viernes, 19 de noviembre de 2010

¡ERES ESPECIAL PARA TU PADRE CELESTIAL!

Yo nunca olvidaré el dolor que sentí cuando uno de mis hijos adolescentes
vino a mí y me confesó, “Papá, ni una vez he sentido que te he complacido.
Nunca me sentí merecedor de tu amor. Siento que te he defraudado toda mi vida.
Tú debes de estar realmente decepcionado de mí.”

Nunca una palabra me ha dolido más. Yo me pregunté qué habré hecho para
hacer que mi hijo se sintiera de esa manera. Luego, con un dolor profundo en mi
corazón, abracé a mi joven el cual tenía los ojos llenos de lágrimas. Yo
pensé, “Cuán equivocado está. Yo siempre le he mostrado mi amor a este mi
niño. Se lo he dicho con palabras y se lo he demostrado una y otra vez. Todos
mis otros hijos se sienten seguros en mi amor. ¿Cómo puede este hijo tener
esta idea falsa por tanto tiempo y cargar con tanta miseria y culpa
innecesaria?”

Le dije a mi hijo amado, “Tú siempre has sido especial para mí. Es más,
has sido la niña de mis ojos. Cuando pienso en ti, todo mi ser se ilumina. Es
verdad que has hecho cosas necias a veces, pero también las han hecho tus
otros hermanos. Y estás perdonado. Tú te arrepentiste y yo nunca pensé que
tú eras menos. Tú eres sólo una alegría para mí. Toda tu vida me ha
traído felicidad. Has sido un deleite para mi corazón.”

Y así es con muchos Cristianos en su relación con nuestro Padre celestial. El
diablo ha convencido a esos creyentes que lo único que han hecho es decepcionar
a Dios y que nunca podrán complacerlo. Así que ellos simplemente no aceptan el
amor de Dios. En lugar de eso, ellos viven como si Dios estuviera siempre
derramando su ira sobre ellos. Cuán horrible manera de vivir. Y cuán dolido
está Dios cuando ve a sus hijos vivir de esa manera.

Amado, desde el día que usted nació, usted ha sido muy especial para su Padre
celestial.

DAVID WILKERSON

jueves, 4 de noviembre de 2010

TODAS LAS TINIEBLAS SE DESVANECEN EN LA LUZ DE LA GLORIA DE DIOS REFLEJADA EN EL ROSTRO DE JESUCRISTO!

Estudiemos solamente a Cristo en el lugar secreto.
Servimos al mismo Dios y somos enseñados por el mismo Espíritu
Santo como todos los otros que han conocido a Cristo en su plenitud.

DAVID WILKERSON

miércoles, 3 de noviembre de 2010

UNA REVELACIÓN SIEMPRE CRECIENTE DE JESUCRISTO

Desde que aconteció la cruz, todos los gigantes espirituales han tenido una
cosa en común. Ellos estuvieron en una comunión íntima con el Señor; ellos
se perdieron en la gloriosa inmensidad de Cristo, y murieron lamentándose de
que aún conocían tan poco de Él. Así sucedió con Pablo, con todos los
discípulos, y con muchos de los padres de la iglesia primitiva; así también
con Lutero, Zwingli, y los puritanos; con los predicadores píos de Inglaterra,
y con muchos líderes devotos hoy en día.

Cada uno de estos gigantes compartían la misma pasión que los dominaba: tener
una revelación siempre creciente de Jesucristo. A ellos no les importaba lo
espectacular, lo de esta tierra, las cosas del mundo, el éxito, la ambición
ni la fama. Ellos oraban – no por cosas, no por bendiciones físicas, no para
ser usados, no por nada de sus “yo”, sino solamente por una revelación más
plena de la gloria y de la inmensidad de su Señor.

Satanás está manifestando gran poder, y el infierno está desatando toda su
furia en esta generación. Las fortalezas del enemigo son más fortificadas,
más poderosas, y más atrincheradas que en cualquier otra generación. Sin
lugar a duda, Satanás se está revelando al mundo como nunca antes y está
siendo conocido mejor, temido menos, y aceptado más.

¡Un conocimiento básico de Jesús que se consigue en escuela Bíblica no
será suficiente para esta guerra final! Saber acerca de él no es suficiente.
Necesitamos buscar una revelación más grande del Espíritu Santo. Eso
requiere pasar mucho tiempo en Su mesa. Usted puede conocerlo sólo estando
mucho tiempo en su presencia, sólo sentándose con él, escuchando su voz,
esperando en él para recibir sabiduría divina. Hombres ocupados, preocupados,
muy raramente llegan a conocerlo.

Pablo estaba comprometido a una revelación siempre creciente de Jesucristo.
Todo lo que él tenía de Cristo vino por revelación. Él dijo, “Por
revelación me fue declarado el misterio” (Efesios 3:3). El Espíritu Santo
conocía los profundos secretos escondidos de Dios, y Pablo oraba
constantemente por el don de gracia para entender y predicar “las insondables
riquezas de Cristo” (vs.8). Pablo dijo que tenemos acceso a estas gloriosas
riquezas en Cristo. Al hablar de los propósitos eternos de Dios, él dijo,
“en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en
él” (vs. 12).

Dios está buscando creyentes que busquen una revelación de él que sea propia
de cada uno – que tengan una intimidad personal tan profunda con Él para
abrir las “las insondables riquezas de Cristo”