miércoles, 9 de mayo de 2012
ACERCANDOSE A EL
La característica más poderosa de una fe verdadera y salvadora es un deseo
por estar más cerca de Él. “Asimismo, Cristo padeció una sola vez por los
pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad
muerto en la carne, pero vivificado en espíritu” (1 Pedro 3:18).
¿Por qué Jesús sufrió y murió? ¿Por qué Él proveyó justificación para
nosotros? ¿Por qué Su perfecta justicia nos es dada a nosotros? Esta es para
acercarnos a Dios. Todo esto se trata acerca de tener intimidad, comunión con
el Padre.
Cuando Adán pecó, él perdió la cosa más preciada que cualquier hombre o
mujer pudo poseer: intimidad con Dios. El pecado alejó a Adán del Padre e
incluso hizo que este se ocultara de Su presencia. Desde ese entonces, cuando
un hombre peca su tendencia es huir y esconderse, tal como Adán lo hizo.
La razón por la que Dios odia el pecado es porque nos roba su comunión con
Él. Dios nos creó para que tuviéramos intimidad con Él, y al anhelar tener
comunión con nosotros, Dios envió a Su propio Hijo a morir en la cruz, para
justificarnos y romper el velo que bloqueaba el tener intimidad con Él.
El poder de la justificación es que trajo de nuevo el propósito original de
Dios de crear al hombre para que tuviera comunión con el Padre.
El mundo actual está lleno de maldad, calumnias, mentiras satánicas,
seducciones, culpa, temor, condenación -todo diseñado por Satanás para
hacernos sentir indignos para entrar en la presencia de Dios. El diablo nos
mantendría ocultos como lo hizo con Adán -para evitarnos tener intimidad con
Dios.
Nosotros hemos sido librados de todo esto. Nosotros tenemos el derecho de estar
en la presencia de Dios -una invitación a Su trono - porque nos presentamos
delante de Él con justicia perfecta. Dios nos invita a su trono de gracia
porque Él nos acepta como santos en Cristo. Nuestro pecado está bajo la
sangre, olvidado, y ahora nosotros tenemos derecho dentro de Su santidad.
Amado, Jesús no murió solamente para llevarlo al paraíso. Él murió para
que cada día usted pudiera vivir en hermosa y cercana comunión con el Padre.
DAVID WILKERSON
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