No busque victorias parciales solamente porque usted se encuentra fatigado,
frustrado o con sentimientos de derrota. Dios nunca se detiene a la mitad de la
victoria. En el momento en que usted se siente cansado y que no puede dar un
paso más, frecuentemente es cuando Él está a punto de darle la victoria más
grande, de traer liberación.
La iglesia no fue creada para grandes masas y multitudes en busca de confort,
placer y deseosas de que todo se les dé en charola de plata. La iglesia fue
creada para ser como los “300 de Gedeón,” para ser conformada por
guerreros que dicen, “Dios, yo sé que esto implicará una pelea. Yo sé que
dicha guerra será agotadora e incluso que me provocará lágrimas, pero ¡Dios
yo estoy contigo en esta batalla!”
Usted puede sentir que ha orado la última oración posible acerca de la
necesidad que lo está oprimiendo. Usted se encuentra exhausto pero debe
mantenerse en la batalla. No deje de orar. No se dé por vencido. ¡Sí, ha
sido un largo día! La noche está por venir y en su interior usted dice, “Es
tiempo de irme a dormir.” Pero en su lugar, Dios dice, “No, no, la batalla
aún está comenzando.”
¿Qué ha sucedido con todas las noches de oración en las congregaciones?
¿Qué le ha sucedido a toda esa gente que se encontraba paciente esperando a
Dios? ¿ Qué le ha acontecido a toda esa gente que ayunaba y oraba por
liberación?
La iglesia ha sido llamada para la batalla. Esta no fue creada solamente para
ofrecer buenos servicios en hermosos edificios y con luces que se prenden y
apagan durante la alabanza. ¡No es esto por lo que estamos aquí! Nos
encontramos aquí para que las huestes del Hades no dominen. (Mateo 16:18).
Nosotros no tenemos la promesa de que esto no será algo agotador o que lo
único que necesitamos hacer es suspirar y las huestes del diablo no
prevalecerán. ¡No! Va a ver una batalla y Satanás no se va a rendir
fácilmente pero tenemos una promesa. ¡Va a implicar una batalla! ¿Está
usted listo para pelear?
Gary Wilkerson
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