martes, 29 de mayo de 2012

UNA VICTORIA DE ÚLTIMO MINUTO

El rey de Siria llevó a su ejército a Samaria para sitiarla (ver 2 Reyes 6:24). El ejército sirio detuvo estratégica mente todos los alimentos que iban para Samaria y pronto las condiciones eran desesperantes. La gente vendió todo lo que tenía para conseguir cualquier resto de comida. El rey de Samaria estaba horrorizado por lo que estaba aconteciendo, le echó toda la culpa a Elíseo y envió un mensajero para matarlo. Cuando llegó el mensajero, amigos de Elíseo le negaron la entrada a la casa del profeta. Durante el enfrentamiento el mensajero gritó a Elíseo: "El rey dijo: "Este desastre viene del Señor. ¿Por qué debería esperar en el Señor por más tiempo?'"(6:33, NVI). En pocas palabras, el rey no tenía fe. Estaba convencido de que Dios había abandonado a Samaria y que tenían que actuar por su cuenta. ¿Cuál fue la respuesta de Elíseo? "Oíd la palabra del Señor" (7:1). Este es un consejo sabio para cualquier cristiano frente a la crisis. Si su situación ha ido más allá de su control es necesario recordar la Palabra de Dios. Elíseo le dijo al mensajero: "Por este tiempo mañana, un seah [cinco cuartos] de harina se venderá a un siclo [media onza de plata] y dos medidas de cebada por un siclo en la puerta de Samaria" (7:1). En otras palabras: "¡No se rindan! El alimento vendrá en tal abundancia, que con una pequeña moneda van a comprar todo lo que puedan comer". El mensajero se burló con incredulidad: "Mira, incluso si el Señor abre las compuertas de los cielos, ¿como puede suceder esto?"(7:2). Él sabía que el rey de Samaria estaba dispuesto a rendirse. Pero Elíseo sabía que Dios ya estaba en movimiento en su favor y que deseaba convertir la incredulidad en fe. En ese momento, cuatro leprosos sentían morir de hambre en Samaria y se dijeron unos a otros, "¿Por qué sentarnos aquí y morir? Vamos a ir al campamento de los sirios para mendigar comida. O nos matan o tendrán piedad de nosotros." Al acercarse al campamento de los sirios, los leprosos se dieron cuenta que el enemigo había huido y había dejado atrás todas sus provisiones. Los leprosos disfrutaron de un banquete y después de estar satisfechos, corrieron a Samaria para decirle al rey. Increíblemente, el rey no les creyó. Pensó que era una trampa tendida para una emboscada pero la gente dentro de la ciudad se enteró y actuó en fe: "El pueblo salió y saqueó el campamento [de los sirios]" (7:16). ¡Piense en ello! El rey de Samaria estaba a un día de rendirse a su enemigo, sin embargo, Dios ya había ganado la victoria para él. Usted puede estar al borde de la derrota, pero Dios quiere cumplirle sus promesas. Manténgase en Su Palabra con fe. Gary Wilkerson

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