martes, 26 de febrero de 2013

GRACIA QUE HACE UNA VIDA PELIGROS

El ángel Gabriel le habló a María, la madre de Jesús, y le dijo:
“¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo;…mas ella…se turbó por
sus palabras” (Lucas 1:28-29).

Yo creo que María se turbó cuando el ángel le habló porque ella estaba
consciente de la historia de su pueblo. Ella sabía lo que le había sucedido a
los israelitas que hallaron gracia delante de Dios. El resultado fue bendición,
es cierto, pero no siempre era agradable. Considere estos ejemplos:

Abel halló gracia delante de Dios a través de su sacrificio agradable al
Señor. Pero el hermano de Abel, Caín, estaba celoso porque él no halló el
mismo favor - y Abel pagó con su vida.

Noé halló gracia ante Dios. Él vivió rectamente en una generación malvada
y fue salvado de la destrucción del diluvio. Sin embargo, todas las
comodidades que Noé conoció en la tierra fueron aniquiladas. La historia de
la construcción de la sorprendente arca no fue un cuento para niños, sino que
era una historia triste de juicio en una escala mundial. Aunque Noé y su
familia sobrevivieron, perdieron todo lo que tenían en gran estima.

Lot halló gracia delante de Dios y fue capaz de escapar al juicio. Dios lo
libró de Sodoma, una ciudad preparada para enfrentar la destrucción ardiente.
Pero al escapar, Lot perdió casi todo lo que estimaba, incluyendo a su esposa.

José halló gracia delante de Dios y fue bendecido con sueños proféticos.
Pero el don que distinguió el favor de José también enfureció a los que lo
rodeaban.

Mi punto es que hallar gracia ante Dios es peligroso - y María lo sabía. Las
Escrituras hebreas lo dejan claro historia tras historia: Hallar gracia puede
ir acompañado de peligro, dificultades, presión, persecución, dolor y
tribulaciones. Lamentablemente, gran parte de la iglesia americana no reconoce
esto en cuanto al favor de Dios. Muchos pastores enseñan que hallar gracia
significa ser próspero, tener una linda casa o auto, nunca ser perseguido,
vivir sin dificultades y siempre estar en la cima.



María lo sabía muy bien y lo demostró en su respuesta al ángel: “He aquí
la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38).
¡Esa es la respuesta que quiero tener! No importa qué tan peligroso sea
hallar gracia ante Dios, no quiero cambiarlo por una vida fácil y cómoda. Yo
no quiero ser librado de los problemas si es que eso significa perder Su favor.

GARY WILKERSON

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