viernes, 2 de marzo de 2012

PIEDRAS PRECIOSAS


Lea esta profecía de Isaías:

“«¡Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo!
He aquí que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo
y sobre zafiros te fundaré.
Tus ventanas haré de piedras preciosas;
tus puertas, de piedras de carbunclo,
y toda tu muralla, de piedras preciosas.
Todos tus hijos serán enseñados por Jehová,
y se multiplicará la paz de tus hijos.
Con justicia serás adornada;
estarás lejos de la opresión, porque no temerás,
y lejos del temor, porque no se acercará a ti.
(Isaías 54:11-14).

¡Qué maravillosa profecía! Las “piedras sobre carbunclo” mencionadas en
el versículo 11 son joyas. Si usted tiene conocimiento sobre joyas, sabe que
en algún momento el diamante fue una pieza de carbón que fue trabajada
durante años por elementos químicos . La Palabra de Dios nos está diciendo:
“¡Tus aflicciones te van a transformar en algo hermoso -algo preciado para
mí!”

Las “ventanas de piedras preciosas”  mencionadas aquí, son un tipo de
cuarzo hecho cristalino por el fuego. El aspecto de las  “ventanas” tiene
que ver con los ojos o visión. Dios nos está diciendo que al confiar en Él
durante nuestras aflicciones,  Él  nos dará una clara visión y
discernimiento. Las aflicciones nos permitirán ver lo invisible tan claro como
un cristal transparente.

Muchos eruditos creen que la frase “puertas de cristal” se puede
interpretar mejor como “puertas de perlas.” Las perlas son formadas  de un
grano de arena que se ubica en el vientre de una ostra. El grano es inyectado
con fluido, después es rallado e irritado hasta convertirse en una perla.

Medite en todo el proceso de rallado y de irritante fricción en su vida.
¿Qué es lo que Dios está haciendo? ¡Él está creando una perla! Toda perla
es un recuerdo de sufrimiento, dolor y fricción.

Yo creo que en este pasaje Isaías está hablando de la belleza de Jesucristo.
En otras palabras, cuando la presencia de aflicción es permitida con el objeto
de alcanzar un propósito, ésta hace que la gente sea transformada a semejanza
del bello carácter de Cristo. La aflicción nos hace más y más como Jesús.

DAVID WILKERSON

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