¡Oh, qué maravilloso es el poder de la fe!
La Palabra de Dios nos dice que Cristo pagó por el pecado de la humanidad con
su propia sangre en la cruz, que Él cumplió la ley y fue quitada la
maldición, que Él nos rescató de las demandas del infierno y del diablo, que
vivió una vida sin pecado guardando la ley en cada punto, y que Él nos
presentará ante el Padre con una justicia perfecta.
La Palabra continúa decirnos que podemos tener la justicia perfecta de Cristo
atribuida a nosotros - que Dios nos va a considerar como perfectamente justos
en Jesús - si sólo creemos lo que Él ha realizado por nosotros. Por favor,
entienda que estoy hablando de aquellos que se han arrepentido de sus pecados.
¡Oh, cómo mi carne se retuerce en la simplicidad y sencillez de todo esto! La
carne grita: "De ninguna manera, no puede ser tan sencillo ¡Tengo ayudar!
¡Tengo que pagar algo! después de todo, todavía tengo problemas en mi vida,
sigo luchando con el pecado. No puedo esperar que El me considere justo porque
todavía tengo muchas cosas que necesitan mejorar. Tengo que limpiar mis obras
primero."
Ciertamente, puede haber lágrimas de nuestra parte. Nosotros tenemos que ser
humildes y estar quebrantados, pero un río de lágrimas por sí solo no
salvará a nadie. Toda una vida de luchas no salvará a nadie. Dios dice: "Debe
ser por la gracia mediante la fe. ¡Ninguna carne se gloriará en mi presencia!"
* "Porque en él la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está
escrito: Mas el justo vivirá por la fe" (Romanos 1:17).
* " Nosotros, en cambio, por obra del Espíritu y mediante la fe, aguardamos
con ansias la justicia que es nuestra esperanza." (Gálatas 5:5).
* "La justicia... que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por
la fe" (Filipenses 3:9).
Mi fe ha de elevarse por encima de todos mis temores, sobre todo las mentiras
satánicas, todos los sentimientos, todas las circunstancias, y descansar en lo
que la Palabra de Dios declara. Su Palabra dice que por medio del
arrepentimiento y por la fe en Cristo, Él ve que tengo la justicia perfecta de
Jesús. Él me acepta "en el Amado", como santo y justo.
DAVID WILKERSON
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