miércoles, 18 de diciembre de 2013
BENDECIDOS PARA SER DE BENDICIÓN
Dios quiere bendecirte y favorecerte. Él quiere enriquecer tu matrimonio y tu
vida espiritual. Él quiere que seas sabio, que puedas discernir y tomar
decisiones inteligentes que te conduzcan a tener bendición en tu vida.
Sin embargo, tenemos que ser cuidadosos con las bendiciones de Dios. No
cuidadosos porque Él nos bendice, sino que cuidadosos con lo que hacemos con
esas bendiciones. Muchos de nosotros recibimos las bendiciones de Dios, pero
luego las convertimos en algo egoísta.
En Lucas 12:16-19, Jesús habla de un hombre que fue bendecido: “La heredad
de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí,
diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos?”
Dios es generoso y ama a derramar bendiciones sobre sus hijos. El hombre de
esta historia fue bendecido en abundancia, pero al mirar de cerca el conflicto
en esta historia, vemos que da un giro en la dirección equivocada.
Vemos que el hombre bendecido “pensaba dentro de sí mismo”. Allí es donde
a menudo el problema comienza, mi amigo. Dios comienza a bendecirnos y nosotros
empezamos a pensar: “¿Qué voy a hacer con esto?” Cuando comenzamos a
preguntarnos qué hacer con nuestros recursos, el egoísmo suele brotar. Mira
el lenguaje aquí: “Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré,
porque no tengo dónde guardar mis frutos?”
¿De quién son los frutos (bendiciones)? Pertenecen a Dios: ¡Todo pertenece a
Dios! Así que la mente de este hombre se estaba volviendo egoísta. Estaba
empezando a ver los dones de Dios, las relaciones, los talentos, como cosas que
se podrían utilizar para su propio beneficio, y el egoísmo comenzó a penetrar
en la fibra misma de quién era.
“Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y
allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos
bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe,
regocíjate.”
Debemos ser muy cuidados cuando escuchamos predicar acerca de las bendiciones
de Dios. Nuestra percepción de Sus bendiciones es de vital importancia.
¿Queremos amontonar bendiciones para nosotros mismos y así crear un pequeño
capullo perfecto para nuestra comodidad y placer? ¿O queremos mirar a nuestro
alrededor y bendecir a los demás? Somos bendecidos desde el mismísimo
principio del pacto de Dios de bendecir a la humanidad: ¡Bendecidos para ser
de bendición!
GARY WILKERSON
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