estaba en Israel. Elí, el sumo sacerdote de la nación, era perezoso y complaciente, permitiendo a sus hijos corromper el sacerdocio. Bajo su liderazgo, el adulterio y la fornicación estaban desenfrenados en el templo. Pero Elí estaba tan acostumbrado a su vida de comodidad, que no hacía nada para detenerlos. En un momento dado el Señor escribió la palabra “Icabod” (que significa “El Espíritu del Señor ha partido”) sobre todo el sistema religioso. Una vez más, las fuerzas satánicas se habían levantado con gran poder, y al ojo natural, la obra de Dios había perdido tanto terreno, que las probabilidades de recuperarse parecían imposibles. Pero el Señor tenía un hombre listo todo el tiempo: un pequeño niño llamado Samuel. Mientras todos los ministros alrededor de él se entregaban a la fornicación y la glotonería, Samuel estaba aprendiendo a oír la voz de Dios. Y mientras él tenía más y más intimidad con el Señor, el Espíritu Santo lo llenaba con una palabra profética. ¡Él llegó a ser un testimonio, una prueba viviente del poder de Dios! La escritura dice que mientras Samuel crecía, ninguna de sus palabras cayó a la tierra, lo que significa que él consistentemente hablaba con poder y autoridad. Y debido a su autoridad piadosa, ninguna nación pudo alzar una mano contra Israel por más de cuarenta años. “Y Samuel creció, y Jehová estaba con él, y no dejó caer a tierra ninguna de sus palabras. Y todo Israel, desde Dan hasta Beerseba, conoció que Samuel era fiel profeta de Jehová. Y Jehová volvió a aparecer en Silo; porque Jehová se manifestó a Samuel en Silo por la palabra de Jehová”. (1 Samuel 3:19-21) Una vez más, el Señor levantó a un solo hombre como testimonio a una nación entera. Dios no necesitó ningún ejército, ninguna organización humana, ninguna “cosa nueva.” ¡Todo lo que necesitó fue un hombre justo, alguien cuyo ministerio estaba comprometido totalmente a Sus santos caminos! DAVID WILKERSON

CONMOVER NACIONES PARA CRISTO

“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Quedo asombrado y perplejo por la cantidad de ministros, tanto jóvenes como viejos, que recorren todo el mundo buscando estrategias para producir crecimiento en sus iglesias. Hoy, muchos predicadores asisten a seminarios, convenciones y “comités de especialistas”, dónde jóvenes ministros profesionales usan gráficas y encuestas para mostrarles cómo construir iglesias más grandes. Otros ministros acuden en masa a “campañas de avivamiento”, esperando aprender nuevos métodos de cómo hacer para que el Espíritu Santo caiga sobre sus congregaciones. Ahora mismo, sociedades misioneras están enviando más obreros que nunca antes. Su grito de guerra ha llegado a ser: “¡Tenemos que llevar más mano de obra al campo misionero! Se necesitan más hombres y mujeres calificados para ganar las naciones para Cristo.” Pero muchos de los misioneros que son enviados están regresando a casa dentro de unos pocos años. Han sido vencidos, desanimados, azotados por las fuerzas demoníacas en esas naciones extranjeras. ¿Por qué? Porque sus vidas no estaban a la par con el evangelio que predicaban; nunca desarrollaron un conocimiento personal del señorío de Cristo o de la llenura del Espíritu Santo. Amado, se necesita más que nuevas ideas o estrategias para conmover a las naciones para Cristo. ¡Todos nuestros planes son en vano si Jesús no está entronizado en cada área de nuestras vidas! Nunca antes en la historia ha habido tal estampida de espíritus demoníacos que estallan desde las entrañas del infierno. La anarquía está barriendo la tierra, levantándose nación contra nación. ¡Y todo está sucediendo porque Satanás ha desatado sus hordas demoníacas en una guerra final contra los santos! Sin embargo, Dios nunca esta desprevenido de nada de lo que pasa en nuestro mundo. Él no está sorprendido por la terrible plaga de la droga o el baño de sangre del aborto. Así que, ¿cuál es su respuesta en este tiempo de descontrol e inmoralidad? ¿Qué propone como antídoto a la apostasía y al creciente poder demoníaco? ¿Qué hará Dios en tal tiempo de ruina? Su respuesta es la misma de siempre: hacer nacer la victoria de Cristo de una manera renovada. Dios siempre ha respondido levantando un remanente fresco de hombres y mujeres que serán un testimonio puro de su poder salvador y santificador, y lo mismo es verdad hoy. ¡Su plan es traer hacia esta escena de actividad del anticristo, un cuerpo de vencedores, separados, llenos de Cristo: hombres y mujeres piadosos que vivirán en sumisión total a Su gobierno y señorío! DAVID WILKERSON

