domingo, 28 de julio de 2013

OBRAS DE TINIEBLAS

“Pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas? (Mateo 6:23). La Escritura deja en claro que los pecados ocultos son “obra de las tinieblas”. Sabemos por la Palabra de Dios que la luz no tiene comunión con las tinieblas. Pedro nos dice que Cristo “predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron” (1 Pedro 3:19-20). La desobediencia envió a esas almas a una prisión de oscuridad. De igual manera hoy en día, cada acto voluntario de desobediencia hace que la luz del discernimiento dentro de nosotros se vaya oscureciendo. Al pasar el tiempo, nuestra percepción de la verdad se va distorsionando y nuestro “cielo abierto” se vuelve cada vez más nublado. El Señor sufre grandemente cuando el pecado oculto trae densa oscuridad a nuestras almas. Y nada le entristece más que cuando resistimos y rechazamos Sus amonestaciones y la convicción de pecado. Considera este caso trágico descrito en una carta que recibimos: “Mi esposo se ha entregado completamente a la pornografía por Internet. Ahora presenté una demanda para el divorcio y a él ni siquiera le importa. Estuvimos felizmente casados durante veinticinco años antes que esto sucediera. No podía entender por qué él pasaba tanto tiempo encerrado en su cuarto con su computador. Entonces cierto día entré, y quedé impactada por la horrible suciedad que vi en la pantalla. Él se obsesionó. Su personalidad cambió y una maldad vino sobre él. Entonces supe que se había hecho un adicto. Él me dijo: ‘No puedo evitarlo. Voy a hacer lo que me dé la gana.’” El apóstol Pablo hace una declaración horrible dirigida a aquellos que “andan en la vanidad de su mente” (Efesios 4:17). Tales personas justifican su pecado, ya no buscan liberarse de él. Pablo dice de ellos: “teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón”. (Versículo 18) ¿Cómo fue que quedaron tan a oscuras y fueron cegados? Ellos cayeron bajo una ceguera que viene sobre todos los que se entregan al pecado: “los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.” (Versículo 19). John Owen, el escritor puritano, explica el trágico resultado: “Un hombre bajo el poder de una lujuria predominante está bajo una falsa seguridad y no discierne los tiempos peligrosos que vienen.” DAVID WILKERSON

viernes, 26 de julio de 2013

ÉL NOS ADOPTÓ

Creo que las dificultades a menudo nos sirven para llevarnos a la madurez y sacarnos de ataduras infantiles. Considera como reaccionan los niños: un minuto están riendo, y al otro están gritando. Son heridos con facilidad y lloran en demasía. Pero a pesar de esto, los padres piadosos aman y confortan a sus hijos a través de todas las experiencias de la vida. De igual manera, como cristianos, algunas veces hacemos pucheros o rabietas carnales cuando enfrentamos tiempos difíciles. Exclamamos: “Esta bien, Dios, si esa es la manera en que vas a tratarme, si tu vas a seguir permitiendo que me pasen cosas malas, entonces, ¿por qué tendría que seguir orando a Ti? Sin embargo, nuestro Padre celestial nos ama y conforta a través de cada rabieta, cada preocupación, cada uno de nuestros altibajos infantiles. Su gran deseo es que en medio de nuestras pruebas comencemos a echar mano del conocimiento de quiénes somos y de qué poseemos como Sus hijos. Él sabe que cuando somos sacudidos por el viento y las olas de nuestras emociones, a menudo olvidamos que somos Sus hijos y comenzamos a vivir muy por debajo de nuestros privilegios. ¡Sin embargo, su Palabra nos dice que somos Sus herederos y coherederos con nuestro hermano mayor, Jesús! “Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;” (Gálatas 4:1). Pablo estaba hablando de una costumbre Romana de la época. Un niño podía ser adoptado por un hombre rico y entonces era puesto bajo un tutor hasta que cumpliera los ocho años de edad. Desde de los ocho hasta los veinticinco años, el niño era puesto bajo la autoridad de un guardián. Durante todos esos años, el niño era heredero de una fortuna, sin embargo, virtualmente no tenía control o poder sobre su vida. Pablo dice que este niño es una ilustración de aquellos que están bajo la ley. La ley es el tutor que nos instruye en los mandamientos de Dios. Pero llega el tiempo en que la escuela termina y tenemos que ocupar nuestro lugar como herederos de las riquezas de Dios por medio de la gracia de Cristo. Sin embargo, muchos cristianos siguen viviendo de acuerdo a las buenas obras y reglas sin comprender su posición como hijos de Dios. “Cuando éramos niños, estábamos en esclavitud” (Versículo 3). Ellos aún están sirviendo a Dios como esclavos, atados por el temor, la culpa y la desesperación, porque no entienden su adopción. Pablo le dice a tales creyentes: “Aun eres niño en tus pensamientos, esforzándote bajo la esclavitud de leyes que tú mismo estableciste. ¿No ves que ahora eres señor sobre todas las cosas, capaz de participar en todo lo que tu Padre posee? Él te adoptó, te amó y te puso en la escuela para prepararte”. DAVID WILKERSON

