miércoles, 30 de abril de 2014

NO LE DES A SATANÁS NI UNA PULGADA DE TERRENO

Jesús le dijo a sus discípulos: “Viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí” (Juan 14:30). Él estaba diciendo, en esencia: “Cuando Satanás viene a Mí, él no puede hallar un lugar. Estoy bajo la autoridad total de Mi Padre”. De igual manera, Satanás no puede entrar en el cuerpo o en el espíritu de algún creyente que cuya vida esté completamente sometida a la Palabra de Dios. A él se le debe dar un lugar para que pueda tener terreno. Y eso sólo sucede cuando una persona sustrae del “precio de la heredad”. Déjame explicar. En Hechos 5 una pareja llamada Ananías y Safira vendió una porción de su tierra y dio las ganancias a la nueva iglesia en Jerusalén. Pero, cuando pusieron la cantidad a los pies de Pedro, el apóstol se quedó perplejo. Él les preguntó: “¿Por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? (Hechos 5:3). Tan pronto como Pedro dijo estas palabras, Ananías cayó muerto ahí mismo y un minuto después, su esposa. ¿Cuál es la lección que Dios quería enseñar a la iglesia a través de esto? No creo que tenga nada que ver con el pedazo físico de terreno que pertenecía a Ananías y Safira. Más bien, tenía que ver con el territorio interno en sus corazones. Esta pareja creía que podía ser 95 porciento obediente a Dios, pero mantenerse desobediente en una pequeña área y sentirse seguros. Habían escuchado la Palabra pura de Dios predicada, pero se rebelaron contra lo que sabían que era cierto. Se convencieron así: “Podemos servir al Señor y quedarnos con esto”. Esa era una mentira al Espíritu Santo. Así, que la parte del precio con la que se quedaron no tenía que ver con dinero, sino con un pequeño terreno de codicia en sus corazones. Era una pequeña área lo suficientemente grande para darle a Satanás una fortaleza y con su propia y terca desobediencia, permitieron que el enemigo llenara sus corazones. Por eso Pablo advierte: “Ni deis lugar al diablo” (Efesios 4:27). El ejemplo de Ananías y Safira es claro: El precio de una vida vencedora no es poca cosa. Significa sujetar nuestras vidas completamente a la Palabra de Dios, sin lugares oscuros, deseos ocultos o rebeliones. No le des a Satanás ni una pulgada de terreno. Eso es todo lo que él necesita para entrar y establecer una base de poder. DAVID WILKERSON