lunes, 17 de febrero de 2014

LA PRUEBA DEL HECHO

“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14). Muchos en la iglesia actual intentan determinar la proximidad del regreso de Cristo leyendo las señales de los tiempos. Vemos tales señales en eventos particulares, por ejemplo, el regreso de los judíos a Israel. Sin embargo una de las declaraciones más claras que Jesús hace acerca de su segunda venida se encuentra en el versículo de arriba: El fin vendrá sólo después que el evangelio ha sido predicado a todas las naciones –como testimonio. La palabra que Jesús usa para “testimonio” en este versículo significa, literalmente, “prueba del hecho.” Cristo está hablando aquí no sólo de predicar el evangelio, sino de presentarlo como un testimonio. En resumen, Él dice, el evangelio que predicamos sólo es eficaz si está respaldado por una vida que testifica de su realidad. Tú pensarías que en América, una nación llena de miles de iglesias evangélicas, habría un testimonio fuerte del evangelio. Pero muchas iglesias han comprometido el verdadero evangelio de Cristo. El hecho es que, incluso con toda la predicación evangélica en muchas de estas iglesias, hay muy poco testimonio del Señorío de Cristo en las vidas de las personas para respaldarlo. No son verdaderos testigos para la ciudad o la nación. Claro que hay excepciones. Pienso en un pastor bautista que una vez planeó construir un enorme edificio nuevo. Su congregación estaba creciendo rápidamente y él había comenzado a estudiar el movimiento del crecimiento de la iglesia. Pero entonces su esposa fue movida a orar y buscar al Señor, y pronto el pastor estaba haciendo lo mismo. Rápidamente dejó sus sueños de grandes números y empezó a ser un testimonio de lo que predicaba. En un sermón reciente, el pastor preparó una pantalla grande en el frente de la iglesia. Dijo a su congregación: “El Espíritu de Dios ha estado hablándome acerca de los pecados de esta iglesia. ¡Y hoy vamos a verlos delante de nuestros propios ojos!” Entonces el pastor proyectó pecado tras pecado en la pantalla: fornicación, adulterio, alcoholismo, abuso de drogas, pornografía. Luego comenzó su sermón: “No vamos a comenzar a construir una iglesia grande ahora mismo. Tenemos que enderezar el templo viviente de Cristo antes que podamos hacer cualquier otra cosa. ¡Tenemos que vivir este evangelio primero!”. Hoy el Espíritu de Dios se está moviendo poderosamente en esa iglesia. ¡Las personas están acudiendo al Señor en masa, enderezando sus vidas, porque están oyendo un evangelio con un testimonio que le respalda! DAVID WILKERSON

viernes, 14 de febrero de 2014

DIOS ESTÁ BUSCANDO A UN HOMBRE

Israel, en los días del profeta Ezequiel era lascivo y orgulloso. Los hombres cometían abominaciones con las esposas de sus vecinos e incluso contaminaban a sus nueras. Los profetas que alguna vez fueron santos, se convirtieron en apóstatas y ya no discernían entre lo santo y lo profano. Los líderes de la nación se volvieron lobos voraces, buscando ganancias deshonestas, derramando sangre, hablando mentiras e imponiendo cargas a los pobres. Israel se olvidó de los caminos de Dios y la nación se hizo tan débil, mundana y sin poder que Dios hizo de ellos el hazmerreír del mundo secular. Él dijo: "Te he dado en oprobio a las naciones, y en escarnio a todas las tierras" (Ezequiel 22:4). ¡Qué acusación más severa! Dios le estaba diciendo a Israel: "¡Ustedes han despreciado tanto las cosas santas, entregándose por completo a la lujuria, que voy a tener que quitar su testimonio!" Ezequiel era un hombre mayor en aquél entonces, pronto para partir de la escena. Así que, ¿cómo trató Dios con esta situación? Le dijo a Ezequiel: "Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé" (versículo 30). ¡Imagínatelo! El destino de Israel descansaba en que Dios pudiera hallar un solo hombre confiable, justo. Sin embargo, Él le dijo a Ezequiel: "No encontré ninguno. Por lo tanto, he derramado sobre ellos mi ira" (versículos 30-31). Dios le dijo lo mismo al profeta Jeremías: "Recorred las calles de Jerusalén…buscad…si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré"(Jeremías 5:1). Él le dijo al profeta: "Voy a perdonar a la nación entera si pudiera encontrar tan solo a un hombre que se ponga de pie en la brecha. ¡Todo lo que necesito es sólo un alma que esté totalmente rendida a Mi voluntad!" Amados, hoy escuchamos un “Babel” de voces en la iglesia clamando por formas más relevantes y contemporáneas de alcanzar el mundo. Y se están ensayando muchos programas extraños y carnales. Sin embargo, en mis muchos años de ministerio, he visto estos tipos de programas venir e irse. Se apoyan totalmente en apaciguar la carne, no teniendo nada que ver con la cruz. Las multitudes que atraen viven vidas vacías, insatisfechas y nunca han sido expuestas al Evangelio de separación del mundo y de sus deseos. El mundo se burla de estos programas, tildándolos de mera necedad. DAVID WILKERSON

