martes, 31 de julio de 2012

CRÉDITO A NUESTRA CUENTA

Nunca seremos justificados o acepta como justos delante de Dios a menos que
estemos delante de Él con la justicia perfecta de Cristo como si fuera
nuestra. Esa es la única justicia que Dios reconoce, así que ¿cómo podemos
recibir la justicia perfecta de Cristo?

El Padre celestial nos la imputa a través de nuestra fe. "Como también David
habla de la bienaventuranza del hombre a quien imputa la justicia de Dios sin
obras..." (Romanos 4:6). Pablo cita a David diciendo: "El  hombre más rico,
más bendito y con más paz sobre la tierra es el que entiende que se le ha
imputado una justicia perfecta - sin obras"

"[Abraham] Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se
fortaleció en la fe y dio gloria a Dios... Por eso su fe se le tomó en cuenta
como justicia. Y no solamente con respecto a él se escribió que se le tomó en
cuenta, sino también con respecto a nosotros, pues Dios tomará en cuenta
nuestra fe, si creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, nuestro
Señor"(Romanos 4: 20-24).

Esta justicia tiene que ser imputada a nosotros. No es nuestra por infusión.
En otras palabras, Dios no la vierte en nosotros. No, no es nuestra justicia,
nada de lo que ha hecho o logrado. Siempre es su justicia, que nos es imputada,
acreditado en nuestra cuenta.
La palabra imputar significa "referir o valorar, considerar o atribuir a una
persona algo que no tiene, contar o acreditar a la cuenta de alguien." Cuando
Jesús nos imputa su justicia, Dios la mira como nuestra. No, nosotros no la
ganamos. Cristo lo hizo todo y Él lo atribuye a nuestra cuenta.

Esta imputación viene solo por la fe. No podemos trabajar por ella o merecerla
de ninguna manera. Por el contrario, a causa de nuestra fe en Jesús y su obra
redentora, el Señor nos acredita la justicia de Cristo  y somos contados como
perfectos en Él. Al confesar nuestros pecados y tener fe en Él, nosotros
estamos delante de Dios con una justicia imputada; es una justicia perfecta por
fe y no por obras:

  * "Por lo tanto, es por fe, para que sea por gracia" (Romanos 4:16).
  * "Porque con el corazón se cree para justicia" (Romanos 10:10).
  * "La justicia de Dios que es por la fe en Jesucristo, para todos y sobre
todos los que creen, porque no hay [distinción]" (Romanos 3:22).


DAVID WILKERSON
 

lunes, 30 de julio de 2012

LA CONFRONTACIÓN DE LA CRUZ

Déjeme  mostrarle lo que quiero decir por “la confrontación de la cruz”.

Considere el caso de un hombre que está harto de su hábito pecaminoso sin
embargo, continuamente cae más profundo en sus garras. Él ha prometido a sí
mismo cien veces que nunca lo volveré a hacer y, por un tiempo, el ahoga la
tentación y  goza un poco de la libertad. Pero más tarde vuelve con más
fuerza.

Este hombre ha encubierto su pecado, ha mentido al respecto, ha engañado y
esto le  ha traído un gran dolor. Ya no lo disfruta, pero no lo puede dejar.
Él sólo sigue cayendo.

El hombre sabe que tendrá que comparecer en el tribunal un día y va por la
vida con temor a ser expuesto y al escándalo. Su pecado le ha agotado, ha
puesto grilletes sobre el, lo ha engañado. Lo ha rebajado hasta el cansancio
en el que difícilmente puede existir, él pende de un hilo.

En este triste, cansado, desgastado estado, el Espíritu Santo trae al hombre
esta palabra: "Hay una salida para ti hay un lugar de victoria, paz, alegría,
vida nueva Acepta el llamado de Cristo y corre a Él, encontrarás descanso. Ve
a la cruz de Jesucristo."

Amado, cuando Usted se arrodilla ante la cruz, no oirá una palabra fácil y
suave, por lo menos no al principio. A pesar de que la cruz es la única puerta
a la vida, usted va a oír hablar de la muerte: la muerte a todo pecado.

