martes, 6 de mayo de 2014
RESISTIENDO FIRMEMENTE EN LA FE
Si eres miembro del cuerpo de Cristo, prepárate para enfrentar un diablo
enojado. Quizás no quieras pensarlo ni aceptarlo, pero si has determinado
seguir a Jesús con todo tu corazón, Satanás te ha marcado para destrucción
y va a inundar tu vida con toda clase de problemas.
El apóstol Pedro advierte: “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed,
pues, sobrios, y velad en oración.” (1 Pedro 4:7). En otras palabras, él
está diciendo: “No hay tiempo para liviandad, tienes que estar sobrio
mentalmente en los asuntos espirituales, es cuestión de vida o muerte.”
¿Por qué la necesidad de estar tan sobrio? El fin se acerca y nuestro enemigo
está subiendo la intensidad de la batalla. Nos está acechando como león a la
presa, escondiéndose en la hierba, esperando una oportunidad para saltar. El
quiere devorarnos, destruir absolutamente nuestra fe en Cristo.
Algunos cristianos dicen que no debemos ni siquiera hablar acerca del diablo,
que lo mejor que haremos es ignorarlo. Otros tratan de negar su existencia. Por
ejemplo, teólogos liberales argumentan que no hay diablo, ni infierno, ni
cielo.
Pero el enemigo de nuestras almas no va simplemente a desaparecer. Pocas
figuras bíblicas han sido identificadas tan clara y extensivamente. Es
descrito como Lucifer, Satanás, diablo, engañador, estorbador, maligno,
usurpador, impostor, acusador, devorador, dios de este mundo, gobernador de las
tinieblas, serpiente antigua.
Estas descripciones enfáticas me dicen que el diablo es real, y sabemos por
las Escrituras que maneja un poder real. Ahora mismo está obrando en la
tierra, en nuestras naciones, ciudades, iglesias, hogares, y vidas
individuales. Y no te atrevas a ser ignorante de sus métodos y estrategias de
guerra contra nosotros.
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león
rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en
la fe, sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros
hermanos en todo el mundo.”(1 Pedro 5:8-9)
DAVID WILKERSON
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