miércoles, 4 de julio de 2012

ANGUSTIADO EN GRAN MEDIDA

Posiblemente usted al  igual que Pablo se encuentra angustiado en gran medida.
Usted tal vez está siendo probado más allá de su capacidad de resistencia.
Su fortaleza está por agotarse y está a punto de darse por vencido. Usted
quiere huir, pero no hay ningún lugar a donde ir. Ahora usted dice junto con
Pablo, “¡Esto es más de lo que puedo soportar!”

Entonces, ¿cuál es el camino a la victoria? Todo lo que yo puedo decirle es
cómo Dios continúa sacándome hacia adelante. Aquí se encuentran dos
verdades importantes que  Él me ha dado:

1. No piense que usted está experimentado alguna extraña y única batalla.
Por el contrario, usted está con compañía. Recuerde a Job, Jeremías,
Elías, David, Pablo, incluso yo. Lo que usted está viviendo es común a otros
creyentes durante siglos. “Amados, no os sorprendáis del fuego de la prueba
que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciera. Al
contrario, gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo,
para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran
alegría.” (1 Pedro 4:12-13).

2. Cuando usted piense que no puede seguir por otra hora más - cuando todo
parezca sin esperanza - clame a Dios con todo su ser, “¡Señor, ayúdame!”
Considere el consejo del salmista en los siguientes versículos:

  * “En cuanto a mí, a Dios clamaré, y Jehová me salvará. En la tarde, al
amanecer y al mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz. Él redimirá en
paz mi alma de la guerra contra mí, aunque muchos estén contra mí.” (Salmo
55:16-18).
  * “Te amo, Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, mi
libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; mi escudo y la fuerza
de mi salvación, mi alto refugio...En mi angustia invoqué a Jehová y clamé
a mi Dios. Él oyó mi voz desde su Templo y mi clamor llegó hasta sus
oídos.” (18:1-2, 6).
  * “Jehová, Dios mío, a ti clamé y me sanaste. Jehová, hiciste subir mi
alma del seol. Me diste vida, para que no descendiera a la sepultura. (30:2-3).

He aquí un versículo clave: “Él librará al menesteroso que clame y al
afligido que no tenga quien lo socorra.” (72:12). ¡Jesús ha enviado a su
Espíritu Santo para que sea nuestra ayuda y Él no se hará el sordo a nuestro
clamor!
DAVIDWILKERSON

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