En la cruz, Usted se enfrenta a la crisis de su vida y eso es lo que falta en
tantas iglesias. La predicación de la cruz trae consigo una crisis de pecado,
de la voluntad propia. Se le hablará con amorosas, pero firmes, palabras
acerca de las consecuencias de continuar en su pecado: "negarse a sí mismo
abrazar la muerte de la cruz: ¡Sígueme..!"

"Y él dijo a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, tome su cruz cada día, y sígame" (Lucas 9:23).

DAVID WILKERSON

jueves, 19 de julio de 2012

EL PODER DE LA FE

¡Oh, qué maravilloso es el poder de la fe!

La Palabra de Dios nos dice que Cristo pagó por el pecado de la humanidad con
su propia sangre en la cruz, que Él cumplió la ley y fue quitada la
maldición, que Él nos rescató de las demandas del infierno y del diablo, que
vivió una vida sin pecado guardando la ley en cada punto, y que Él nos
presentará ante el Padre con una justicia perfecta.

La Palabra continúa decirnos que podemos tener la justicia perfecta de Cristo
atribuida a nosotros - que Dios nos va a considerar como perfectamente justos
en Jesús - si sólo creemos lo que Él ha realizado por nosotros. Por favor,
entienda que estoy hablando de aquellos que se han arrepentido de sus pecados.

¡Oh, cómo mi carne se retuerce en la simplicidad y sencillez de todo esto! La
carne grita: "De ninguna manera, no puede ser tan sencillo ¡Tengo ayudar!
¡Tengo que pagar algo! después de todo, todavía tengo problemas en mi vida,
sigo luchando con el pecado. No puedo esperar que El me considere justo porque
todavía tengo muchas cosas que necesitan mejorar. Tengo que limpiar mis obras
primero."

Ciertamente, puede haber lágrimas de nuestra parte. Nosotros tenemos que ser
humildes y estar quebrantados, pero un río de lágrimas por sí solo no
salvará a nadie. Toda una vida de luchas no salvará a nadie. Dios dice: "Debe
ser por la gracia mediante la fe. ¡Ninguna carne se gloriará en mi presencia!"

  * "Porque en él la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está
escrito: Mas el justo vivirá por la fe" (Romanos 1:17).
  * " Nosotros, en cambio, por obra del Espíritu y mediante la fe, aguardamos
con ansias la justicia que es nuestra esperanza." (Gálatas 5:5).
  * "La justicia... que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por
la fe" (Filipenses 3:9).

Mi fe ha de elevarse por encima de todos mis temores, sobre todo las mentiras
satánicas, todos los sentimientos, todas las circunstancias, y descansar en lo
que la Palabra de Dios declara. Su Palabra dice que por medio del
arrepentimiento y por la fe en Cristo, Él ve que tengo la justicia perfecta de
Jesús. Él me acepta "en el Amado", como santo y justo.

DAVID WILKERSON

miércoles, 18 de julio de 2012

LLENO DE ESPERANZA

Josué y  Caleb se encontraban entre los doce espías que fueron enviados a la
Tierra Prometida. Ellos no derramaron lágrimas a pesar de las condiciones que
encontraron. En su lugar, ellos se regocijaron tras haber recorrido la tierra y
regresaron llenos de esperanza, fe y visión.

¿Conoce usted a cristianos como estos? Ellos siempre están regocijándose.
Usted sabe que están pasando por terribles pruebas y aún ellos parecen saber
cómo agarrarse de Dios en medio de su situación.

¿Qué pasa con usted? ¿Está usted siempre cabizbajo y quejándose? Tal vez
sus problemas personales o su situación lo han poseído y devorado su alma.
Amado, no importa lo que usted esté pasando, usted es preciado para Dios. Si
usted viene a Él con un corazón arrepentido y con un alma hambrienta, Él le
dará Su visión y esperanza.

Josué y Caleb tuvieron una revelación de su valor frente a Dios y ellos
vieron que Israel era especial para el Señor. Esa fue la clave para contar con
un espíritu de esperanza y victoria. Josué dijo, “Si Jehová se agrada de
nosotros, él nos llevará a esta tierra y nos la entregará; es una tierra que
fluye leche y miel.” (Números 14:8). En otras palabras, “Porque Él se
deleita en nosotros, estamos tan bien como si estuviéramos ya en esa
tierra.”