martes, 29 de abril de 2014

IRÉ CONTIGO

Pablo le dijo a Timoteo: “Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia” (1 Timoteo 1:3), pero Timoteo, que amaba a su mentor, dijo: “Iré contigo”. No sé por qué Timoteo quería ir con Pablo. Quizás era porque simplemente amaba a Pablo o quizás porque se estaba empezando a frustrar en Éfeso. Aparentemente, los efesios se habían enfocado en ellos mismos, viviendo un estilo de vida de justicia propia y tratando de verse bien. Cuando uno se llena de justicia propia, a menudo significa que estás engañado y te vuelves angurriento, egoísta y ambicioso. En ese momento había una hambruna en Macedonia y también en Jerusalén y las iglesias que se encontraban ahí enfrentaban una pobreza extrema. Mientras sufrían en Macedonia, en Éfeso, aparentemente, la economía seguía siendo buena y ellos tenían muchos recursos que guardaban para ellos mismos. Pablo le dice a Timoteo: “A los ricos de este siglo [los efesios] manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos” (1 Timoteo 6:17-18). En algunas traducciones, este versículo dice: “Manda a aquellos que son ricos en el presente, que sean generosos”. ¿Por qué diría Pablo algo que suena más bien ridículo? No parece natural mandar a la gente a ser generosa y a no retener las cosas sólo para ellos, sino a repartir este generoso don de Dios a los que les rodean. ¿Por qué mandaría Pablo a dar? Cuando Pablo le dijo a Timoteo que “mande” a los efesios a dar, no era para hacer que ellos sólo den, sino para que vieran que en sus vidas, les faltaba una parte de la gracia. La iglesia en Macedonia tenía lo que le faltaba a la iglesia en Éfeso. Es cierto que la iglesia en Macedonia había sido golpeada por la pobreza en lo natural, pero era increíblemente generosa, ya que no tan sólo daba, sino que daba más allá de su capacidad (ver 2 Corintios 8:1-3). Leemos que los macedonios les pedían “con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos” (2 Corintios 8:4). La iglesia en Macedonia, obviamente entendía la gracia. Ellos andaban en la gracia y Timoteo quería verlo con sus propios ojos. Pablo le dijo a Timoteo: “Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia” (1 Timoteo 1:3), pero Timoteo, que amaba a su mentor, dijo: “Iré contigo”. No sé por qué Timoteo quería ir con Pablo. Quizás era porque simplemente amaba a Pablo o quizás porque se estaba empezando a frustrar en Éfeso. Aparentemente, los efesios se habían enfocado en ellos mismos, viviendo un estilo de vida de justicia propia y tratando de verse bien. Cuando uno se llena de justicia propia, a menudo significa que estás engañado y te vuelves angurriento, egoísta y ambicioso. En ese momento había una hambruna en Macedonia y también en Jerusalén y las iglesias que se encontraban ahí enfrentaban una pobreza extrema. Mientras sufrían en Macedonia, en Éfeso, aparentemente, la economía seguía siendo buena y ellos tenían muchos recursos que guardaban para ellos mismos. Pablo le dice a Timoteo: “A los ricos de este siglo [los efesios] manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos” (1 Timoteo 6:17-18). En algunas traducciones, este versículo dice: “Manda a aquellos que son ricos en el presente, que sean generosos”. ¿Por qué diría Pablo algo que suena más bien ridículo? No parece natural mandar a la gente a ser generosa y a no retener las cosas sólo para ellos, sino a repartir este generoso don de Dios a los que les rodean. ¿Por qué mandaría Pablo a dar? Cuando Pablo le dijo a Timoteo que “mande” a los efesios a dar, no era para hacer que ellos sólo den, sino para que vieran que en sus vidas, les faltaba una parte de la gracia. La iglesia en Macedonia tenía lo que le faltaba a la iglesia en Éfeso. Es cierto que la iglesia en Macedonia había sido golpeada por la pobreza en lo natural, pero era increíblemente generosa, ya que no tan sólo daba, sino que daba más allá de su capacidad (ver 2 Corintios 8:1-3). Leemos que los macedonios les pedían “con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos” (2 Corintios 8:4). La iglesia en Macedonia, obviamente entendía la gracia. Ellos andaban en la gracia y Timoteo quería verlo con sus propios ojos. GARY WILKERSON