jueves, 25 de julio de 2013

INCLUSO EL APÓSTOL PABLO TUVO DÍAS MALOS

Pablo fue azotado con un día malo mientras viajaba por Macedonia. “Cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores” (2 Corintios 7:5). Este hombre piadoso confesó que su hombre interior estaba plagado no solo por un temor, ¡sino qué por muchos temores! Ciertamente, Pablo no era un súper humano. Él estaba sujeto a las mismas emociones humanas que nosotros enfrentamos. En una ocasión, todos los creyentes de Asia se habían vuelto en su contra, aquellos por los cuales él había dado su vida. Él escribió: “…aunque amándoos más, sea amado menos” (2 Corintios 12:15). Sí, Pablo tuvo días terribles. Pero nunca cedió a las emociones y tentaciones que les acompañaban. Él testificó en su peor momento: “lleno estoy de consolación; sobreabundo de gozo en todas nuestras tribulaciones.” (2 Corintios 7:4). Entonces añadió: “Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló…” (verso 6). ¿Estás pasando por un mal día, una mala semana, un largo período de desaliento? ¿Estás decaído, desanimado, con pensamientos de abandonarlo todo? Si esto te describe, entonces, ¿cómo crees que Dios reacciona a tu prueba? ¿Acaso te reprende o te castiga? ¡No, nunca! Pablo declara: “El Señor nunca ha estado más cerca de ti, y más dispuesto a ayudarte que cuando estas decaído y herido”. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.” (2 Corintios 1:3-4). La palabra griega para “consolación” aquí significa “confortar o alentar, llamar cerca.” ¡Qué maravillosa verdad! Cuándo experimentamos días malos, nuestro Padre celestial saca provecho de ellos para acercarnos más a Él. DAVID WILKERSON

miércoles, 24 de julio de 2013

UN CIELO ABIERTO

Entonces Jesús se volvió a Natanael y le dijo: “De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.” (Juan 1:51). La expresión griega aquí viene de una raíz que sugiere “repetitivamente”. En otras palabras, Jesús le estaba diciendo a Natanael: “Dios va a darte revelaciones en forma continua”. De la misma manera, Dios hace este pacto con todo ministro del evangelio que vive una vida irreprensible, sin pecado oculto o secretos oscuros. Tal siervo recibe un continuo fluir de la revelación de la gloria de Cristo. Y él actúa como un oráculo de Dios, recibiendo continuamente una palabra fresca del cielo. Muchas veces me sorprendo por las palabras frescas y ungidas que escucho en estos días provenientes de una cantidad de predicadores jóvenes desconocidos. Recibimos muchas grabaciones de predicaciones de todo el país, y ocasionalmente una grabación contiene un mensaje así. Cuando escucho este tipo de visión pura de Cristo, a veces llamo al ministro que predica y le pido más grabaciones. Si las grabaciones prueban ser consistentes en visión y mensaje, el predicador puede ser invitado a predicar en nuestra iglesia de Times Square. De hecho, así fue como conseguimos a nuestro pastor asociado Carter Conlon. Tales siervos son francos y sencillos en su caminar con Dios, y sus vidas son libros abiertos. Son devotos a sus familias y ni siquiera dan una señal de ambición. En vez de eso, pastorean felizmente pequeñas congregaciones, pasando muchas de sus horas del día solos en oración. Su mismísima presencia está llena del Espíritu de Dios y las revelaciones de Cristo fluyen de ellos como ríos de vida. Nuestra iglesia está compuesta también de ancianos piadosos. A menudo cuando escucho a estos hombres enseñar, muevo la cabeza en señal de asombro, y me pregunto: “¿De dónde sacaron estos siervos de Dios tan increíbles revelaciones de la gloria, poder y suficiencia de Cristo? Ellos no tienen adiestramiento teológico, sin embargo, ¡están enseñando raudales de revelación pura y santa! Como Natanael, estos son siervos en quienes no se encuentra malicia, ni hábito secreto o pecado. Por lo tanto, ellos pueden ver, oír y discernir la voz de Dios hacia ellos y ¡reconocer el latido de Su corazón claramente! DAVID WILKERSON

