martes, 17 de junio de 2014
EL FOCO DE ATENCIÓN DE LA ORACIÓN
La oración es a menudo una de las áreas más egoístas en la vida del
cristiano. Cuando lo piensas bien, la mayor parte de nuestras oraciones se
enfocan en nuestras necesidades. Los dos temas centrales de nuestra
intercesión son nuestro crecimiento espiritual y las necesidades de nuestra
familia y amistades.
Ocasionalmente, puede que alcancemos más allá de nuestros intereses y oremos
por los demás. Sin embargo, usualmente cuando decimos: “Oraré por ti”, no
lo hacemos, o si no, oramos por ellos una vez y luego nos olvidamos rápidamente
de su necesidad.
Recientemente, he estado examinando mi vida de oración a la luz de las
escrituras y he sido redargüido por la estrechez y limitaciones de mis propias
oraciones. Como muchos creyentes, paso gran parte de mi tiempo buscando el
rostro del Señor acerca de mi caminar con Él. Clamo a Él por santidad, para
ser más como Él, para recibir dirección para la vida y para tener Su unción
en mi ministerio. Y disfruto de dulce comunión con Él, adorándole
calladamente y siendo refrescado en su presencia.
También intercedo diariamente por mi familia, le pido al Señor que proteja a
mis hijos de las acechanzas del diablo, que haga a mis hijos como árboles
plantados junto a los ríos de Dios, que haga a mis hijas como piedras
preciosas en Su palacio, y que haga de todos mis nietos amantes de Jesús.
También oro por los asuntos y preocupaciones del cuerpo de Cristo en nuestra
iglesia. Intercedo por individuos que están en crisis y por los tantos
misioneros y ministerios que apoyamos.
Dirás: “Todo eso es de elogiar, hermano David. Nos conforta saber que estás
separado con el Señor, en comunión con Él y orando por todas esas
necesidades”.
Pero según la palabra de Dios, dulce comunión no es suficiente. Sí, es el
secreto para el crecimiento espiritual; y no podemos tener más grande
experiencia en la tierra; pero si vamos al trono solo para nuestra edificación
y necesidades personales, estamos siendo egoístas. Sencillamente, no podemos
descuidar de orar seriamente por las grandes necesidades a nuestro alrededor.
“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los
obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su
mies”. (Mateo 9:37-38).
DAVID WILKERSON
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