viernes, 25 de abril de 2014

LA VOZ DEL SEÑOR ES PODEROSA

La clave para entender cómo opera Satanás contra la iglesia de Jesucristo se encuentra en la palabra rebelión. En sencillas palabras, rebelión significa ir contra las normas y autoridad de la Palabra de Dios. Cuando Lucifer le declaró la guerra a Dios, se estaba rebelando contra la palabra del Todopoderoso. Debes comprender que la palabra de Dios es Su poder. A través de ella, Él hizo el mundo. Y a través de ella, el sol, la luna y las estrellas se mantienen en su lugar. Su Palabra hizo todo lo que fue hecho y continúa produciendo vida. Y por su Palabra, Dios quita reyes y levanta naciones. A través de ella, Él bendice y salva, juzga y destruye. (Ver Salmos 29:3-9) La meta de Satanás es siempre tentar al pueblo de Dios a que se rebele contra Su Palabra. Él sembró pensamientos de rebeldía en Adán y Eva, haciéndoles razonar: “Yo sé lo que Dios dijo, pero voy a actuar de acuerdo a mi propia voluntad.” Esos pensamientos causaron la caída de la humanidad. Satanás también tuvo éxito en sembrar semillas de rebeldía en la nación escogida por Dios, Israel. El salmista dice que Israel era: “Generación contumaz y rebelde; generación que no dispuso su corazón, ni fue fiel para con Dios su espíritu.” (Salmo 78:8). Las Escrituras también dicen de Israel: “Sin embargo, no quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios” (Deuteronomio 1:26). Nótese que Dios reveló su palabra claramente a todo este pueblo, y aún así se rebelaron contra ella. ¿Por qué? Fueron seducidos por el maligno. Satanás también tratará de tentarte para que te rebeles contra la palabra de Dios. Él sabe que no lo logrará con tentaciones claras, así que inyectará seducciones sutiles en tu mente al inundar tu vida con dolor, pruebas y luchas. Y tratará de bloquear la bendición de Dios en tu vida, tal como estorbó a Pablo en su ministerio. Muchos han caído como presa a las seducciones sutiles de Satanás. El salmista dice que tales creyentes: “moraban en tinieblas y sombra de muerte, aprisionados en aflicción y en hierros, por cuanto fueron rebeldes a las palabras de Jehová, y aborrecieron el consejo del Altísimo.” (Salmo 107:10-11). DAVID WILKERSON

miércoles, 23 de abril de 2014

¿QUE SIGNIFICA EL ARREPENTIMIENTO?

Algunos cristianos creen que el arrepentimiento significa simplemente “darse la vuelta” e ir en la dirección opuesta. Pero la Biblia nos dice que el arrepentimiento es mucho más que eso. El significado completo y literal de la palabra “arrepentimiento” en el Nuevo Testamento es “sentir remordimiento y tener sentimiento de culpa por los pecados contra Dios; estar contrito, triste; querer cambiar de dirección”. La diferencia en significado está en la palabra “querer”. ¡El verdadero arrepentimiento incluye el deseo de cambiar! Además, sencillamente sentirse dolido no constituye arrepentimiento. Más bien, la tristeza verdadera lleva al arrepentimiento. Pablo dice, “Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte” (2 Corintios 7:10). Pablo se refiere a una tristeza que es genuina, que se “adhiere” a la vida de la persona arrepentida. Este tipo de tristeza que proviene de Dios produce, en forma natural, un arrepentimiento que incluye odio hacia el pecado, un temor justo hacia Dios y el deseo de arreglar los daños. No nos debe sorprender, entonces, que Pablo predicaba arrepentimiento a los creyentes. El entregó un mensaje fuerte de arrepentimiento a los cristianos en Corinto. Los creyentes de Corinto habían sido ricamente bendecidos por Dios, siendo enseñados bajo poderosos maestros de la palabra, sin embargo, su congregación permanecía llena de pecado. Primero, Pablo testifica a los Corintios, “Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros” (2 Corintios 12:12). Pero luego Pablo les dice muy directamente: “Pues me temo que cuando llegue, no os halle tales como quiero” (Versículo 20). ¿Cuál era el temor de Pablo? Era simplemente esto: “Que cuando vuelva, me humille Dios entre vosotros, y quizá tenga que llorar por muchos de los que antes han pecado, y no se han arrepentido de la inmundicia y fornicación y lascivia que han cometido” (Versículo 21). Este pastor de corazón compasivo amaba a los creyentes de Corinto. Sin embargo, el sabía que habían sido enseñados que era incorrecto vivir un estilo de vida llena de pecados. Y les dijo: “Cuando vaya a visitarlos me verán cabizbajo de pena. De mis ojos fluirán lágrimas, y mi voz gemirá de dolor, si veo que continúan en pecado, fornicación y lujuria. Seré totalmente quebrantado, porque el evangelio no ha hecho la obra en sus corazones. Aún no se habrán arrepentido de su pecado, ¡y los llamaré fuertemente a que se arrepientan!” DAVID WILKERSON

martes, 8 de abril de 2014

¿QUÉ PASÓ CON EL ARREPENTIMIENTO?

¿Qué ha pasado con el arrepentimiento? Esta palabra casi no es mencionada en la mayoría de las iglesias hoy. Los pastores rara vez convocan a su congregación a quebrantarse y dolerse por las heridas de Cristo debido a sus maldades. Al contrario, el mensaje que escuchamos hoy desde los púlpitos es, "Solo cree. Acepta a Cristo y serás salvo." El texto que usan para justificar este mensaje está en Hechos 16:30-31. En este pasaje, el apóstol Pablo estaba encarcelado cuando de repente la tierra tembló y las puertas de la celda fueron abiertas. Inmediatamente, el carcelero pensó que todos los prisioneros se habían escapado, lo cual significaba que él sería ejecutado. En su desesperación, sacó su espada y estaba a punto de matarse, cuando Pablo y Silas lo detuvieron, asegurándole que nadie había escapado. Al ver esto, el hombre se postró delante de los apóstoles, y gritó: "Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa" (Hechos 16:30-31). Al leer este pasaje, es importante recordar que el carcelero estaba al borde del suicidio, con la espada en su mano. Él ya estaba en un momento de arrepentimiento, de rodillas, quebrantado y temblando delante de los apóstoles. Así que su corazón estaba realmente dispuesto para aceptar a Jesús con una fe genuina. En el evangelio de Marcos, Cristo les dice a Sus discípulos: "El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado" (Marcos 16:16). Se desprende, claramente, de lo que Jesús dice aquí, que la salvación se encuentra simplemente en aceptarlo y ser bautizado. Sin embargo, Jesús antecede Su declaración con esta palabra: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (versículo 15). Él está diciendo, en esencia, que antes de que la gente pueda creer en Él, el Evangelio debe ser, primeramente, predicado a ellos. ¿Y a qué evangelio se refiere Jesús? Es el evangelio que Jesús mismo predicó, ¡el evangelio del arrepentimiento! Piensa en ello. ¿Cuál fue el primer mensaje que Jesús predicó después de salir de la tentación en el desierto? La Escritura dice: "Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mateo 4:17). DAVID WILKERSON

lunes, 7 de abril de 2014

CONFIANDO EN QUE DIOS DEMOSTRARÁ SU PODER

David nunca dijo: “Mi padre me pidió que fuera un pastor, así que decidí ser uno bueno. Luché contra leones y osos, y nunca perdí una oveja.” Eso habría sido un buen testimonio, pero no daría gloria a Dios. En realidad, David hacía alarde de la siguiente manera: “Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo. (1 Samuel 17:37). Como mayordomo en Babilonia, Nehemías arriesgaba su vida como copero del rey. Pero Nehemías hacía alarde en Dios así: “Reconstruí una ciudad para restaurar el honor del nombre de Dios.” Con el nombre de Dios escarnecido en las calles de Jerusalén, Nehemías sintió un gran deseo de hacer algo al respecto, y se dedicó a la reconstrucción de los muros. El testimonio de Moisés no fue: “Yo vivía en el palacio del Faraón y tenía gran autoridad.” Su manera de hacer alarde fue: “Dios me habló desde una zarza ardiente; y me enfrenté a Faraón, diciendo: 'Deja ir a mi pueblo.'” Su alarde fue oído en el Mar Rojo: “¡El ejército de Egipto se ha ahogado en el mar!” Los creyentes del Nuevo Testamento hicieron el mismo alarde. Esteban era un diácono que distribuía alimentos a las viudas, un buen testimonio en sí mismo, pero su testimonio digno de hacer alarde vino cuando predicó a una multitud incrédula. Su sermón ungido provocó tanto a las personas, que recogieron piedras para matarlo. El testimonio de Esteban tuvo dos efectos: Fue el primer mártir de la Iglesia, y su sacrificio fiel impactaría más tarde un fanático judío llamado Saulo. Aun no he conocido a ningún cristiano que no se haya preguntado: “¿Acaso no hay algo más en esta vida en Cristo? ¿Cuándo vamos a ver el poder de Dios manifestado en esta generación?” Tal vez estás enfrentando algo que requiere de la intervención de Dios. No es el momento de decir: “Voy a ir mas seguido a la iglesia.” Es hora de decir: “Confío en que Dios demostrará Su poder en mi vida. Él va a salvar mi matrimonio, rescatar a mis hijos e impactar a mis compañeros de trabajo. Me dará un testimonio digno de hacer alarde.” Este mensaje no tiene la intención de generar remordimiento, sino que su propósito es despertar pasión en nuestros corazones, pasión que con mucha frecuencia es reprimida por el miedo y la duda. Algunos han postergado su fe durante tanto tiempo que ya no creen que puedan tener un testimonio digno de hacer alarde, pero la Palabra de Dios dice lo contrario. GARY WILKERSON