Esta es la misma revelación que David tuvo: “Y me hizo sacar del pozo de la
  desesperación y se deleitó en mí.” De la misma manera, hoy todo cristiano
victorioso tiene la misma revelación de su Padre celestial: “¡No podemos
fallar! Todos nuestros enemigos son pan para nosotros pues somos preciados para
el Señor. Él se deleita en nosotros.”

Permítame  revelarle a usted la gran misericordia de Dios en la predicación de
Josué y Caleb. Israel había pasado la noche en rebelión, batallando con
incredulidad, sollozando como si Dios los hubiera abandonado, y finalmente
diciéndole al capitán que los regresara a Egipto. Aún así, el Señor les
envió a  Josué y a Caleb quienes le dijeron a l pueblo, “En lugar de su
noche de confusión - en lugar de su miseria y quejas - Dios se deleita en
usted. Él los guiará hacia adelante. No teman, usted son  preciados para
Él.”(ver Números 14:9).



DAVID WILKERSON

martes, 17 de julio de 2012

NO ES PARA BEBÉS

La comprensión de cómo Dios justifica a su pueblo no es para los bebés, es
una verdad para los creyentes crecidos. Sin embargo, muchos cristianos aún son
bebés, beben leche y se niega a pasar a la carne de la Palabra de justicia.
Todo lo que ellos entienden es el perdón de sus pecados.

“Pero todos los que se alimentan de leche son inexpertos en la palabra de
justicia, porque son como niños. El alimento sólido es para los que ya han
alcanzado la madurez, para los que pueden discernir entre el bien y el mal, y
han ejercitado su capacidad de tomar decisiones."(Hebreos 5:13-14).

La leche es para los bebés y los bebés necesitan una atención constante. Se
sienten bien cuando su madre está en la habitación, y cuando ella se va,
gritan de miedo. Tienen que verla, sentirla, tocarla con el fin de sentirse
seguros.

Del mismo modo, el creyente que se mantiene en la vida de la leche tiene temor
constante por su salvación. Él nunca está en paz con el Padre celestial. En
su lugar, siempre esta tenso, pensando que Dios está listo para mandarlo al
infierno cada vez que falla. Él no conoce o no entiende su posición en Cristo
y por lo tanto no conoce la paz de Dios. No puede creer que Dios esté
plenamente comprometido con salvarle y guardarle.

Pablo dice que en la Palabra hay carne disponible para nosotros, comida que nos
hará crecer en la madurez para convertirnos en hombres y mujeres en Cristo y
que nos permitirá desarrollar el máximo de nuestra estatura como creyentes.
Amados, esta carne es la verdad respecto a la justicia perfecta de Cristo; esta
comprensión le permite permanecer seguro de su salvación. Usted no tiene que
temer que Dios le abandonará cada vez que resbale y caiga. No, ¡Usted tendrá
la victoria!

Si usted no tiene esta verdad, el diablo va a hacer estragos con sus
sentimientos. Él le mentirá moviéndolo de un lado para otro. A menos que
tenga esta verdad como un fundamento de todo lo que cree, nada va a estar recto
en su doctrina, su teología, su vida; ni siquiera podrá obedecer a Dios hasta
que lo comprenda.

Usted tiene que estar convencido de que nada de lo que puede hacer jamás va a
producir una justicia aceptable delante de Dios. Tiene que venir de otra
fuente. Cuando yo este en el asiento del juicio, solamente imploraré la
justicia de Jesucristo.
 
DAVID WILKERSON

lunes, 16 de julio de 2012

EL CAZADOR

“...pero la adúltera busca la vida del hombre.” (Proverbios 6:26).

La adúltera en este versículo se refiere a Satanás. Él caza a aquéllos que
son preciados para Dios. El diablo trata de seducir a todos los que tienen
hambre del Señor. ¿Por qué piensa que usted está siendo probado en gran
manera? Usted puede tener una vida llena de pruebas, pero esto no es porque
usted es malvado. No, esto se debe a que Satanás sabe cuán preciado es usted
ante los ojos de Dios y ¡esta vida preciada es la que Satanás anda cazando!

