Muchos cristianos no escuchan a Dios. ¡Ellos acuden a Él solamente para
hablar! No obstante, las Escrituras señalan que toda persona que fue usada por
Dios aprendió a permanecer en su presencia hasta escuchar de Él.
Las Escrituras dejan claro que el Señor quiere hablarle a cada uno de
nosotros: “Entonces tus oídos oirán detrás de ti la palabra que diga:
«Éste es el camino, andad por él y no echéis a la mano derecha, ni tampoco
os desviéis a la mano izquierda.»” (Isaías 30:21).
Yo escuché de una niña pequeña que sufría leucemia y que estaba luchando
con la idea de morir. Una mañana cuando su mamá entró a su recámara, la
niña estaba reluciente y feliz. “¿Qué te pasó?,” preguntó su mamá.
La niña pequeña contestó, “un ángel vino a mí y me dijo que me iría de
viaje. Dios vino y tomó mi mano y caminó conmigo por un hermoso jardín. Él
me dijo, “Mañana vas a venir aquí para estar conmigo.”
Dios le habló a esta pequeña niña y quitó de ella toda pena y temor en su
corazón. Al día siguiente, cuando ella partió con él, la niña estaba en
completa paz.
Cuando usted tiene intimidad con Jesús, ¿usted recibe dirección de parte de
Él? ¿le dice Él a usted qué hacer, cuándo y dónde? Algunos cristianos no
creen que Dios hace esto pero Jesús dice, “Mis ovejas oyen mi voz y yo las
conozco, y me siguen...” (Juan 10:27).
En su prueba, pase tiempo a solas con Jesús y clame, “Señor, tú eres el
único que puede ayudarme. Solamente tú conoces el camino para salir de esta
prueba. Por lo tanto, voy a permanecer aquí hasta que me digas qué hacer.”
Este es el tipo de oración que le agrada a Dios. Esta significa detener todo,
toda actividad. Sólo entonces usted lo escuchará a Él hablar claramente a su
corazón: “Debes hacer lo correcto con esta persona,” o“Solamente
permanece quieto la siguiente semana. No te apures. Pasa tiempo en mi presencia
y confía en mí.” Él le dará direcciones claras.
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