jueves, 11 de abril de 2013

EL SEÑORÍO DE CRISTO

Aquellos que se someten al señorío de Cristo incrementan su fuerza y
conocimiento de Dios. Ellos literalmente ganan nuevas fuerzas mental y
físicamente. Ellos no desmayan en el camino porque Jesús derrama su propia
fortaleza en ellos sobre la marcha.

"Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar
por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en
toda sabiduría y comprensión espiritual, para que andéis como es digno del
Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en
el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de
su gloria, para toda paciencia y longanimidad "(Colosenses 1:9-11).

Dios guardará sin mancha a los que se someten a su señorío hasta el día de
la venida de Cristo. Si nos sometemos a Jesús, haciendo lo que Él manda, no
apoyados en nuestro propio entendimiento, nunca nos faltará nada. Él suplirá
todo lo que necesitamos para agradarle. ¡El Señor mismo nos va a mantener y
nos va a sostener irreprensibles hasta el fin!

"Que en todas las cosas fuisteis enriquecidos en él, en toda palabra y en toda
ciencia; así como el testimonio de Cristo ha sido confirmado en vosotros, de
manera que nada os falte en ningún don, esperando la manifestación de nuestro
Señor Jesucristo: el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis
irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es Dios, por el
cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor "(1
Corintios 1:5-9 ).

Tenemos que confiar nuestras vidas al cuidado de Jesús. Entonces será Su
responsabilidad sostenernos y mantenernos: "Pero el Señor es fiel, y él los
mantendrá a ustedes firmes y los protegerá del mal" (2 Tesalonicenses 3:3).
Él dice: "Si me mantienes entronizado en su corazón, yo te mantendré sin
mancha hasta mi venida. ¡Yo voy a evitar que caigas!" "sigan haciendo lo
correcto y confíenle su vida a Dios, quien los creó, pues él nunca les
fallará." (1 Pedro 4:19b).
DAVID WILKERSON

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