lunes, 22 de julio de 2013

EL PRÓDIGO Y SU HERMANO

Tanto el hijo pródigo, como su hermano eran igualmente pecaminosos. El más joven no había entendido el propósito de la gracia, el cual es crecer hasta la madurez de la santidad. Pero el hijo mayor nunca conoció el corazón de su padre. Siempre trató de ganarse el amor de su padre por su obediencia y sus actos. Él no podía aceptar que su padre siempre lo había amado incondicionalmente, totalmente aparte de sus buenas obras. La verdad es que su padre lo amaba simplemente porque había nacido de él. “Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo” (Lucas 15:28-30). El hijo mayor estaba diciéndole a su padre: “Todos estos años, he trabajado tan duramente para agradarte, pero tú nunca me has mostrado este tipo de amor. Por lo menos yo nunca lo he sentido”. Esto resume la raíz del problema del hijo que protestaba. Él pensaba que él había ganado, a través de buenas obras, lo que su hermano menor había recibido a través de la gracia. A todo legalista le cuesta dejar de lado la obra de la carne. ¿Por qué? ¡Porque nuestra carne quiere hacer cosas para Dios! Queremos ser capaces de decir: “Me gané mi paz en el Señor. He ayunado, he orado, he hecho todo para obtener la victoria. He trabajado duro y ahora finalmente, lo he logrado”. Si somos honestos, veremos que nuestra carne siempre protesta contra la dependencia en el Señor. No queremos depender de Su misericordia y de Su gracia o reconocer que sólo Él nos puede dar el poder, la sabiduría y la autoridad para vivir como vencedores. Debemos tener cuidado de no hacer la protesta del hermano mayor. Es una protesta de la soberbia humana y ¡es un hedor en la nariz de Dios! DAVID WILKERSON

viernes, 19 de julio de 2013

MEDITAD SOBRE VUESTROS TUS CAMINOS

Gracias a Dios por el profeta Hageo. Él era un hombre de Dios, viviendo en victoria, alguien que tenía la mente de Dios, que caminó en la gracia, y que tenía el cielo abierto. Llegó al lugar del templo (que no estaba terminado) en Jerusalén y les dio esta advertencia a Zorobabel y a Josué: “¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa [de Dios] está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos” (Hageo 1:4-5). Éste era un llamado para dejar de enfocarse en sí mismos, no sólo en su comodidad, sino también en su desesperación. Hageo estaba diciendo: "¡Olvida el pasado! Es hora de levantarse de su letargo. A pesar de todo su pecado, Dios quiere que continúen Su obra desde donde la dejaron. Ahora, recojan sus instrumentos de trabajo y recuperen su confianza en el Señor. ¡Vuelvan a su lugar secreto de oración y a confiar en Dios. ¡Pronto escucharán su voz otra vez!" La Escritura dice: “Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel…y el espíritu de Josué…y el espíritu de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa de Jehová de los ejércitos, su Dios” (versículo 14). Luego Dios les dio esta promesa: “Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día en adelante…desde este día os bendeciré” (2:18-19). Zorobabel y Josué volvieron a caminar una vez más en fe y en justicia. Y ahora el profeta les trajo la mejor palabra de todo: ¡Dios iba a derribar el obstáculo que casi los destruyó! “¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella” (Zacarías 4:7). Amado, en esto consiste tu tribulación presente. Dios despertará una vez más tu corazón y verás el cumplimiento de tu llamado. El Espíritu Santo va a destruir todas las fortalezas en tu vida, no por tu fuerza, sino por la de Él. Entonces, terminarás el curso que Dios ha puesto delante de ti. Y, como Zacarías, lo harás con gritos: “¡Gracia, gracia! ¡Dios ha sido misericordioso y fiel conmigo!” DAVID WILKERSON

