martes, 3 de diciembre de 2013

EL PELIGRO DE NO RENUNCIAR AL PECADO OCULTO

Tres características particulares de la doctrina de Jezabel se hallan en la Jezabel del Antiguo Testamento, la madre y la personificación de las falsas doctrinas. De acuerdo a Jesús, su nombre es sinónimo de falsa doctrina, cualquier doctrina que enseña que algo malo puede ser bueno, que lo profano puede ser puro. En hebreo, “Jezabel” significa "casta, virtuosa, sin idolatría". ¡Imagínate! La mujer más impía, idólatra, manipuladora y odiosa de toda la Biblia se llama virtuosa, sin pecado. A algo muy malo se le ha llamado bueno. E, irónicamente, inclusive "casto". ¿Cómo se convirtió en casta? "Y Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él. Porque le fue ligera cosa andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, y tomó por mujer a Jezabel…y fue y sirvió a Baal, y lo adoró" (1 Reyes 16:30-31). “Acab” significa"estampado con la naturaleza de su padre". Jezabel representa la doctrina falsa y Acab es su víctima. La Biblia dice que no bastó que Acab tuviera un corazón inclinado hacia el pecado, la idolatría y la transigencia. Él trae a su vida una influencia satánica que lo confirmará en su pecado. "A la verdad ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos de Jehová; porque Jezabel su mujer lo incitaba" (1 Reyes 21:25). El mensaje es que la tendencia de los cristianos que no renuncian a la lujuria y al pecado oculto, es a abrazar y a contraer matrimonio con una doctrina falsa que sólo los emocionará y confirmará en sus pecados. Lo último que necesitaba Acab era una Jezabel. Ella sacó lo peor de él, lo magnificó y destruyó a Acab. Lo mismo ocurre con la falsa doctrina. Si hay algún pecado, lujuria o mundanalidad en ti, lo último que necesitas es una doctrina que sacará lo peor de ti. Cuando David pecó con Betsabé, él no necesitaba un profeta falso con un mensaje tranquilizante que le diga lo mucho que Dios lo amaba. Necesitaba al inflexible profeta Natán, exclamando con un dedo señalador: "¡Tú eres el hombre!". Aquéllos que predican la doctrina de Cristo muestran a la gente la diferencia entre lo bueno y lo malo. No hay mezcla en sus labios. "Y enseñarán a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio" (Ezequiel 44:23). Tenemos toda una generación de chicos confundidos que ni siquiera puede reconocer el mal cuando lo ven. Los falsos profetas los han engañado. Ellos llaman bueno a los rockeros de cabello morado, que se visten como sadomasoquistas, altaneros, contorsionándose sexualmente en el púlpito. Se nos dice que el sexo fuera del matrimonio es bueno siempre y cuando estés enamorado y respetes verdaderamente a la otra persona. Los falsos profetas se han convertido en los defensores del pecado. DAVID WILKERSON

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