Durante una cruzada evangelista en la costa oeste, conocí a un joven que
era brujo. De hecho, él era el líder de un grupo de brujos. A pesar de que
este muchacho estaban grandemente involucrado en ocultismo, él no creía en
que Satanás y sus demonios podían poseer le.

Una noche, mientras este joven intentaba dormir, él vio horribles caras
  demoníacasen el techo de su habitación lanzándole miradas lascivas. Mientras
dichas caras se juntaban como una nube y formaban un embudo, el joven se dio
cuenta que estaban a punto de conducirse a su corazón.

Él se encontraba petrificado. Entonces él recordó algo de su niñez y
exclamó, “¡En el nombre de Jesús, váyanse!” Y todos los demonios
desaparecieron.

La siguiente noche estas fuerzas vinieron en legiones aún mayores. Mientras el
joven se encontraba durmiendo, él escuchó un sonido. Él miró hacia arriba y
vió toda su habitación llena de horribles criaturas. Éstas volvieron a
formar un embudo. Esta vez el joven se levantó de su cama y gritó, “¡Clamo
la sangre de Jesús!” Y de nuevo los demonios huyeron.

Este joven pensó, “La siguiente vez que vengan no podré manejar la
situación.” Así que se comunicó con un amigo cristiano y le preguntó si
lo acompañaba a una mis cruzadas.

Durante el servicio, el joven fue tocado por el Espíritu Santo y entregó su
vida a Cristo. Él testificó que incluso su familia tenía antecedentes en el
ocultismo; él recordó que cuando tenía seis años de edad, él estaba
enamorado de Jesús. “Recuerdo claramente cuando iba al bosque detrás de
nuestra casa y predicaba,” él dijo.

Yo he visto este mismo amor por Dios en mis propios hijos y nietos. Yo tenía
ese tipo de corazón cuando era niño, así que sabía lo que este joven me
estaba hablando.

De repente, me dí cuenta por qué el diablo había tratado de poseer a este
joven y de destruirlo. Se debía a que él era preciado para Dios.

DAVID WILKERSON

viernes, 13 de julio de 2012

¿AFLIGE DIOS A SUS HIJOS?

¿Dios aflige a sus propios hijos? Escuche la respuesta del salmista: " Tú,
Dios nuestro, nos has puesto a prueba; nos has refinado como se refina la
plata. Pero nos dejaste caer en la trampa; ¡impusiste sobre nosotros una
pesada carga! Caballos y jinetes han pasado sobre nosotros; hemos pasado por el
fuego y por el agua, pero al final nos has llevado a la abundancia."(Salmo
66:10-12).

El salmista está diciendo: "Señor, ¡Tú me pusiste en aguas tan altas por
encima de mi cabeza que pensé que iba a ahogarme. Me pusiste en el fuego, me
trataste como se purifica a la plata. Me llevaste a una red, trajiste
aflicciones a mi, pues permitiste a los hombres derrotarme!"

¿Por qué permite Dios tales aflicciones? Debido a que estaba llevando a su
amado hijo a un "lugar de riqueza". En el original hebreo esta frase significa
"un lugar de abundantes frutos." Dios está diciendo: "Te voy a llevar a
través de todos estos lugares duros para que seas fructífero para mi Reino."

Sin embargo, no todos los males provienen de la mano de Dios. Muchos problemas
vienen del diablo, directamente desde los abismos del infierno. "Porque él
[Dios] no aflige ni entristece a los hijos de los hombres" (Lamentaciones
3:33). Dios dice: "No encuentro ningún gozo afligiendo a mis hijos. Ese no es
mi objetivo al permitir los problemas". No, el Señor permite nuestras
aflicciones sólo para sus propósitos eternos, para llevarnos a un "lugar de
riqueza".