jueves, 18 de julio de 2013

EL CLAMOR DE UN CORAZÓN ARREPENTIDO

“Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase” (Lucas 15:25-28). El hermano mayor del pródigo se molestaba más y más. Después de todo, él había servido diligentemente a su padre por años, nunca había transgredido ningún mandamiento. Él estaba erguido según la ley y se había mantenido escrupulosamente limpio. Así, asomándose por esa ventana, este hijo mayor vio la visión de gracia más grande dada a la humanidad: El padre estaba abrazando a un hijo arrepentido, perdido. Él no formuló pregunta alguna ni sermoneó; por el contrario, lo vistió con un vestido nuevo y lo puso de vuelta en su posición inicial de favor y bendición plenos. ¡Luego, lo trajo a la fiesta! La visión que este hijo mayor tuvo fue que una persona puede arrepentirse, sin importar cuánto se haya hundido, si es que simplemente deja de manejar su propia vida y vuelve al padre. Pero el hermano mayor protestó y se negó a ir a la fiesta. ¿Por qué? ¡Él no quería participar de lo que él vio como una gracia fácil! Es típico que una mente legalista proteste ante una muestra generosa de gracia para con un hijo apartado que retorna. Muchos cristianos, sentados al costado de drogadictos o alcohólicos en la iglesia, piensan: “Gracias a Dios yo nunca pequé de esa forma. Él podría caer otra vez mañana”. La Escritura dice que este tipo de orgullo es más letal que cualquier adicción: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:12). La verdad es que cuando el pródigo vio a su hermano mayor mirándolo con el ceño fruncido desde la ventana, probablemente pensó: “¡Oh, mi hermano, si sólo supieras cuánto te admiro! Tú nunca te fuiste a pecar como yo lo hice. Tú tienes el mejor testimonio. Y deberé vivir toda mi vida con el recuerdo de haber traído vergüenza al buen nombre de nuestra familia. Sé que no merezco nada de esto. De hecho, tú deberías estar en este lugar. ¡Cuánto deseo haber tenido comunión contigo!” “Ése es el clamor de un corazón verdaderamente arrepentido y humillado! DAVID WILKERSON

miércoles, 17 de julio de 2013

CRISTIANOS HAMBRIENTOS

Lucas escribe acerca del hijo pródigo: “Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba” (Lucas 15:14-16). He visto este tipo de inanición entre los cristianos. Alguna vez tuvieron un testimonio maravilloso de gracia y misericordia pero, a causa del pecado, se convirtieron en esqueletos espirituales sin vida en absoluto. Lucas escribe: “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros” (versículos 17-19). El joven pródigo tuvo que admitir: “Yo no puedo manejar estas bendiciones después de todo. ¡He pecado contra Dios y contra mi familia y he derrochado todo lo que me fue dado!” El arrepentimiento es más que sólo girar y volver a Dios. Es una rendición total del auto gobierno, es un retorno a Dios con esta confesión: “Señor, he arruinado mi vida y ahora vengo en humildad delante de ti para pedirte que te encargues de mi vida”. Ahí es cuando Dios comienza a hacer una obra muy especial de restauración. Cuando el hijo regresó, fue completamente restaurado en la casa de su padre, ¡no como siervo sino como hijo! Él estaba dispuesto a someterse a su padre y estar bajo su gobierno. Lo que más deseaba era tener intimidad con su padre. Había perdido todo interés en las cosas del mundo y estaba listo para hacer lo que su padre le ordenara (ver versículos 20-23) ¡Qué escena tan maravillosa de restauración total! DAVID WILKERSON

martes, 16 de julio de 2013

¿DEBERÍAMOS INVERNAR EN FENICE?

Pablo y “algunos otros prisioneros” estaban siendo transportados a Roma, pero encontraron muchas dificultades en su travesía. Debido a que navegar era muy peligroso, Pablo quería permanecer en un lugar llamado Buenos Puertos pero no le hicieron caso. “Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice…e invernar allí. (Hechos 27:12) Cuando estamos pasando por una tormenta, podemos perder la vista del hecho de que la nave donde vamos es un barco de guerra. Estamos en una guerra contra Satanás, y por eso enfrentamos una batalla constante contra los poderes de las tinieblas. Esa es una buena razón de porqué no podemos permitirnos “invernar en Fenice”. Estamos en guerra contra un enemigo que trae depresión, que ataca los matrimonios y que está esclavizando a una nueva generación de adolescentes a la heroína, un problema creciente en muchas ciudades. Hemos ido a la guerra creyendo que el evangelio glorioso de Cristo liberará a los cautivos, que Él es fiel para romper las cadenas de aquellos en esclavitud, para liberar a las familias envueltas en problemas y para alcanzar a los más necesitados con Su generoso amor. Para estar en esta batalla, es imperativo que mantengamos nuestro enfoque en la misión que Él nos ha dado y escuchar Su voz dirigiéndonos. Nuestra misión es siempre secundaria, lo que es primario es “saber a quién hemos creído” (Ver 2 Timoteo 1:12) ¿Te habla esto a ti? ¿Es que tu embarcación ha tomado la prioridad por sobre Jesús en tu corazón? ¿Has sido atrapado por una preocupación de la carne, sea esta vivir la buena vida o tener éxito en tu ministerio? Ninguna de las anteriores es el supremo llamado de Dios para ti. No me malentiendas: Él no quiere que dejes de trabajar duro o de servir con devoción. Sin embargo, ¿Podría ser que Él esté hablando ahora mismo acerca de qué es más importante en tu corazón? Si has estado pasando tus inviernos en Fenice, Él te está llamando a volver a tu viaje hacia Roma. Deja de lado todo lo que te impide estar “en misión por Jesús”. GARY WILKERSON