jueves, 13 de febrero de 2014

¡PÍDELE AHORA!

“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mateo 7:7-8). Curiosamente, casi al final de su vida terrenal, Jesús también dijo: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido” (Juan 16.24). Presta atención a que Jesús estaba hablando a sus discípulos en la Última Cena, por lo que, saber que no habían pedido nada hasta este momento debe haber sido algo desconcertante en cierta forma para ellos. Después de todo, la esencia misma del discipulado es una relación de maestro estudiante de pedir y recibir. El hecho de que los discípulos hayan dejado sus redes y comenzaran a seguir a Jesús era la base de la relación. Ellos preguntaban, y Él respondía y les daba lo que necesitaban. Lo que Jesús les estaba realmente diciendo, sin embargo, era que un tiempo de dificultades sin precedentes era inminente. Tú y yo sabemos que Jesús estaba a punto de ser tomado cautivo y, como resultado de eso, todos los discípulos huirían. Él estaba diciendo en esencia, “Van a tener miedo, y una sensación de pérdida y tristeza tratarán de llenar sus corazones, pero yo estaré con ustedes para darles una fuerza interior que sólo está disponible para aquellos que están dispuestos a hacer mi obra en la tierra”. Puedes ver este pensamiento muy claramente presentado a los discípulos en porciones de los capítulos 13 al 18 en el Evangelio de Juan. “Al caminar en la senda que les he enseñado como Mi Cuerpo, van a tener esperanza, visión y gozo. Hasta el momento no han pedido lo que ya es de ustedes, pero ahora, si están dispuestos a pedir, recibirán todo lo que se necesiten”. En Mateo 25:4-8, Jesús dio un ejemplo del día del regreso de Cristo. Las cinco vírgenes prudentes tomaron aceite en sus lámparas, pero las cinco vírgenes insensatas no tenían aceite. Cuando se desató la crisis, las insensatas dijeron a las prudentes: “Ustedes parecen ver algo que nosotras no vemos, pues están diciendo: ‘Aquí viene el Esposo’, pero nosotras no vemos nada más que oscuridad y calamidad. ¡Dadnos de vuestro aceite!”. Sin embargo, trágicamente, lo pidieron demasiado tarde. Amados, es muy difícil conseguir los recursos que Cristo está dispuesto a darnos una vez que la calamidad golpea. ¡Recuerda los días de Noé! Antes de que llegara el diluvio, Dios cerró la puerta del arca y encerró a Noé con su familia dentro. Imagínate cuando comenzó a llover y la gente afuera comenzó a golpear la puerta. No podían entrar porque el arca había sido cerrada, el tiempo de preguntar había terminado, el tiempo de conseguir la fuerza necesaria había pasado. ¡Pídele a Jesús las cosas que necesitas ahora!