Me estremezco con asombro al recordar todos los dolores, las pruebas, las aguas
profundas, los ardientes fuegos y las poderosas aflicciones que he visto en los
últimos años. Y por lo general cuando las aflicciones vinieron, no llegaron
de una en una, ¡llegaron juntas! Muchas veces pensé, "No hay manera de que
pueda lograrlo". Incluso los recuerdos de las aflicciones son dolorosos,
recordar la difamación, los castigos del Señor, las pruebas del ministerio,
los embates personales, los problemas familiares, los dolores corporales y los
achaques. Sin embargo, al recordar esos años de sufrimiento, puedo decir con
seguridad, "la Palabra de Dios es verdad. ¡Él me sacó de toda aflicción
que vino sobre mí y le alabo!"

DAVID WILKERSON


miércoles, 11 de julio de 2012

NUESTRA HERENCIA

Cuando Elías subió al cielo, él le dejó su manto a Elíseo. (2 Reyes 2:13).
De la misma manera, cuando Jesús ascendió al Padre, Él  nos dejó su propio
manto - Su justicia perfecta. Él lo puso sobre nosotros, de la misma manera
que Elías lo hizo con Elíseo. La acción del profeta fue un tipo, una sombra
de lo que acontecería cuando Jesús se reuniera con el Padre. Incluso,
¡nosotros somos herederos de un maravilloso manto de justicia que nos cubre
por completo, haciéndonos aceptos ante la santa presencia de Dios!

Este manto es nuestra herencia y Dios espera que la valoremos. Él anhela que
la busquemos con el objetivo de ser herederos de Su legado. Usted puede
recordar lo que le sucedió al rey Acab cuando se enfrentó con Nabot pues
codiciaba su viñedo.  Para Nabot su viñedo era muy valioso, de ahí que
rechazó la oferta de Acab para comprarla al decirle,  “¡Líbreme Jehová de
darte yo la heredad de mis padres! (1 Reyes 21:3). Él  le estaba diciendo
“¡Dios no permita que nadie toque mi heredad. Es mía!”

Yo creo que la cosa más importante que usted puede buscar en Dios es
comprender que esta herencia es suya y que está esperando ser reclamada. El
conocimiento de la justicia perfecta de Jesús lo pondrá a usted en una roca
inamovible. Este terminará con todas sus batallas innecesarias y lo colocará
en la presencia de Dios como un individuo justificado y acepto.

Si Dios le ha provisto una heredad que le permite pararse delante de Él  con
justicia perfecta a través de Jesucristo, entonces usted debiera anhelarla.
Esta necesitaría ser una herencia que nadie puede quitarle. Ninguna mentira
del diablo podría quitarla de su espíritu, ningún hombre podría robársela,
ninguna emoción podría diluirla.

Debido a que Dios la proclamó, ¡usted debe sostenerla! Usted necesita
buscarla, perseguirla, permitir que su alma no descanse hasta tenerla entre sus
manos, “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33).
DAVID WILKERSON

martes, 10 de julio de 2012

JUSTICIA PERFECTA

Dios solamente acepta una clase de justicia — la justicia perfecta. ¡Nada
más permanecerá ante Su presencia en el Día del Juicio! A menos que nuestra
justicia sea absolutamente perfecta Él no podrá salvarnos, justificarnos o
aceptarnos. La justicia perfecta de Jesucristo nuestro Señor solamente puede
obtenerse a través de la fe.

El autor de Hebreos nos introduce a la verdad referente a que esta justicia es
la herencia de todo verdadero creyente. Es algo que Jesús nos ha dejado, algo
que nos pertenece, que es nuestro legado: “Por la fe Noé, cuando fue
advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el
arca en que su casa se salvaría; y por esa fe condenó al mundo y fue hecho
heredero de la justicia que viene por la fe.” (Hebreos 11:7).

Noé  llegó a ser un heredero no por construir un arca, sino porque él creyó
y predicó. Él comprendió este conocimiento revelado por Dios acerca de la
justicia perfecta - una justicia que se obtiene por fe - y así, ¡él se
convirtió en heredero de la misma!

Amado, a usted y a mí nos fue dada una gran herencia cuando Cristo partió de
la tierra. Él nos dejó el título de su perfecta justicia. Por supuesto,
Jesús vivió en absoluta pobreza mientras estuvo en la tierra; Él no poseyó
ninguna porción de tierra, ni tuvo dinero. Pero Él nos dejó riquezas más
valiosas que una mina de diamantes de Sudáfrica; más valiosas que las
regiones petroleras del Medio Oriente; más valiosas que el oro y la plata
localizadas en las montañas de América. Jesús nos dió una heredad que nos
hace más ricos que cualquier persona en la faz de esta tierra. Es la herencia
de una justicia perfecta que nos permite pararnos frente a Dios sin
condenación.

