La comprensión de cómo Dios justifica a su pueblo no es para los bebés, es
una verdad para los creyentes crecidos. Sin embargo, muchos cristianos aún son
bebés, beben leche y se niega a pasar a la carne de la Palabra de justicia.
Todo lo que ellos entienden es el perdón de sus pecados.
“Pero todos los que se alimentan de leche son inexpertos en la palabra de
justicia, porque son como niños. El alimento sólido es para los que ya han
alcanzado la madurez, para los que pueden discernir entre el bien y el mal, y
han ejercitado su capacidad de tomar decisiones."(Hebreos 5:13-14).
La leche es para los bebés y los bebés necesitan una atención constante. Se
sienten bien cuando su madre está en la habitación, y cuando ella se va,
gritan de miedo. Tienen que verla, sentirla, tocarla con el fin de sentirse
seguros.
Del mismo modo, el creyente que se mantiene en la vida de la leche tiene temor
constante por su salvación. Él nunca está en paz con el Padre celestial. En
su lugar, siempre esta tenso, pensando que Dios está listo para mandarlo al
infierno cada vez que falla. Él no conoce o no entiende su posición en Cristo
y por lo tanto no conoce la paz de Dios. No puede creer que Dios esté
plenamente comprometido con salvarle y guardarle.
Pablo dice que en la Palabra hay carne disponible para nosotros, comida que nos
hará crecer en la madurez para convertirnos en hombres y mujeres en Cristo y
que nos permitirá desarrollar el máximo de nuestra estatura como creyentes.
Amados, esta carne es la verdad respecto a la justicia perfecta de Cristo; esta
comprensión le permite permanecer seguro de su salvación. Usted no tiene que
temer que Dios le abandonará cada vez que resbale y caiga. No, ¡Usted tendrá
la victoria!
Si usted no tiene esta verdad, el diablo va a hacer estragos con sus
sentimientos. Él le mentirá moviéndolo de un lado para otro. A menos que
tenga esta verdad como un fundamento de todo lo que cree, nada va a estar recto
en su doctrina, su teología, su vida; ni siquiera podrá obedecer a Dios hasta
que lo comprenda.
Usted tiene que estar convencido de que nada de lo que puede hacer jamás va a
producir una justicia aceptable delante de Dios. Tiene que venir de otra
fuente. Cuando yo este en el asiento del juicio, solamente imploraré la
justicia de Jesucristo.
DAVID WILKERSON
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