ACTOS DE FE

Después de que el apóstol Pedro fuera milagrosamente liberado de la prisión (ver Hechos 12:7-11), fue a la casa de oración para dar el reporte del milagro a los que habían estado intercediendo por él. Cuando Pedro tocó la puerta, el grupo seguía orando fervientemente en el interior. No tenían idea de cuán efectivas habían sido sus oraciones por su hermano. De hecho, la Escritura dice que hacían oración "sin cesar", es decir, que se aferraban a Dios y sin darse por vencidos. Este es el tipo de oración a la que Cristo llama a su iglesia: Una oración persistente y apasionada en su deseo de ver a un ser querido, a un amigo o incluso toda una ciudad ser liberada. Pero algo interesante sucedió cuando estos creyentes se enteraron de que sus oraciones habían sido respondidas: ¡No lo creyeron! Una muchacha les dijo que Pedro estaba en la puerta. "…de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel!" (12:14-15). Al parecer, ellos creían que Herodes ya lo había matado. Dios se dedica al negocio de la liberación. Él hace lo imposible con una sola palabra y cuando libera a Su pueblo, éste es verdaderamente libre. Pero tal vez has notado algo que sucede en tu propia vida cuando luchas con un problema. Es decir, Dios abre las primeras puertas para ti y luego deja la última cerrada, para que tú la abras por fe. Él abrió sobrenaturalmente las puertas a Pedro, pero esta última requería la fe y la acción del hombre. ¿Por qué hace esto el Señor? Él sabe que, aun con nuestras oraciones más fervientes, podemos seguir teniendo un pequeño rincón de incredulidad en nuestros corazones. Sí, Dios es soberano en poder, pero Él quiere que Su novia esté envuelta en Sus actos de redención. Cada mover genuino de Dios, a lo largo de la historia, ha requerido que hombres y mujeres se pongan en pie y digan: "Quiero ser incluido. Quizás sea débil o tímido, pero Dios honra a los que actúan en fe". Sí, todo comienza con la oración. La oración ferviente y eficaz mueve a Dios a abrir las puertas de hierro y liberar a los cautivos. La historia de Pedro lo deja claro. Pero esta escena también muestra que si nosotros no actuamos en fe para abrir esa última puerta, algunos cautivos se quedarán parados afuera. Así que aquí está la última parte de la oración ferviente: La acción fiel. Gary Wilkerson

miércoles, 12 de febrero de 2014

ELEGIDO PARA HABLAR

Al principio de mi caminar cristiano, Dios puso un amor irresistible por los perdidos en mi corazón. Es verdad, hubo momentos en que enfrenté oposición e incluso fui amenazado, sin embargo, simplemente no podía permanecer en silencio, porque tenía una preocupación genuina por la gente que me obligaba a hablar de Jesucristo. Los hombres y mujeres que me rodeaban estaban muriendo en sus pecados, y alguien con la compasión de Dios tenía que hablar con ellos. Este es el llamado que tiene cada uno de nosotros. Pablo lo dijo con estas palabras: “…del cual yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles. Por lo cual asimismo padezco esto” (2 Timoteo 1:11-12). Pablo dijo: “Yo sufro, y soy un llamado, he sido elegido”. De la misma manera, cada uno de nosotros ha sido elegido por Dios para ser un testigo franco de la verdad. No hemos sido llamados a estar en silencio en esta hora. Hemos sido llamados a defender aquello en lo que creemos; para dar testimonio de cómo Dios nos ha transformado y continúa trabajando en nuestras vidas. Hemos sido llamados a defender sin avergonzarnos en lugar de ser acobardados por las burlas de la humanidad caída, y Dios ha abierto un camino para que lo hagamos. Previo a estos versos, Pablo dijo a Timoteo: “sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Timoteo 1:8-9). ¡Es según el propósito y la gracia Suyos! Es como si Dios estuviera diciendo: “Te vi venir, y preparé un camino para ti. Hice posible que te liberes de la necesidad de alabanza y aprobación humana. Preparé el camino para que puedas cumplir con Mi santo llamado en tu vida, no sólo en parte, sino en plena medida. Hice posible que ames a las personas con un amor sobrenatural. Estoy dispuesto a llenarte con Mi Espíritu Santo, que te dará valor para ser una voz para el reino de Dios. ¡No con tu capacidad, sino con Mi Espíritu!” Carter Conlon