lunes, 15 de julio de 2013

LO QUE NOS ENSEÑA LA GRACIA

En la iglesia Times Square, predicamos sobre la misericordia, la compasión y la ternura de Dios para con nosotros. Su justificación y santificación para nosotros y la aceptación de nuestras vidas por parte de Él, en Su Hijo. Todas estas doctrinas se centran en la gracia de Dios hacia nosotros a través de Jesucristo. Pero ¿qué nos sucede cuando intentamos acumular esta rica herencia? Considera lo que le sucedió al hijo pródigo en Lucas 15:11-32. Cuando se hizo de las riquezas de su padre, comenzó a hacerse un agujero en su bolsillo y decidió volverse al mundo para satisfacer el deseo de su corazón. Se dijo a sí mismo: “¡Mi bendición durará mucho tiempo!”. Estoy convencido de que muchos cristianos no pueden manejar las bendiciones de la gracia. Se glorían en el mensaje del perdón inmerecido de Dios, se llenan la cabeza de todos los pasajes bíblicos que hablan de Su misericordia y compasión. Les encanta escuchar la historia del pastor que va en busca de la oveja perdida, ya que les hace sentir bien. Pero, una vez que ellos han acumulado toda la rica y gloriosa verdad acerca de la gracia de Dios para con ellos, un agujero comienza a hacerse en su cartera de carne. Y en ellos, ¡se convierte en una licencia para pecar! De esta manera, el pródigo hizo mal uso de su riqueza. Gastó las riquezas de su padre, en fiestas, apuestas, borracheras y prostitutas. Noche tras noche malgastaba sus bendiciones, cayendo cada vez más profundo en el pecado. Aun así, cada mañana se despertaba, se sacudía de cualquier convicción de pecado, volvía a su escondite y se decía a sí mismo: “Todavía me queda mucho, lo tengo bajo control”. De la misma forma, hoy muchos cristianos huyen a algún lugar de placer prohibido, esperando gastar sus riquezas en una vida desenfrenada. Sus deseos los llevan a la cama de un fornicario, al consumo de cocaína, al homosexualismo, a la pornografía, al alcohol o a las drogas. Sin embargo, ellos constantemente se consuelan a sí mismos en su pecado, diciendo: “La gracia de Dios es más que suficiente para mí. Él me amará sin importar lo que yo haga con mi carne. ¡Sus misericordias son para siempre!” ¡No! La gracia de Dios no está para ser pervertida y malgastada. De hecho, está para tener justamente el efecto contrario. Pablo escribe: “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente” (Tito 2:11-12). ¡La gracia de Dios nos enseña piedad, justicia y un temor santo al Señor! DAVID WILKERSON

viernes, 12 de julio de 2013

CUANDO DIOS YA NO HABLA

Isaías fielmente profetizó a Israel que “los oídos de aquel que oye” algún día serían abiertos. Pero tristemente, sus oidores habían cerrado sus oídos a la voz de Dios. ¡Ellos deseaban aferrarse a sus pecados! “Por cuanto llamé, y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada. Por tanto, así dijo Jehová el Señor: He aquí que mis siervos comerán, y vosotros tendréis hambre; he aquí que mis siervos beberán, y vosotros tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán, y vosotros seréis avergonzados; he aquí que mis siervos cantarán por júbilo del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor del corazón, y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis.”(Isaías 65:12-14) Cuán trágico es rehusarse a escuchar las dulces advertencias del Espíritu Santo. Cuando cerramos nuestros oídos a la orden de Dios de hacer morir los pecados de nuestra carne, estamos condenados a experimentar todo tipo de tristeza y dolor. Por favor, entiende que no estoy hablando de un siervo de Dios que ha sido sobrepasado por un pecado que odia. Ni tampoco me refiero al creyente que no se permitirá descanso hasta que el Espíritu Santo lo libere. Más bien, estoy hablando del creyente que ha aprendido a amar su pecado, quien ha puesto su cabeza sobre la falda de una Dalila. Tal persona ha endurecido su conciencia. El siervo que continúa en sus caminos pecaminosos ciertamente oirá voces, pero ninguna de esas voces será la de Dios. Al contrario, esa persona será entregada al engaño: “También yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada.” (Isaías 66:4). ¡Qué cosa más horrible es cuando Dios ya no habla! Pero qué alentador es saber que el Espíritu Santo nos advertirá amorosamente y nos protegerá del pecado. DAVID WILKERSON

