miércoles, 24 de julio de 2013
UN CIELO ABIERTO
Entonces Jesús se volvió a Natanael y le dijo: “De cierto, de cierto os
digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que
suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.” (Juan 1:51). La expresión
griega aquí viene de una raíz que sugiere “repetitivamente”. En otras
palabras, Jesús le estaba diciendo a Natanael: “Dios va a darte revelaciones
en forma continua”.
De la misma manera, Dios hace este pacto con todo ministro del evangelio que
vive una vida irreprensible, sin pecado oculto o secretos oscuros. Tal siervo
recibe un continuo fluir de la revelación de la gloria de Cristo. Y él actúa
como un oráculo de Dios, recibiendo continuamente una palabra fresca del cielo.
Muchas veces me sorprendo por las palabras frescas y ungidas que escucho en
estos días provenientes de una cantidad de predicadores jóvenes desconocidos.
Recibimos muchas grabaciones de predicaciones de todo el país, y ocasionalmente
una grabación contiene un mensaje así. Cuando escucho este tipo de visión
pura de Cristo, a veces llamo al ministro que predica y le pido más
grabaciones.
Si las grabaciones prueban ser consistentes en visión y mensaje, el predicador
puede ser invitado a predicar en nuestra iglesia de Times Square. De hecho, así
fue como conseguimos a nuestro pastor asociado Carter Conlon.
Tales siervos son francos y sencillos en su caminar con Dios, y sus vidas son
libros abiertos. Son devotos a sus familias y ni siquiera dan una señal de
ambición. En vez de eso, pastorean felizmente pequeñas congregaciones,
pasando muchas de sus horas del día solos en oración. Su mismísima presencia
está llena del Espíritu de Dios y las revelaciones de Cristo fluyen de ellos
como ríos de vida.
Nuestra iglesia está compuesta también de ancianos piadosos. A menudo cuando
escucho a estos hombres enseñar, muevo la cabeza en señal de asombro, y me
pregunto: “¿De dónde sacaron estos siervos de Dios tan increíbles
revelaciones de la gloria, poder y suficiencia de Cristo? Ellos no tienen
adiestramiento teológico, sin embargo, ¡están enseñando raudales de
revelación pura y santa!
Como Natanael, estos son siervos en quienes no se encuentra malicia, ni hábito
secreto o pecado. Por lo tanto, ellos pueden ver, oír y discernir la voz de
Dios hacia ellos y ¡reconocer el latido de Su corazón claramente!
DAVID WILKERSON
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