jueves, 28 de julio de 2011

UNA VIDA DE ORACIÓN

El Espíritu Santo ha venido para conducirnos a una vida de oración. "El
Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad porque no sabemos lo que hemos de
pedir como conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos
indecibles" (Romanos 8:26).

Considere lo que Pablo dice sobre el papel del Espíritu Santo en nuestra vida
de oración. ¡Estamos tan confundidos acerca de la oración y la hacemos
parecer tan complicada! Vaya a cualquier librería cristiana y usted
encontrará un sin número de libros sobre el tema repletos de fórmulas
detalladas sobre cómo debemos orar.

Estas múltiples teorías pueden aumentar todo tipo de preguntas acerca de la
oración:

* ¿Cuándo la oración se convierte en intercesión?
* ¿Se mide la intercesión por el fervor, la intensidad o la cantidad de
tiempo que paso de rodillas?
* He sido enseñado a orar conforme a la voluntad de Dios, pero ¿cómo puedo
saber su voluntad?
* ¿Y cómo le hago para orar? ¿Cuentan las oraciones mentales?
* ¿Exactamente, para qué oro?

Tal confusión puede ser tan abrumadora que puede causar que muchos eviten
orar.
Nunca ha habido un tiempo en que las oraciones del pueblo de Dios sean más
necesarias que ahora. Vivimos en un mundo enloquecido. Los acontecimientos
mundiales empeoran: conspiraciones para robar la paz de la gente, las
sociedades buscan por todas partes una fuente de consuelo pero no lo encuentran
en la psicoterapia, en la religión muerta, en diferentes causas o incluso en la
caridad.

La Biblia nos ha dicho: "El mundo no conoce a Cristo y no lo recibe. Pero
vosotros le conocéis "(Juan 14:17).

Una de nuestras mayores preocupaciones debiera ser mantener una vida de
oración. Cuando descuidamos la oración, entristecemos al Espíritu de Dios.
Sí, es posible que nosotros agraviemos al Espíritu Santo. Pablo escribe lo
mismo cuando dice: "Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios" (Efesios
4:30).

En efecto, el Espíritu comparte el dolor de Dios a causa de la incredulidad de
su pueblo y la falta de oración. Consideremos sólo algunas maneras poderosas
en que el Espíritu Santo juega un rol en nuestras oraciones:

* A través de la oración el Espíritu Santo manifiesta la presencia de
Cristo en nosotros.
* A través de la oración del Espíritu sella las promesas de Dios en
nuestros corazones.
* A través de la oración el Consolador nos habla de esperanza.
* A través de la oración el Espíritu libera sus ríos de consuelo, paz y
descanso en nuestras almas.


David Wilkerson

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