viernes, 4 de abril de 2014

LIBRADO A TRAVÉS DE LAS ORACIONES DE LOS “AYUDANTES”

“Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida” (2 Corintios 1:8). La palabra griega para “abrumados” en este pasaje significa: “Cargados pesadamente, gravemente aplastados”. Pablo le estaba diciendo a estos santos: “Nuestra crisis fue tan seria, que casi nos aplasta horriblemente. Estaba más allá de mis fuerzas, más de lo que podía soportar. Pensé que era mi fin”. Cuando Pablo dice que estaba tan abrumado que perdió la esperanza de vivir, podemos estar seguros de que realmente había tocado fondo. En otros pasajes, él no le da importancia a sus sufrimientos. Recordarás cuando él simplemente se sacudió la víbora venenosa que se le había prendido de la mano. También sufrió naufragio tres veces, sin embargo, él menciona este hecho de paso, para llegar a un punto. Pablo fue golpeado, robado, apedreado y encarcelado, sin embargo, a través de todo, nunca se quejó. En este pasaje, sin embargo, el apóstol estaba al punto de cansancio total. Yo creo que lo que el soportaba era una fuerte angustia mental. No podemos saber con exactitud qué era aquello que abrumaba a Pablo, pero 2 Corintios 7:5 nos da una idea: “Porque de cierto, cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos; de dentro, temores”. Creo que Pablo se estaba refiriendo al dolor causado por las ovejas a las cuales ministraba. Se habían levantado falsos maestros en Corinto y habían tratado de poner al pueblo en contra de él. Ahora Pablo temía que su rebaño rechazara su mensaje y siguiera a hombres que no tenían un genuino interés en ellos. Pablo fue consolado cuando Tito llegó, trayéndole buenas nuevas acerca de sus “hijos amados” en Corinto. Pablo escribe: “Pero Dios…nos consoló con la venida de Tito; y no sólo con su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aun más” (versículos 6-7). Yo he sentido este tipo de angustia en mi vida. A veces, las palabras de las personas a quienes he amado y ayudado se sintieron como cuchillos en mi espalda. Puedo decir con David: “Los dichos de su boca son más blandos que mantequilla, pero guerra hay en su corazón; suaviza sus palabras más que el aceite, mas ellas son espadas desnudas” (Salmos 55:21). En tiempos abrumadores como éstos, es cuando más he necesitado las oraciones de los “ayudantes”. DAVID WILKERSON

