martes, 16 de julio de 2013
¿DEBERÍAMOS INVERNAR EN FENICE?
Pablo y “algunos otros prisioneros” estaban siendo transportados a Roma,
pero encontraron muchas dificultades en su travesía. Debido a que navegar era
muy peligroso, Pablo quería permanecer en un lugar llamado Buenos Puertos
pero no le hicieron caso. “Y siendo incómodo el puerto para invernar, la
mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice…e
invernar allí. (Hechos 27:12)
Cuando estamos pasando por una tormenta, podemos perder la vista del hecho de
que la nave donde vamos es un barco de guerra. Estamos en una guerra contra
Satanás, y por eso enfrentamos una batalla constante contra los poderes de las
tinieblas. Esa es una buena razón de porqué no podemos permitirnos “invernar
en Fenice”.
Estamos en guerra contra un enemigo que trae depresión, que ataca los
matrimonios y que está esclavizando a una nueva generación de adolescentes a
la heroína, un problema creciente en muchas ciudades. Hemos ido a la guerra
creyendo que el evangelio glorioso de Cristo liberará a los cautivos, que Él
es fiel para romper las cadenas de aquellos en esclavitud, para liberar a las
familias envueltas en problemas y para alcanzar a los más necesitados con Su
generoso amor. Para estar en esta batalla, es imperativo que mantengamos
nuestro enfoque en la misión que Él nos ha dado y escuchar Su voz
dirigiéndonos. Nuestra misión es siempre secundaria, lo que es primario es
“saber a quién hemos creído” (Ver 2 Timoteo 1:12)
¿Te habla esto a ti? ¿Es que tu embarcación ha tomado la prioridad por
sobre Jesús en tu corazón? ¿Has sido atrapado por una preocupación de la
carne, sea esta vivir la buena vida o tener éxito en tu ministerio? Ninguna de
las anteriores es el supremo llamado de Dios para ti. No me malentiendas: Él no
quiere que dejes de trabajar duro o de servir con devoción. Sin embargo,
¿Podría ser que Él esté hablando ahora mismo acerca de qué es más
importante en tu corazón?
Si has estado pasando tus inviernos en Fenice, Él te está llamando a volver a
tu viaje hacia Roma. Deja de lado todo lo que te impide estar “en misión por
Jesús”.
GARY WILKERSON
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