jueves, 11 de julio de 2013

PRESERVADO Y LIBERADO

Y el Señor me librará de toda obra mala, y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos.” (2 Timoteo 4:18) La palabra preservar aquí significa “guardar, proteger, conservar, mantener seguro, cercar”. Dios está diciendo: “Yo voy a guardarte, protegerte, conservarte, mantenerte seguro y voy a cercarte para que el diablo no pueda tocarte. Yo mismo te libraré hasta que llegues a Mi reino celestial.” ¿Ve usted lo mentiroso que es el diablo? Él dice que te va a atrapar, ¡pero Dios ha prometido guardarte todo el tiempo! Hace poco tuve una experiencia increíble. Me había levantado temprano para orar y estaba sentado en la sala de estar con mi Biblia. De pronto, Satanás comenzó a invadir mi mente. Gritó maldiciones viles y amenazadoras hacia mí: “¡Vas a ser destruido! ¡Te has pasado toda una vida sirviendo a Dios por nada porque ahora te voy a atrapar y te voy a derribar en tus años finales!”. Visualicé en mi mente a todos los evangelistas que Satanás había hecho caer en años recientes. El demonio gritó: “Los atrapé a todos y ellos amaban a Jesús tal como lo haces tú. ¿Qué te hace pensar que eres tan especial? Tú no eres bueno, no eres nada más que un mentiroso y engañador, ¡y voy a hacer que tú y tu ministerio dejen de funcionar para siempre!” Fue el ataque más devastador que he sentido en toda mi vida. Me sentí abrumado, ¡el ataque literalmente me dejó sin aliento! Pero entonces el Espíritu del Señor vino sobre mí y me puse de pie con una ira santa, até a Satanás y lo eché de mi presencia. “¡Diablo, eres un mentiroso y padre de todas las mentiras!” Le reprendí con la Palabra de Dios ¡Y la Palabra de Dios me liberó de todo temor! Amado, Dios quiere hacer lo mismo por ti. ¿Lo dejarías? Escucha de nuevo la Palabra de Dios para ti: “Él guarda las almas de sus santos; De mano de los impíos los libra” (Salmos 97:10). El Señor te guardará, protegerá, conservará y pondrá un seto alrededor tuyo, ¡hasta que el día que Jesús regrese! DAVID WILKERSON

miércoles, 10 de julio de 2013

FE QUE SE MANTIENE AL MARGEN

Si eres un cristiano que decide mantenerse al margen de la fe y que va a la iglesia solamente para ser confortado, no tendrás mucha resistencia por parte del enemigo. Pero si estás determinado a vivir para Jesús -si tienes una visión por los que sufren, por los perdidos y por el cuerpo de Cristo- Satanás arrojará todo su arsenal en tu contra. Tu viaje estará lleno de pruebas y peligros que sacudirán tu alma. El viaje de Pablo a Roma, tal como se describe en Hechos 27, ilustra cómo algunos de nosotros reaccionamos a los golpes de Satanás. Cuando el barco que transportaba a Pablo completó la primera etapa del viaje, leemos: “Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice…e invernar allí.” (Hechos 27:12) Pablo estaba en contra de esta decisión, no sólo porque los sacaba de la ruta para llegar a Roma, sino porque el Espíritu le advirtió de ello a su corazón. En ese momento, sin embargo, parecía que era la decisión más conveniente de tomar. Más tarde, el barco se encontró con serios problemas y eso casi les cuesta la vida a todos. Señalo esto porque cuando algunos cristianos se encuentran con la resistencia del enemigo en su misión, ellos deciden “ir a Fenice a pasar el invierno.” Es un hecho que todos nosotros necesitamos vacaciones para refrescar nuestro espíritu del ministerio constante a las necesidades de los demás. Pero me estoy refiriendo a algo diferente, a una condición del corazón que dice: “Toma tu misión un poco mas de relajo. Frena un poco y mantén esa velocidad”. Cuando los cristianos hacen esto, están completamente fuera de curso. Su misión ya no es Cristo, sino más bien, el cuidado de la nave, y eso significa mantenerse alejado de las tormentas. En efecto, se retiran de la oposición que se les ha levantado. Estos creyentes no lo saben, pero han sido despojados de su alta vocación. Eso no es poca cosa a los ojos de Dios. Si estoy navegando hacia Fenice en lugar de Roma, significa que nadie está yendo hacia Roma con la misión que Dios me dio. La nave se está conservando en buen estado y se mantiene en condiciones de trabajo, pero irónicamente, la misión para esa nave no está siendo cumplida. Comodidad y descanso no son el objetivo del reino. La vida del Reino dice: “Esta vida no es mía, he sido comprado por precio, Jesús me guía en todo y me provee de la gracia para lograrlo, no importa la oposición que pueda venir.” GARY WILKERSON