Una vez que usted comprende esta herencia, usted puede ponerse de pie en contra
de cualquier demonio del infierno. ¡Satanás no será capaz de acusarle ante el
Padre, ante los hermanos, ante su propia conciencia, porque usted es heredero de
la perfecta justicia de Jesucristo!

DAVID WILKERSON

viernes, 6 de julio de 2012

LOS 300 DE GEDEON

“Llegó Gedeón al Jordán y lo pasaron él y los trescientos hombres que
traía consigo, cansados, pero todavía persiguiendo a los de Madián.”
(Jueces 8:4, RV1995).

Jueces 7:1 nos dice que Gedeón y sus 32,000 hombres estaban a punto de iniciar
la guerra en contra de los madianitas, quienes contaban con más de 100,000
soldados. Esta no sería una batalla muy pareja.

Dios le dijo a Gedeón y a sus hombres,  “Ahora, pues, haz pregonar esto a
oídos del pueblo: Quien tema y se estremezca, que madrugue y regrese a su casa
desde el monte de Galaad.”(ver Jueces 7:3).

Observemos que 22,000 hombres abandonaron la tropa y solamente quedaron 10,000.
Y Dios le dijo a Gedeón, “Aún son demasiados; llévalos a beber agua y allí
los pondré a prueba. Del que yo te diga: “Vaya este contigo”, irá contigo;
pero de cualquiera que yo te diga: “Que éste no vaya contigo”, el tal no
irá. (Jueces 7:4, RV1995)

Por lo tanto, ¡ahora solamente serían 300 contra 100,000!

Entrada la noche y con únicamente 300 soldados, Gedeón ingresó al
campamentos de los madianitas y escuchó a dos soldados madianitas hablar. Un
soldado le decía al otro, “—He tenido un sueño: Veía un pan de cebada
que rodaba hasta el campamento de Madián. Llegó a la tienda y la golpeó de
tal manera que cayó; la trastornó de arriba abajo y la tienda cayó. Su
compañero respondió: —Esto no representa otra cosa sino la espada de
Gedeón hijo de Joás, varón de Israel. Dios ha entregado en sus manos a los
madianitas con todo el campamento.” (7:13-14).

¡Aquéllo que Gedeón escuchó alentó su alma y él empezó a creer que
podía ganar la batalla! ¿Cuál fue su reacción?

“Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró.
(7:15).  ¡Gedeón empezó a alabar! El propósito de Dios al llevarnos a un
lugar de victoria en medio de nuestro abatimiento, en medio de nuestro dolor,
es provocar en nosotros el exaltar y adorar a Jesucristo.

Dios no quiere solamente obtener la victoria en su vida al auxiliarle con sus
finanzas, al ayudarle con su matrimonio. Por supuesto que Él lo ayudará con
todas estas cosas, pero lo que Dios realmente anhela es que su pueblo lo adore
a Él.

DAVID WILKERSON

jueves, 5 de julio de 2012

CONOCIENDO LOS MOMENTOS DE REFRIGERIO

Yo creo  que en esta ocasión le estoy hablando a un grupo de gente santa que
ama a Jesús con todo su corazón y quienes se encuentran bajo una profunda
desesperación.

¿Cuál es el camino a la victoria?

1. Navegue en la Palabra de Dios. Agárrese de su promesa especial, llévesela
al lugar secreto de oración, y clámesela al Señor. Yo le presento mis
promesas favoritas al Señor en todo tiempo cuando clamo a Él:

  * “¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una
piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros,
siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro
Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?” (Mateo
7:9-11).

Pídale al Señor cosas buenas pues Él está esperando dárselas a usted.
Pídale que lo libere, que tome toda su vergüenza, que remueva toda mancha de
pecado. Él  anhela hacer esto por usted.

  * “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más
abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en
nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades,
por los siglos de los siglos. Amén.” (Efesios 3:20-21).

