miércoles, 23 de abril de 2014
¿QUE SIGNIFICA EL ARREPENTIMIENTO?
Algunos cristianos creen que el arrepentimiento significa simplemente “darse
la vuelta” e ir en la dirección opuesta. Pero la Biblia nos dice que el
arrepentimiento es mucho más que eso.
El significado completo y literal de la palabra “arrepentimiento” en el
Nuevo Testamento es “sentir remordimiento y tener sentimiento de culpa por
los pecados contra Dios; estar contrito, triste; querer cambiar de
dirección”. La diferencia en significado está en la palabra “querer”.
¡El verdadero arrepentimiento incluye el deseo de cambiar!
Además, sencillamente sentirse dolido no constituye arrepentimiento. Más
bien, la tristeza verdadera lleva al arrepentimiento. Pablo dice, “Porque la
tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no
hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce muerte” (2 Corintios
7:10).
Pablo se refiere a una tristeza que es genuina, que se “adhiere” a la vida
de la persona arrepentida. Este tipo de tristeza que proviene de Dios produce,
en forma natural, un arrepentimiento que incluye odio hacia el pecado, un temor
justo hacia Dios y el deseo de arreglar los daños.
No nos debe sorprender, entonces, que Pablo predicaba arrepentimiento a los
creyentes. El entregó un mensaje fuerte de arrepentimiento a los cristianos en
Corinto. Los creyentes de Corinto habían sido ricamente bendecidos por Dios,
siendo enseñados bajo poderosos maestros de la palabra, sin embargo, su
congregación permanecía llena de pecado.
Primero, Pablo testifica a los Corintios, “Con todo, las señales de apóstol
han sido hechas entre vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y
milagros” (2 Corintios 12:12). Pero luego Pablo les dice muy directamente:
“Pues me temo que cuando llegue, no os halle tales como quiero” (Versículo
20).
¿Cuál era el temor de Pablo? Era simplemente esto: “Que cuando vuelva, me
humille Dios entre vosotros, y quizá tenga que llorar por muchos de los que
antes han pecado, y no se han arrepentido de la inmundicia y fornicación y
lascivia que han cometido” (Versículo 21).
Este pastor de corazón compasivo amaba a los creyentes de Corinto. Sin
embargo, el sabía que habían sido enseñados que era incorrecto vivir un
estilo de vida llena de pecados. Y les dijo: “Cuando vaya a visitarlos me
verán cabizbajo de pena. De mis ojos fluirán lágrimas, y mi voz gemirá de
dolor, si veo que continúan en pecado, fornicación y lujuria. Seré
totalmente quebrantado, porque el evangelio no ha hecho la obra en sus
corazones. Aún no se habrán arrepentido de su pecado, ¡y los llamaré
fuertemente a que se arrepientan!”
DAVID WILKERSON
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