jueves, 3 de abril de 2014

UN TIEMPO PARA REGOCIJARSE

Adán y Eva trajeron engaño a su matrimonio y luego agravaron su rebelión al ocultarse de la presencia de Dios. Dios nunca se esconde, sólo el hombre lo hace. Dios estaba totalmente involucrado con ese primer matrimonio entre el primer hombre y la primera mujer y Él está igual de preocupado por todo matrimonio cristiano de hoy. Pocos matrimonios pueden lograrlo si ambos se esconden de Dios. Muéstrame un matrimonio sin un cónyuge que esté cerca de Jesús y yo te mostraré un matrimonio con pocas posibilidades de sobrevivir. Al menos uno debe estar consultando diariamente al Señor. Lo mejor es que ambos cónyuges estén hablando con Él, pero si uno de ellos está huyendo de Dios, es de vital importancia que el otro sea capaz de correr al lugar secreto de oración para pedir ayuda y dirección. Una esposa que ora, a menudo puede salvar su matrimonio, al igual que un marido que ora. El amor por sí solo no es suficiente para mantener un matrimonio sólido, sólo el poder de Dios puede hacer eso. Ese poder está obrando ahora mismo, sanando y guardando matrimonios. Donde Jesús reina, el matrimonio puede lograrlo. “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría…sea gloria y majestad, imperio y potencia…" (Judas 24-25). Sabemos que el gozo del Señor es nuestra fortaleza (ver Nehemías 8:10), así que, los matrimonios fuertes deben abundar en gozo. Cuando un matrimonio pierde su gozo, se vuelve débil y vulnerable. Sí, todos los matrimonios enfrentarán desafíos. Es posible que haya enfermedad, problemas económicos, malos entendidos o dolor, pero la vida continúa. Dios está en el trono y tiene todo bajo control. Agradezco a Dios por una pareja que me quiere y planeo disfrutar de cada momento de mi vida y mantener el gozo fluyendo. Hay un tiempo para llorar, pero también hay un tiempo para regocijarse. ¡Lo bueno supera lo malo, así que levanta tus ojos y vive! DAVID WILKERSON

martes, 1 de abril de 2014

DIOS ESCONDE SU ROSTRO DE LA MALDAD

Dios "esconde su rostro" de toda la insensatez y burla (ver Jeremías 33:5). Sin embargo, Él nunca se esconde de los que se encierran con Él. Le dijo a un Jeremías que siempre oraba: "He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad" (Jeremías 33:6). ¡Estas fueron palabras asombrosas! Dios le estaba diciendo el profeta: "Lo creas o no, Jeremías, voy a sanar a Mi pueblo. De hecho, ¡voy a llevarlos a abundante paz y verdad! Estoy a punto de traer una gran limpieza, con misericordias nuevas. Y ¡Mi Iglesia será una vez más un lugar de gozo y de verdaderas alabanzas, donde se rompan todas las ataduras!" Entonces, el Señor dio esta gloriosa promesa de pacto: " Así dice Jehová de los ejércitos: En este lugar desierto, sin hombre y sin animal, y en todas sus ciudades, aún habrá cabañas de pastores que hagan pastar sus ganados" (Jeremías 33:12). Él estaba diciendo: "Voy a establecer una multitud de sacerdotes piadosos en todas las ciudades. Y ellos Me servirán en verdad, ¡haciendo que Mis ovejas se recuesten en reposo!" En toda ciudad y pueblo, sea en montañas o valles, el norte o el sur, habría un "redil" - un corral para el rebaño - con un pastor que los cuide. Y "aún pasarán ganados por las manos del que los cuente, ha dicho Jehová" (33:13). Este versículo habla de cuidado íntimo y personal para cada oveja. Dios estaba diciendo: "¡Estos sacerdotes piadosos cuidarán de mi pueblo individualmente!" Entonces el Señor resumió su bendición de restauración, diciendo: "He aquí vienen días, dice Jehová, en que yo confirmaré la buena palabra que he hablado a la casa de Israel y a la casa de Judá" (versículo 14). Esta "buena palabra" sonaba casi demasiado buena para ser verdadera. ¡No sólo Dios limpiaría a Su iglesia y restauraría a Su pueblo - sino que Él también les proveería pastores piadosos! Sólo el mismo Señor podría realizar un trabajo tan asombroso. Ningún evangelista, maestro o nuevo movimiento podrían lograrlo. ¡Ocurriría solamente por la promesa del pacto! ¡Creo que Dios se refería a nuestros días cuando hablaba estas promesas a Jeremías! DAVID WILKERSON