Todos los días tome esta promesa de Dios, y dígale, “Padre, tú has dicho
que harás más allá de todo lo que yo te pida, por lo mismo hoy te pido que
contestes mi oración.” ¡Dios se complace al ver una fe abundante!

2.  Confíe en el Espíritu Santo. El Padre ha enviado Su Espíritu para que
habite en su corazón pero usted deberá reconocer que Él  está en usted para
contestarle. Dios no tiene que enviar a un ángel para que le hable a usted; Él
 ya ha puesto sus recursos dentro de usted -al mismo Espíritu Santo.

Dígale a Él , “Espíritu Santo, tú conoces la salida de este desastre. Yo
no. Esto se encuentra más allá de mí. Por lo tanto, yo renuncio en este
momento y te doy la dirección de mi vida. Sé que lo que estoy pasando no es
algo extraño a otros creyentes y voy a agarrarme del Señor, de sus preciosas
promesas. ¡Voy a confiar en que tú harás el resto pues conoces la mente de
Dios!"

Amigo, si usted hace esta simple confesión, usted experimentará tiempos de
refrigerio de parte del Señor. Aún cuanto usted esté listo para darse por
vencido, Él  permanece fiel para librarlo.



DAVID WILKERSON

miércoles, 4 de julio de 2012

ANGUSTIADO EN GRAN MEDIDA

Posiblemente usted al  igual que Pablo se encuentra angustiado en gran medida.
Usted tal vez está siendo probado más allá de su capacidad de resistencia.
Su fortaleza está por agotarse y está a punto de darse por vencido. Usted
quiere huir, pero no hay ningún lugar a donde ir. Ahora usted dice junto con
Pablo, “¡Esto es más de lo que puedo soportar!”

Entonces, ¿cuál es el camino a la victoria? Todo lo que yo puedo decirle es
cómo Dios continúa sacándome hacia adelante. Aquí se encuentran dos
verdades importantes que  Él me ha dado:

1. No piense que usted está experimentado alguna extraña y única batalla.
Por el contrario, usted está con compañía. Recuerde a Job, Jeremías,
Elías, David, Pablo, incluso yo. Lo que usted está viviendo es común a otros
creyentes durante siglos. “Amados, no os sorprendáis del fuego de la prueba
que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciera. Al
contrario, gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo,
para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran
alegría.” (1 Pedro 4:12-13).

2. Cuando usted piense que no puede seguir por otra hora más - cuando todo
parezca sin esperanza - clame a Dios con todo su ser, “¡Señor, ayúdame!”
Considere el consejo del salmista en los siguientes versículos:

  * “En cuanto a mí, a Dios clamaré, y Jehová me salvará. En la tarde, al
amanecer y al mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz. Él redimirá en
paz mi alma de la guerra contra mí, aunque muchos estén contra mí.” (Salmo
55:16-18).
  * “Te amo, Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, mi
libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo y la fuerza
de mi salvación, mi alto refugio...En mi angustia invoqué a Jehová y clamé
a mi Dios. Él oyó mi voz desde su Templo y mi clamor llegó hasta sus
oídos.” (18:1-2, 6).
  * “Jehová, Dios mío, a ti clamé y me sanaste. Jehová, hiciste subir mi
alma del seol. Me diste vida, para que no descendiera a la sepultura. (30:2-3).

He aquí un versículo clave: “Él librará al menesteroso que clame y al
afligido que no tenga quien lo socorra.” (72:12). ¡Jesús ha enviado a su
Espíritu Santo para que sea nuestra ayuda y Él no se hará el sordo a nuestro
clamor!
DAVIDWILKERSON

martes, 3 de julio de 2012

EDIFICANDO SOBRE LA ROCA

“A cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las pone en práctica, lo
compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca.” (Mateo
7:24).

Amado, usted no está edificando sobre la roca si necesita a un pastor que lo
sacuda para que obedezca a Dios - si necesita una lista de lo que debe o no
hacer. Usted no necesita un libro con reglas, usted necesita amar a Jesús
apasionadamente. Usted necesita estar tan enamorado de Jesús que conoce lo que
a Él le complace.

