miércoles, 5 de febrero de 2014
¿A QUIÉN CREEREMOS?
Un hombre cristiano con toda sinceridad me hizo la siguiente pregunta: “¿A
quién creeremos? A través de los años he leído obras de ministros que
estaban convencidos que el fin estaba cerca. No obstante, se han equivocado una
y otra vez. Hoy me doy cuenta que algunos sólo estaban tratando de vender sus
libros. Pero otros creían sinceramente que Dios les estaba diciendo que el fin
estaba sobre nosotros. Así que, ¿a quién creeremos?”
A veces me he quebrantado completamente ante Dios acerca de estas cosas,
clamando a él a toda voz: “Oh Señor, he estado predicando por años que el
juicio está a las puertas. He escrito libros y he dado advertencias acerca de
una crisis económica venidera y sin embargo, solo veo que sucede lo contrario.
Veo como América prospera y sigue su camino alegremente. Nuestra nación está
matando a más de cinco mil bebés a la semana. Estamos resbalando dentro de un
foso de suciedad increíble y estamos sacándote de toda institución. ¿Hasta
cuándo, Señor?”
Siento como si estuviera expresando el mismo clamor de frustración que
Jeremías elevó ante Dios. Él pasó años profetizando fielmente eventos que
no parecían cumplirse. Él clamó: “Me sedujiste, oh Jehová, y fui
seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido
escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces,
grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para
afrenta y escarnio cada día.” (Jeremías 20:7-8).
Pero Jeremías no podía dejar de avisar al pueblo de Dios, aunque sus
profecías no parecían tener fundamento, él seguía profetizando. Siento el
mismo fuego que sintió Jeremías en mi alma. Y estoy más que convencido que
nuestra nación será lanzada en una devastadora depresión económica. No
importa cuán alto suba la bolsa de valores, no importa cuán increíblemente
se recupere, América aún está al borde de una fuerte caída. ¡Dios ha
puesto su rostro contra esta nación por su derramamiento de sangre y
arrogancia contra Su nombre, y Su juicio vendrá!
Sin embargo, le doy gracias a Dios por todas las promesas que nos ha dado en Su
palabra acerca de su protección y bendición para Su pueblo en medio y a
través de todas las tormentas.
El pueblo de Dios que ora no tiene nada que temer, ni debemos preocuparnos ni
inquietarnos. Nuestro Padre celestial tiene todo bajo control. A pesar de que
veo que sus juicios vienen sobre esta nación, me regocijo porque sé lo que el
Señor ha prometido en su palabra.
“El juzgará al mundo con justicia, Y a los pueblos con rectitud. Jehová
será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán
los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los
que te buscaron.” (Salmos 9:8-10)
DAVID WILKERSON
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