lunes, 2 de diciembre de 2013
UN VERDADERO PENTECOSTÉS
En Hechos 11, leemos sobre un cambio histórico en la iglesia, el cual llegó a
través de creyentes anónimos, llenos del poder del Espíritu. Éstos fueron
los primeros en llevar las buenas nuevas de Jesús más allá de las barreras
del judaísmo, hacia los gentiles: "Pero había entre ellos…los cuales,
cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el
evangelio del Señor Jesús" (Hechos 11:20). Me encanta la frase "había entre
ellos" que se utiliza aquí. Estos creyentes anónimos y fieles no tenían ni
idea del papel fundamental que desempeñaron en la historia.
Pentecostés no es sólo un evento que ocurrió hace 2,000 años, sino un
fenómeno viviente que continúa sucediendo alrededor del mundo. En algún
lugar en este momento, hay pequeños grupos de personas clamando a Dios y Su
Espíritu está descendiendo sobre ellos, dándoles el poder para ser Sus
testigos delante de un mundo perdido.
Pentecostés está sucediendo ahora mismo en Varanasi, una ciudad al norte de
la India que visité hace no mucho tiempo. Menos del uno por ciento de la
población iba a la iglesia, cuando una joven cristiana llegó allí unos años
atrás. Ella empezó a conducir a las personas a Jesús, una por una; y los
convertidos, guiaban a otros al Señor. Esta joven no se guardó Pentecostés
para sí misma y hoy hay miles de creyentes dinámicos en la región, con un
poderoso testimonio para Cristo. Hay otras como ella en todo el mundo,
cristianos que claman al Espíritu para llevar el amor del Padre más allá.
En varias ocasiones, mi padre, David Wilkerson, me hablaba de lo que más le
dolía cuando pastoreaba una pequeña iglesia de Pensilvania en 1950. Era una
iglesia pentecostal, así que los servicios seguían un rumbo determinado. Una
hermanita tocaba el órgano y la congregación cantaba algunas canciones
tradicionales. Alguien se ponía de pie y pronunciaba un mensaje en lenguas,
seguido de otro que daba la interpretación. Entones Papá predicaba. Más
tarde, él hacía una oración y la gente venía al altar, clamando para que el
Espíritu Santo viniera. Luego, todos se iban a casa.
Esta iglesia no tenía campañas evangelísticas, ni ministerio de
misericordia. Muy pocas personas fueron traídas a Cristo durante los pocos
años que mi padre pastoreó. Eran cristianos que buscaban Pentecostés para
sí mismos, pero nunca conocieron el Pentecostés que Dios tenía en mente para
ellos. La oración del corazón quebrantado de mi padre lo decía todo: "Señor,
si de esto se trata Pentecostés, no lo quiero. Si se trata de tener un club de
"bendíceme” semana tras semana, no tendré nada que ver con ello".
Fue a causa de su deseo por un verdadero Pentecostés, que Papá dejó de ver
televisión y en lugar de ello, pasaba tiempo en oración. Lo demás es
historia. Durante las décadas posteriores, se distribuyeron varios millones de
copias de su libro “La Cruz y el Puñal”; habiendo más de 1,000 centros
“Desafío Juvenil” alrededor del mundo que trabajan para rescatar a los
perdidos y quebrantados. Todas estas obras proclaman el poder activo de Dios,
hoy, a través del Espíritu Santo.
GARY WILKERSON
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