lunes, 10 de febrero de 2014

SIN FE ES IMPOSIBLE OBTENER

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos” (Hebreos 11:1-2). Uno de los más grandes privilegios de mi vida cristiana ha sido la alegría de estar cerca y de conocer a grandes patriarcas de la fe. Algunos de estos gigantes son muy bien conocidos, con ministerios internacionales que llegan a millones; pero hay otros que, aunque mucho menos conocidos, han tenido un impacto duradero en mi fe y mi ministerio. He sido inspirado, estimulado a realizar buenas obras, motivado y conmovido por los testimonios de estos hombres y mujeres de fe. Uno de esos hombres con carácter de acero templado era el Pastor Bernard Sigouin. Oh, sí que lo sé, lo más probable es que nunca hayas oído hablar de él, pero el infierno le temía y el cielo celebra su fe. El Pastor Bernard estaba entre aquellos creyentes que se convirtieron al cristianismo en los años cincuenta, cuando ardían severas persecuciones en la provincia francesa de Quebec, que en ese momento estaba sumida en la oscuridad espiritual. Se convirtió en creyente en una de las primeras oleadas de quebequenses que respondieron con fe al llamado de Dios para el ministerio en nuestra nación. Él era un pastor amado y valeroso, como también fundador y formador de muchas iglesias en esta parte de Canadá, que aun sigue siendo considerada una de las áreas menos evangelizadas del mundo. Tuve el honor de servir con este amado pastor cuando entró en el otoño de su ministerio y su vida. El Pastor Bernard y yo nos hicimos amigos, y un año antes de su muerte yo estaba sentado con él en un restaurante desayunando; como pastor joven me encantaba pasar tiempo con este querido pastor. Nuestra iglesia estaba cuidando de él y yo quería hacer algo especial, quería bendecirlo. Le dije: “Pastor Bernard, nos gustaría hacer algo por usted y su esposa. ¿Le gustaría irse de viaje y ver el océano o algo así?”. Yo sabía que él había pasado toda su vida en la obra de Dios y no había hecho mucho en cuanto a actividades de recreación. Él agarró mi mano y mirándome directamente a los ojos me dijo: “Si quieres hacer algo por mí, ora para que Dios me dé un año más para servirle”. Eso era todo lo que quería. “¡Por la fe que agradaron a Dios y por la fe obtuvieron un testimonio!” Claude Houde

viernes, 7 de febrero de 2014

POCO TIEMPO

“Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo”. (Apocalipsis 12:12). Este pasaje nos dice que Satanás ha declarado una guerra sin cuartel sobre los santos de Dios. También menciona que el diablo tiene poco tiempo para cumplir su obra: “...sabiendo que tiene poco tiempo”. Como seguidores de Jesucristo debemos estar constantemente alerta, porque el diablo busca destruirnos. Por eso, Pablo dice que necesitamos conocer tanto como sea posible las tácticas y planes del enemigo: “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11). Pedro nos advierte: “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). Esto no quiere decir que el diablo está flotando en alguna parte del cosmos, dándole órdenes a sus huestes satánicas. Sabemos que Satanás fue lanzado a la tierra, cuando Cristo lo venció en la cruz. De este modo, el reino del diablo está limitado al aquí y el ahora.(Ver Apocalipsis 12:9) Contrario a lo que piensan algunos cristianos, Satanás no posee un poder omnipotente. El fue vencido por Jesús y toda autoridad le fue quitada. Tampoco es omnisciente, lo que significa que no puede leer los pensamientos. Ni tampoco es omnipresente, no puede estar en todo lugar al mismo tiempo. El está limitado físicamente a un lugar a la vez. Pero Satanás tiene principados y potestades posicionados a través de la tierra, y sus huestes de demonios le informan cada vez que lo pide. Ellos te escuchan cuando oras, y observan tu obediencia a Dios. ¡Y eso es lo que provoca la ira de Satanás en contra tuya! La referencia en Apocalipsis 12:12 que dice que el diablo sabe que tiene poco tiempo, no se trata del tiempo que le queda antes del regreso de Cristo. Más bien, se trata de plazos continuos, una serie de tiempos cortos en los cuales el diablo tiene que llevar a cabo su trabajo. ¡Se trata de los breves momentos que tiene para hacer la guerra contra los santos de Dios! DAVID WILKERSON

miércoles, 5 de febrero de 2014

¿A QUIÉN CREEREMOS?

