viernes, 28 de febrero de 2014
LA FUENTE DE NUESTRA ADORACIÓN
Moisés podía adorar, incluso aunque no tenía muchas esperanzas para Israel.
El sabía que el pueblo estaba expuesto a descarriarse, que ellos escondían
los ídolos de oro que habían traído de Egipto. Aunque Moisés había
convencido a Dios que los perdonara después de su idolatra del becerro dorado,
debió haber pensado: “¿Cuánto tiempo más soportará Dios sus deseos
secretos y murmuración? ¿Cuando se le acabará Su paciencia?”
Pareciera como si la petición de Moisés a favor de Israel fuera más
compasiva que el sentir de Dios por Su pueblo; pero la realidad es que Dios no
tenía intención de destruirlos. Él ya tenía todas Sus promesas en mente
para ellos.
No, esta era una “prueba de misericordia” para Moisés. El Señor le estaba
preguntando a Su siervo: “¿Cómo vas a representarme en frente del pueblo?
¿Como un Dios de venganza que solamente está lleno de juicio? No, Yo soy
misericordioso, paciente y siempre dispuesto a perdonar a Mi pueblo”.
¡Esta fue la revelación! Y dio paz al corazón de Moisés. De hecho, mientras
todavía estaba adorando, comenzó a clamar y apropiarse de la gloria que Dios
le había revelado: “¡La misericordia de Dios nos ayudará! El es paciente y
nos perdonará. ¡Qué glorioso es esto! ¡Qué consuelo y qué esperanza!”
Inmediatamente, Moisés comenzó a orar: “Y dijo: Si ahora, Señor, he
hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque
es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y
tómanos por tu heredad” (Éxodo 34:9).
DAVID WILKERSON
¡Este pasaje comprueba que la revelación de la gloria de Dios es parte
integral de la adoración!
La revelación de la gloria de Dios debe ser la fuente de toda adoración.
Debemos apropiarnos de Su gloria más frecuentemente, testificando: "Señor,
sé que eres santo y justo, y que no pasarás por alto el pecado; pero también
he visto Tu gloria y sé que no buscas mi destrucción”.
“No me condenas en mis luchas, sino por el contrario, me muestras cuan
amoroso y paciente eres hacia mí. Sé que merezco el rechazo, he fallado
tantas veces que debería ser desechado por completo, pero tú me revelas que
¡eres misericordioso, lleno de gracia y compasivo!”
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario