El apóstol Pablo escribe que cuando Jesús regrese, "a su debido tiempo
mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de
señores," (1 Timoteo 6:15). Pablo está diciendo, en esencia: "¡Cuando Cristo
venga, va a demostrar a todos que es el Señor!"
Dios el Padre entronó a Cristo como rey de todas las naciones y toda la
naturaleza, y como el Señor de la iglesia. Pablo está diciendo: "No importa
cómo luzcan las cosas en el exterior. Todo puede parecer fuera de control y
puede parecer como si el diablo hubiera tomado el poder. Pero la verdad es que
Dios ha puesto todas las cosas bajo los pies de Jesús y ¡Él sigue siendo el
rey sobre todas las cosas!".
"Por él fueron creadas todas las cosas que están en los cielos y las que hay
en la tierra, visibles e invisibles, sean tronos, sean dominios, sean
principados, sean potestades: todo fue creado por él y para él" (Colosenses
1:16). "Él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia... para que en todo tenga
la preeminencia" (versículo 18).
Estos pasajes prueban que Dios todopoderoso ha nombrado a Jesucristo como
Señor, y todo dominio se ha colocado en sus manos. Sin embargo, vemos a
nuestra sociedad y al gobierno destronar a Cristo en todo, negándose a
reconocer su autoridad y reinado. Estamos quitando a Dios de nuestras escuelas
y tribunales haciendo caso omiso de Él en la elaboración de nuestras leyes. Y
ahora estamos recogiendo una cosecha terrible.
Yo creo que el rechazo de América al señorío de Cristo es la razón detrás
de todo el derramamiento de sangre, violencia, odio racial, decadencia moral,
abuso de drogas y brote de mortales enfermedades sexuales en nuestra sociedad.
Los legisladores, educadores y medios de comunicación han hecho de Dios un
tema innombrable.
Sin embargo, mi preocupación va más allá del rechazo de América a la
autoridad de Jesús. Creo que el problema del destronamiento de Cristo es mucho
peor, mucho más trágico, ya que está sucediendo en su iglesia. ¡Es cierto!
Nuestro Señor exaltado está siendo destronado en las iglesias de la tierra y
en las vidas de una multitud de creyentes.
Es comprensible que la gente impía quiere destronar a Cristo. Pero, ¿cómo se
debe entristecer Dios al ver a Cristo destronado por aquellos que se llaman por
Su nombre.
DAVID WILKERSON
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