viernes, 4 de mayo de 2012
EN CRISTO
Yo creo que la justificación por fe es la verdad central, el fundamento del
cristianismo. Usted no puede experimentar el verdadero descanso y la verdadera
la paz hasta que se convence de que nunca podrá presentarse como recto ante
los ojos de Dios por sus propias obras de justicia.
Si usted no comprende que la justicia perfecta de Cristo es nuestra por fe,
usted llevará una vida de mucho esfuerzo y sudor. Usted pasará sus días
tratando de agradar a Dios a través de actos legalistas y sin esperanza con el
objeto de conseguir su propia justicia. Pero la verdad es que ¡usted nunca
obtendrá ninguna rectitud que presentar ante el Señor!
Sin duda usted está familiarizado con el pasaje de Isaías en el que se habla
de que todas nuestras justicias son como trapos de inmundicia ante los ojos de
Dios (ver Isaías 64:6). Esto no significa que Dios menosprecia las buenas
obras - para nada. Nosotros debemos de hacer buenas obras, pero si usted piensa
que éstas le dan mérito a su salvación, que éstas le permiten presentarse
como santo ante Dios, entonces ¡dichas obras son trapos inmundos!
Usted puede sentirse bien por las buenas obras que usted realiza e incluso
disfruta el momento de victoria cuando resiste la tentación. Usted se siente
recto, y piensa que el Señor le ha dado su favor. Sin embargo, al día
siguiente, usted falla. Usted cae en pecado y de repente pierde todo su gozo.
Usted piensa que el Señor está enojado con usted y se pregunta si ha perdido
su salvación.
Es una montaña rusa de emociones que suben y bajan, que están calientes y
después frías, es un ir y venir entre pecado y confesión - dependiendo de
qué tan bien o mal usted se ha portado en cierto día. ¡Es una vida de
miseria porque usted está tratando de agradar a Dios en su carne!
Amado, ninguna justicia de la carne podrá ser presentada delante de Dios.
Incluso, la mejor gente entre nosotros, la más moral, los más santos han
caído de la gloria de Dios. Ninguno de nosotros jamás ha sido aceptado ante
los ojos del Padre por nuestras buenas obras. ¡Nosotros solamente somos
aceptos por Él por estar en Cristo!
“...porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.” (Gálatas 3:28).
Cuando nosotros nos volteamos a Jesús con una fe que salva, que deja a un lado
el yo, entonces nosotros llegamos a ser uno con Cristo. Estar “en Cristo”
significa que Dios nos da el crédito de justicia de Jesús. ¡Todos nuestros
pecados son lavados por Su obra, no por la nuestra!
DAVID WILKERSON
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