jueves, 12 de diciembre de 2013
SE ENCIENDE EL FUEGO
A mi regreso de un corto viaje de descanso, saludé a la gente de mi
congregación con algo importante en mi corazón.
“Hermanos y hermanas,” dije, “verdaderamente siento que he recibido
palabra de Dios acerca del futuro de nuestra iglesia. Durante el tiempo que
estuve ausente, estuve clamando a Dios pidiendo que nos ayudara, que me
ayudara, a comprender lo que Él más desea de nosotros. Y creo haber recibido
una respuesta.
“No se trata de algo elaborado, profundo o espectacular. Pero quiero decirles
hoy con toda la seriedad que me sea posible: Desde ahora en adelante, la
reunión de oración será el barómetro de nuestra iglesia. Lo que suceda el
martes por la noche será el indicador mediante el cual juzgaremos el éxito o
el fracaso porque esa será la medida por la cual Dios nos bendecirá.
“Si invocamos al Señor, nos ha prometido en Su Palabra que responderá, que
atraerá a Él a los que no han sido salvos, que derramará de su Espíritu
entre nosotros. Si no invocamos al Señor, no nos ha prometido nada, nada en
absoluto. Es así de sencillo. No tiene importancia lo que predique y lo que
proclamemos creer en nuestras mentes. El futuro dependerá de nuestro tiempo de
oración.
“Este es el motor que moverá a la iglesia. Sí, quiero que sigan viniendo
los domingos, pero la noche del martes es la que tiene verdadera
importancia”.
Por casualidad esa mañana estaba presente un ministro de Australia (o tal vez
era de Nueva Zelandia), lo cual era una rara ocurrencia. Lo presenté y lo
invité a decir algunas palabras. Se dirigió al frente e hizo un solo
comentario:
“Escuché lo que dijo su pastor. He aquí algo en que pensar: Puedes saber el
grado de popularidad de una iglesia por los que asisten el domingo por la
mañana. Puedes saber el grado de popularidad del pastor o evangelista por los
que asisten el domingo por la noche. Pero puedes saber el grado de popularidad
de Jesús por los que asisten a la reunión de oración”.
Y con eso, se bajó de la plataforma. Eso fue todo. Nunca lo volví a ver.
JIM CYMBALA
Jim Cymbala comenzó la iglesia Brooklyn Tabernacle con menos de veinte
miembros en un pequeño y deteriorado edificio en una parte difícil de la
ciudad. Nacido en Brooklyn, es un viejo amigo de David y Gary Wilkerson, y un
orador frecuente en conferencias para pastores y líderes patrocinadas por
World Challenge en todo el mundo.
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