martes, 9 de agosto de 2011
EL RÍO DE VIDA
El profeta Ezequiel recibió una visión increíble. La Escritura dice que la
mano de Dios lo llevó a un monte muy alto, cuando un hombre se le apareció
"cuyo aspecto era como aspecto de bronce." (Ezequiel 40:3)
Por supuesto, el hombre no era otro que Cristo mismo. Él introdujo a Ezequiel
en la puerta de la casa de Dios donde dio al profeta la asombrosa visión del
futuro del pueblo de Dios. Puso de manifiesto lo que el cuerpo de Cristo será
cuando el fin de los tiempos se acerque. "Él me trajo de nuevo a la puerta de
la casa [el templo], y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la
casa hacia el este..." (Ezequiel 47:1).
Imágenes de agua en la Biblia casi siempre representan al Espíritu de Dios.
Esta visión claramente revela un gran derramamiento del Espíritu Santo en los
últimos días. La visión fue tan abrumadora que Ezequiel no podía
comprenderla. Ni siquiera podía hacer comentarios sobre su significado. Todo
lo que podía hacer era informar sobre ella. De hecho, antes de que la visión
terminara, el Señor se detuvo y le preguntó a Ezequiel: "¿Has visto esto?"
Dios estaba preguntando: "¿Comprendes la magnitud de lo que estás viendo?
¿Ves de lo que estas aguas crecientes hablan? Sé que esta revelación es
impresionante y alucinante para ti, pero no quiero que pierdas su verdadero
significado. Las aguas indican el camino por el que todas las cosas
terminarán".
El profeta Isaías tuvo una visión del mismo río que apareció en la visión
de Ezequiel. Sin embargo, Isaías vio aún más. De acuerdo con Isaías, en los
últimos días el pueblo de Dios va a disfrutar de una gran protección contra
todo ataque satánico: " Ningún barco de remos surcará sus aguas, ni barcos
poderosos navegarán por ellas" (Isaías 33:21).
Isaías está hablando aquí de los buques de guerra impulsados por esclavos.
Él nos está dando una imagen del enemigo, el diablo, en su intento de lanzar
un ataque contra todos los que nadan en el río. Ésta es una imagen muy
confusa.
Dios nos aclara en estos pasajes que sus aguas vivas están fuera del alcance
de Satanás. Como el salmista testifica: " ¡Haz que queden confundidos y en
vergüenza los que quieren matarme! ¡Que retrocedan y queden confundidos los
que buscan mi mal! ¡Que sean como el tamo que arrebata el viento! ¡Que el
ángel del Señor los acose! ¡Que sea su camino oscuro y peligroso! ¡Que el
ángel del Señor los persiga!"(Salmo 35:4-6).
DAVID WILKERSON
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