lunes, 17 de febrero de 2014
LA PRUEBA DEL HECHO
“Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio
a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).
Muchos en la iglesia actual intentan determinar la proximidad del regreso de
Cristo leyendo las señales de los tiempos. Vemos tales señales en eventos
particulares, por ejemplo, el regreso de los judíos a Israel. Sin embargo una
de las declaraciones más claras que Jesús hace acerca de su segunda venida se
encuentra en el versículo de arriba: El fin vendrá sólo después que el
evangelio ha sido predicado a todas las naciones –como testimonio.
La palabra que Jesús usa para “testimonio” en este versículo significa,
literalmente, “prueba del hecho.” Cristo está hablando aquí no sólo de
predicar el evangelio, sino de presentarlo como un testimonio. En resumen, Él
dice, el evangelio que predicamos sólo es eficaz si está respaldado por una
vida que testifica de su realidad.
Tú pensarías que en América, una nación llena de miles de iglesias
evangélicas, habría un testimonio fuerte del evangelio. Pero muchas iglesias
han comprometido el verdadero evangelio de Cristo. El hecho es que, incluso con
toda la predicación evangélica en muchas de estas iglesias, hay muy poco
testimonio del Señorío de Cristo en las vidas de las personas para
respaldarlo. No son verdaderos testigos para la ciudad o la nación.
Claro que hay excepciones. Pienso en un pastor bautista que una vez planeó
construir un enorme edificio nuevo. Su congregación estaba creciendo
rápidamente y él había comenzado a estudiar el movimiento del crecimiento de
la iglesia. Pero entonces su esposa fue movida a orar y buscar al Señor, y
pronto el pastor estaba haciendo lo mismo. Rápidamente dejó sus sueños de
grandes números y empezó a ser un testimonio de lo que predicaba.
En un sermón reciente, el pastor preparó una pantalla grande en el frente de
la iglesia. Dijo a su congregación: “El Espíritu de Dios ha estado
hablándome acerca de los pecados de esta iglesia. ¡Y hoy vamos a verlos
delante de nuestros propios ojos!”
Entonces el pastor proyectó pecado tras pecado en la pantalla: fornicación,
adulterio, alcoholismo, abuso de drogas, pornografía. Luego comenzó su
sermón: “No vamos a comenzar a construir una iglesia grande ahora mismo.
Tenemos que enderezar el templo viviente de Cristo antes que podamos hacer
cualquier otra cosa. ¡Tenemos que vivir este evangelio primero!”. Hoy el
Espíritu de Dios se está moviendo poderosamente en esa iglesia. ¡Las
personas están acudiendo al Señor en masa, enderezando sus vidas, porque
están oyendo un evangelio con un testimonio que le respalda!
DAVID WILKERSON
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