lunes, 8 de julio de 2013

EL CIELO NO ES UN CENTRO DE RETIRO

Quizás te preguntes: “Señor, ¿por qué me fastidia tanto mi trabajo? ¿Por qué siempre me siento como un extraño? ¿Qué me está pasando? No hay nada malo en ti. ¡Dios está obrando! Te mantiene enfermo y cansado de este mundo moribundo. Él te está diciendo: “No puedes envolverte tanto en ‘lograrlo’ acá, porque todo se convertirá en humo. Pon tus afectos en las cosas de arriba, en el nuevo mundo que vendrá”. Tú respondes: “Pero, ¡qué desperdicio! Tengo tanta energía. Tengo talentos, ideas, una mente lúcida y deseos de lograr mucho. Sin embargo, me siento sofocado, bloqueado, es tan frustrante”. Tengo buenas noticias para ti: Cuando todo acabe y tus amigos burladores sean cortados, sus trabajos consumidos, sus carreras deshechas, su dinero quemado, tu trabajo recién está a punto de comenzar. Verás, el cielo no es un centro de retiro para jubilados. Por el contrario, nuestro hogar eterno es un lugar de gran acción, lleno de nuevos horizontes y de planes increíbles. Dios hará total uso de todos nuestros dones, talentos y deseos allá. Él no va a desperdiciar nada de lo que te haya dado. Más bien, tus dones serán multiplicados, ¡Él te usará para Su gloria en la eternidad! Jesús nos da varios indicios de cómo será esta experiencia: “Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá” (Mateo 24:46-47). En griego, el texto sugiere una “cita eterna”. Estaremos sobre todos sus bienes por toda la eternidad. “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré” (Mateo 25:21). “Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades” (Lucas 19:17). Citas eternas…puestos sobre su casa…sobre sus bienes…teniendo autoridad sobre ciudades. ¡Gobernaremos y reinaremos con Jesús en Su reino, como reyes y sacerdotes! DAVID WILKERSON

viernes, 5 de julio de 2013

LOS VIENTOS ESTABAN EN CONTRA DE NOSOTROS

Para cuando el navegó hacia Roma (Hechos 27), Pablo ya había llevado una vida ministerial plena. Este hombre había logrado cosas increíbles y aún conservaba una pasión ardiente de derramar su vida por el evangelio. Pablo fue llamado por Dios como apóstol y había supervisado iglesias a lo largo de Asia y parte de Europa. Pero él también era un evangelista y apologético que llevaba la causa de Cristo delante de cortes y reyes. Pablo lo había sacrificado todo para servir en sus misiones dirigidas por el Espíritu Santo. Ahora estaba resuelto: “Quiero llevar el evangelio de Cristo al mismo epicentro del mundo. He puesto mi meta en Roma, para predicarle al mismo César.” Pablo estaba tan decidido de hacerlo, que puso su propia vida en riesgo para verlo cumplido. Él estaba en prisión en ese entonces y tuvo una oportunidad de ser puesto en libertad, pero él la desestimó para poder estar delante de César, a quien él había apelado. Si perdía, él podría perder su vida. Fue una elección que tomó solamente por la causa del Evangelio (ver Hechos 25:1-12). En su viaje a Roma, Pablo fue llevado en un barco que pronto enfrentó la dificultad: “…los vientos eran contrarios” (Hechos 27:4). Éste era un obstáculo de la naturaleza, pero fácilmente Pablo pudo haberlo visto como una oposición espiritual. El hecho es que si tú has fijado tu rostro como una saeta con la visión del Evangelio, el infierno entero te perseguirá. Esta frase pudo usarse para describir la vida de Pablo hasta ese punto. Él había soportado muchas tribulaciones, desde naufragios y golpes hasta conspiraciones de asesinato. Pablo pudo resistirlo todo porque su mente estaba siempre puesta en su misión: vivir, predicar y servir a Cristo. Tú puedes soportar mucho sufrimiento cuando tu corazón está fijo en un propósito, pero si tu corazón se ha establecido en la comodidad, no podrás soportar ningún sufrimiento en lo absoluto. La Biblia dice claramente que debemos proclamar la gracia de Dios a un mundo caído y pecaminoso. Somos llamados a amarnos unos a otros y a adorar juntos en la verdadera unidad del Evangelio. Somos llamados a ministrar a los pobres, y al hacer todas estas cosas, llevamos la luz de Cristo a un mundo en tinieblas. En resumen, hemos sido llamados a entregar el amor de Dios a los demás a través de nuestras palabras y acciones, para que el mundo pueda cambiar. GARY WILKERSON

miércoles, 3 de julio de 2013

¡PLANES DE EMERGENCIA PARA LA CRISIS!

“Desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra” (Lucas 21:26) ¡PLANES DE EMERGENCIA PARA LA CRISIS!. Incluso cristianos devotos están siendo atrapados en esta ola de temor y ansiedad sobre el futuro. La gente tiene miedo de que el barco se hunda. La humanidad está anhelando seguridad. ¿Te suena aterrador todo esto? Ciertamente, todo parece estar cayendo a pedazos, hasta donde el ojo natural puede discernir. En su momento más honesto, incluso el escéptico debe admitir que algo apocalíptico está teniendo lugar en el mundo. En conjunto con una visión de calamidades, Dios me ha dado un mensaje muy especial de esperanza para todos los verdaderos creyentes. Le cuestioné desesperadamente a Dios acerca de todas las cosas que vi que vendrían. Le pedí que me mostrara cómo los cristianos podrían hacer todo lo que tienen que hacer, en un tiempo tan limitado, cuando muchos se están escondiendo. ¿Cómo pueden los cristianos mantener fuera de su corazón el miedo? ¿Cómo pueden enfrentar todos los reportes noticiosos y esperar todas las calamidades y desastres sin tener miedo por sus casas y sus niños? ¿Renuncian y le dejan este viejo mundo al diablo para que se salga con la suya? ¿Pagan todas sus deudas, colocan algunas reservas en el banco, y a continuación, sólo tratan de aguantar la crisis con la esperanza de que vendrán días mejores? ¿Compran una granja o un pedazo de tierra y huyen al campo, con la esperanza de poder escapar de las tragedias que vengan? ¿Dejan que muera su motivación y se rinden al miedo? ¿Abandonan todos sus sueños y ambiciones y se vuelven como ermitaños? Estimado amigo, oye lo que el Espíritu Santo me habló, solo cinco pequeñas palabras, pero tan poderosas que despertaron en mí una nueva esperanza y fe gloriosas. Estas cinco pequeñas palabras son: “Dios tiene todo bajo control”. ¡Eso es, todo está bajo control! Tú y yo, y todo lo que nos concierne, está bajo Su control. No importa cómo se vean las cosas en este mundo corrompido, todas las cosas todavía están obrando para el bien de todos los que aman a Dios y son llamados conforme a su propósito (ver Romanos 8:28). El futuro parece fatídico y perturbador, pero David dijo: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo” (Salmos 23:4) El mensaje para los creyentes de hoy en día, es que el futuro está bajo el control de Dios, así que no hay que temer. DAVID WILKERSON

martes, 2 de julio de 2013

ACCESO TOTAL

Cada cuatro años, Estados Unidos inviste a un nuevo presidente en lo que se llama “la oficina más poderosa de la tierra.” Su firma es ley. Él comanda el ejército más poderoso del mundo. Pero el poder que tiene es nada comparado con el poder que Jesús nos ha dado a ti y a mí. Tenemos acceso total a la mismísima presencia del Creador, ¡El Dios vivo! “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo...acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe” (Hebreos 10:19-22). La palabra libertad en este versículo significa “actuar abiertamente con confianza o asegurar publicidad.” Amado, esa “publicidad” es por causa del diablo. Esto significa que podemos decir a todos los demonios en el infierno: “¡Tengo derecho por la sangre de Jesucristo a entrar en la presencia de Dios y hablar con Él, y Él conmigo!" ¿Crees que tienes este derecho, que Dios está dispuesto a salir y encontrarse contigo? ¡Acerquémonos a Él con un corazón lleno de la seguridad de la fe! No venimos por la sangre de un ave o de una cabra o de un toro, sino por la sangre de nuestro Señor Jesucristo. “Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención. Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (Hebreos 9:12-14). Nada estremece más el corazón de Dios que ver a sus hijos viniendo a Él con valentía, sin timidez. Él quiere que vengamos diciendo: “Tengo derecho a estar aquí. E incluso si mi corazón me reprende, Dios es más grande que mi corazón” (1 Juan 3:20). DAVID WILKERSON