viernes, 23 de mayo de 2014
¿VIVIRÁN ESTOS HUESOS?
Dios le preguntó a Ezequiel: “Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos?”
(Ezequiel 37:3)
Qué pregunta más penetrante. Dios nos hace la misma pregunta hoy: “¿Pueden
volver a la vida los huesos secos de tu situación? ¿Puede volver a la vida tu
hijo rebelde? ¿Pueden venir a Cristo tus seres queridos inconversos?”.
Es una pregunta de fe: “¿Crees que esto puede suceder?”. También es una
cuestión de voluntad: “¿Quieres que esto suceda? ¿Estás apenado por los
huesos secos en tu vida?”. Si su respuesta es no, eso es un signo de
sequedad, una falta de unción espiritual (pasión) sobre la oscura condición
del mundo.
Esta fue la respuesta de Ezequiel: “Señor Jehová, tú lo sabes” (37:3).
Esta fue una respuesta de confianza: “Señor, sólo Tú sabes estas cosas. Me
has dado una visión de la horrible muerte. ¿Estás sugiriendo que estos huesos
pueden vivir? ¿Es realmente posible?”. La pregunta había despertado la fe de
Ezequiel. Era lo que Dios estaba esperando oír, y Él hace lo mismo con
nosotros para estimular nuestra fe.
“Me dijo entonces: ‘Profetiza sobre estos huesos’” (37:4). Una vez que
nuestra fe se involucra, una vez que hemos esperado en Dios y Él ha despertado
nuestra fe, nos llama a la acción. Él nos pide que “profeticemos”, es
decir, que hagamos frente a nuestra situación de huesos secos en fe. Tenemos
que hablar vida en nuestras familias, creyendo que Dios da poder a nuestras
palabras. Debemos hablar vida en nuestros trabajos, sabiendo que Él nos
sostiene en su mano, no importa cuán oscuro sea el entorno. Para hacer esto,
Dios tiene que respirar Su vida en nuestro ser: “Y pondré en vosotros
espíritu, y viviréis” (37:6).
Dios hizo eso por Ezequiel. El profeta testifica: “Profeticé, pues, como me
fue mandado” (37:7). ¿Se puede decir lo mismo de tu caminar con Dios?
“Proclamé bendiciones y paz a las vidas de las personas. También dije cosas
difíciles, les dije todo lo que el Señor quería que yo dijera, y a través de
todo, yo sabía Él estaba conmigo”. Ese es el poder de la proclamación del
evangelio.
¿Qué sucedió cuando Ezequiel profetizó en fe? “Hubo un ruido mientras yo
profetizaba, y he aquí un temblor” (37:7). La palabra “ruido” aquí es
la misma de Hechos 2, cuando el Espíritu Santo infundió nueva vida a los
discípulos en Pentecostés. Ezequiel fue testigo de algo similar, ya que de
pronto revivieron todos los huesos secos en el valle, se llenaron de vida. Se
unieron para formar cuerpos vivos: “Y pondré tendones sobre vosotros, y
haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros
espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.” (37:6).
GARY WILKERSON
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