Entre más lo ame a Él, le será más fácil servirle y obedecerle. A usted no
le importará más lo que el mundo piense de usted. Usted podrá contestar,
“¡Yo he escuchado a mi Padre y estoy haciendo lo que complace su
corazón!”

Cuando su corazón se encuentra extasiado por Jesús, tal obediencia fluye
naturalmente. Usted no tendrá que presentarse continuamente ante el Señor
diciendo, “¡Oh Dios, rompe el poder del diablo que hay sobre mí!”
¡Todas esas cadenas se empezarán a caer al mismo tiempo que usted empiece a
conocer su corazón!

¿Está usted enamorado de Jesús? Si su respuesta es afirmativa, le tengo
varias preguntas: ¿Cómo puede pasar una semana sin que le dedique tiempo a Su
Palabra? ¿Cómo no puede anhelar estar a solas en oración con Él? ¿Cómo no
tiene tiempo para entablar una conversación amorosa con su Padre, para
alabarle, cantarle, y buscar lo que a Él le complace? Estos son cimientos de
la obediencia.

Jesus nos dice, “El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que
me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo lo amaré y me
manifestaré a él.” (Juan 14:21). ¡Qué promesa tan increíble! - todo se
basa en una obediencia por amor.

Lea los evangelios y llegue a conocer las palabras de Jesús presentadas en
Mateo 5-7, empezando con el Sermón de Monte. Mientras aprenda sus Palabras,
¡ejecútelas! Los mandamientos de Dios no son dolorosos; no son una carga
puesta sobre nosotros. Por el contrario, al obedecerlos se vuelve más fácil
crecer en nuestro amor por Él.

¡Esto es lo que significa edificar sobre la roca! Entonces, cuando la tormenta
llegue, usted se parará sin temor. Nada lo moverá porque usted ha estado
caminando con una obediencia por amor y que complace al Padre.

DAVID WILKERSON

lunes, 2 de julio de 2012

SIN DISTRACCIONES

"¿Se olvida la virgen de su atavío o la desposada de sus galas? Pero mi
pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días.” (Jeremías 2:32).

Cito este pasaje cada vez que olvido mi tiempo de oración debido a mis
ocupaciones. Este siempre me regresa al lugar secreto, clamando, “¡Oh,
Señor, yo no quiero olvidarte!”

Este versículo es aterrador cuando consideramos su contexto. Dios está
diciéndole a su pueblo, “Yo te planté como viña noble y de fiable
estándar. Tú empezaste bien, tú tuviste mi toque, yo te bendije. Pero ahora
te has olvidado de mí.”

"Tu maldad te castigará y tus rebeldías te condenarán; reconoce, pues, y ve
cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová, tu Dios, y no tener temor
de mí, dice el Señor...¿Cómo puedes decir: “No soy impura”...Me
volvieron la espalda...En vano he azotado a vuestros hijos: no han admitido la
corrección....Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días.”
(Jeremías 2:19, 23, 27, 30 Y32).

El pueblo de Dios no acudía más a la casa de Dios para alabarle. Ellos
venían con flojera y se habían olvidado de todas sus bendiciones y juicios.
Ellos negaron a Dios por muchos días, en su lugar perseguían sus placeres y
lo peor de todo, ellos decían, “Porque soy inocente... No he pecado.”
(versículo 35)

Si usted no adora a Dios con toda su mente y corazón, poco a poco su descuido
le afectará y entonces usted empezará a adorar por mero hábito.

Usted dice que ama a Jesús, entonces necesito preguntarle algo: ¿Lo alaba
usted a Él diariamente con todo su corazón, sin distracciones? ¿Se mete
usted en la Palabra de Dios o pasa usted días sin abrir su Biblia o sin orar
en el lugar secreto?

Dios no le permitirá a usted sentarse de esa manera o continuar divagando en
su mente. Él lo ama y sabe el poder que tiene en su espíritu la alabanza
pura. Dicha alabanza lo hace a usted más fuerte que cualquier león, o que el
más grande gigante. ¡Ésta hace caer toda atadura porque lo hace a usted de
corazón puro, con una mente enfocada en alabarle a Él!

DAVID WILKERSON