“Christus Victor” es la frase del latín que los padres de la iglesia
primitiva usaron para describir a Jesús y Su expiación. Traducido a grandes
rasgos, significa: “Nuestra victoria no está en nosotros mismos, sino en
Cristo”.
Si derrotamos a un enemigo cuando las probabilidades son de cincuenta por
ciento, nos sentimos tentados a pensar: “yo gané la batalla.” Pero cuando
nuestro enemigo tiene 3 metros de altura, cuando lo hemos reprendido pero
regresa aun más fuerte, cuando hemos agotado todos nuestros recursos, cuando
nos damos por vencidos y decimos: “No puedo hacer esto”, entonces Dios
dice: “Te tengo justo donde te quería.”
Por lo general, las historias del Antiguo Testamento son enseñadas a los
niños, no como verdades espirituales, sino como enseñanza moral. Por ejemplo,
la lección de Jonás se suele presentar como: “No desobedezcas a Dios o te
meterás en serios problemas.”
A la mayoría de nosotros se nos enseñó la historia de David y Goliat en la
escuela dominical y la lección era: “Sé valiente y osado.” El problema
con esta interpretación de la historia de David es que les estamos enseñando
a nuestros hijos a que hagan algo que ellos no son capaces de hacer. No había
ni un solo soldado israelita que podría haber sobrevivido a un combate cuerpo
a cuerpo con Goliat. Esa batalla estaba por encima incluso del hombre más
valiente.
Del mismo modo, cuando estamos en una batalla espiritual, la valentía y la
audacia no son suficientes. David sabía que no estaba a la altura Goliat. De
hecho, todavía no era ni siquiera un soldado, era demasiado joven. La única
cosa con la que David estaba armado cuando se presentó en el frente de batalla
era pan y queso para sus hermanos. Sin embargo, la diferencia con David era que
él sabía que la batalla no era suya, sino de Dios. Cuando escuchó las burlas
de Goliat, testificó:
“Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la
cabeza,…y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta
congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es
la batalla, y él os entregará en nuestras manos.” (1 Samuel 17:46-47).
DAVID WILKERSON
No hay comentarios:
Publicar un comentario