Un hombre cristiano con toda sinceridad me hizo la siguiente pregunta: “¿A quién creeremos? A través de los años he leído obras de ministros que estaban convencidos que el fin estaba cerca. No obstante, se han equivocado una y otra vez. Hoy me doy cuenta que algunos sólo estaban tratando de vender sus libros. Pero otros creían sinceramente que Dios les estaba diciendo que el fin estaba sobre nosotros. Así que, ¿a quién creeremos?” A veces me he quebrantado completamente ante Dios acerca de estas cosas, clamando a él a toda voz: “Oh Señor, he estado predicando por años que el juicio está a las puertas. He escrito libros y he dado advertencias acerca de una crisis económica venidera y sin embargo, solo veo que sucede lo contrario. Veo como América prospera y sigue su camino alegremente. Nuestra nación está matando a más de cinco mil bebés a la semana. Estamos resbalando dentro de un foso de suciedad increíble y estamos sacándote de toda institución. ¿Hasta cuándo, Señor?” Siento como si estuviera expresando el mismo clamor de frustración que Jeremías elevó ante Dios. Él pasó años profetizando fielmente eventos que no parecían cumplirse. Él clamó: “Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día.” (Jeremías 20:7-8). Pero Jeremías no podía dejar de avisar al pueblo de Dios, aunque sus profecías no parecían tener fundamento, él seguía profetizando. Siento el mismo fuego que sintió Jeremías en mi alma. Y estoy más que convencido que nuestra nación será lanzada en una devastadora depresión económica. No importa cuán alto suba la bolsa de valores, no importa cuán increíblemente se recupere, América aún está al borde de una fuerte caída. ¡Dios ha puesto su rostro contra esta nación por su derramamiento de sangre y arrogancia contra Su nombre, y Su juicio vendrá! Sin embargo, le doy gracias a Dios por todas las promesas que nos ha dado en Su palabra acerca de su protección y bendición para Su pueblo en medio y a través de todas las tormentas. El pueblo de Dios que ora no tiene nada que temer, ni debemos preocuparnos ni inquietarnos. Nuestro Padre celestial tiene todo bajo control. A pesar de que veo que sus juicios vienen sobre esta nación, me regocijo porque sé lo que el Señor ha prometido en su palabra. “El juzgará al mundo con justicia, Y a los pueblos con rectitud. Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.” (Salmos 9:8-10) DAVID WILKERSON

lunes, 3 de febrero de 2014

FUERA DEL HOYO

Cuando era adolescente, pasaba mis veranos ayudando en un rancho en el este de Texas. El administrador del rancho, Jimmy, era un tipo grande y fornido que tenía la vista limitada, pero que sabía hacer todo tipo de cosas. Él me enseñó, por ejemplo, a cortar y transportar heno. Un día estábamos sacando tierra de un hoyo de seis pies de profundidad para un pozo. Durante un descanso para tomar agua, Jimmy calculó mal donde estaba el hoyo y dio un paso hacia el. Mi boca estaba demasiado llena de agua para advertirle, ¡y cayó dentro! Tenía miedo de que pudiera haberse quebrado una extremidad por la profunda caída e instantáneamente fui corriendo a ayudar. Pero cuando miré, Jimmy estaba saliendo indiferente del hoyo, como si nada hubiese pasado. Así era la vida de Jimmy. Era un tipo que enfrentaba muchos hoyos a diario, pues no sólo estaba perdiendo la vista, sino también la audición. Sin embargo, Jimmy salía de cada hoyo en el que caía y seguía avanzando. Para mí, él es un ejemplo de fe para todos en el cuerpo de Cristo. Todos tenemos hoyos en los que caemos, así es la vida, pero la Palabra de Dios nos muestra que, como cristianos, debemos de enfrentar nuestros hoyos a través de los ojos de la fe. Tal vez estás atascado en un hoyo en estos momentos. Podría ser una relación difícil, un hoyo financiero, una enfermedad, algo en lo que has estado atrapado desde hace tiempo, y te preguntas si alguna vez serás capaz de salir de ahí. Tu alguna vez cercanía con Cristo parece un sueño lejano. Pero Dios tiene algo poderoso que decirte acerca de tu actual hoyo. Una clase de hoyo es aquel que creamos por nosotros mismos. Podemos volver a caer en una vieja costumbre pecado o un patrón de vida poco saludable que nos mantiene yendo en círculos. Nos encontramos a la deriva, perdidos, alejándonos cada vez más de la vida abundante que Dios ha provisto. Pero no importa en qué tipo de hoyo nos encontramos. Nuestro misericordioso Señor nos saca de cada uno de ellos. “¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante?” (Mateo 12:11). Jesús está diciendo: “No importa si tú has creado tu hoyo. Ni siquiera la ley me detendrá de venir a sacarte de ahí.” GARY WILKERSON