martes, 14 de febrero de 2012

¡UNA PENA DOBLE!

La primera parte de la “pena doble” de Dios se refiere a cuando nosotros
pecamos en su presencia en contra de su luz y amor. El pecado por sí mismo no
le afecta a Dios, pero sí el hecho de que Él conoce sus consecuencias. Dios
sabe que nuestro pecado nos producen dolor y miseria.

La segunda parte de la “pena doble” de Dios se refiere a que nuestro pecado
hace que Él tenga que cumplir Su Palabra sobre la necesidad de juzgarnos. Dios
se para frente a nosotros como un padre amoroso y escucha nuestro clamor
angustiante, al mismo tiempo que nos corrige -todo esto con el propósito de
producir en nosotros un carácter santo.

En alguna ocasión yo tuve una profunda crisis. Calumnias fueron dichas acerca
de mí y mientras éstas se esparcieron por algún tiempo, yo empecé a recordar
la Palabra de Dios:

 * “El testigo falso no quedará sin castigo, y el que dice mentiras
perecerá.” (Proverbios19:9).
 * “El malo presta atención al labio inicuo y el mentiroso escucha la
lengua detractora.”(17:4).

Después de un tiempo, yo clamé en desesperación: “¡Oh Dios, por cuánto
tiempo permitirás que esta situación continúe! Las mentiras siguen
cambiando. Ni siquiera sé de qué se tratan éstas ahora. Tú eres mi
defensor, Señor, y tú dices que tomas la venganza de tu pueblo. Pero yo no
veo que tú estés ejerciendo ninguna justicia.”

Mientras pensaba en todas las calumnias que venían en mi contra, recordé las
batallas peleadas por otros pastores y siervos. Hasta la fecha, ellos son gente
recta que ha soportado pruebas terribles, pues palabras malvadas han sido
proclamadas en su contra.

“¿ Por qué Señor?” oré. ¿Por qué permites que tu pueblo se duela?”

El Señor me contestó, “David, yo soy misericordioso, piadoso y tardo para
la ira porque me duele tener que ejercer mi justicia. Si tú pudieras sentir mi
pena, tú, nunca, jamás, desearías ver mi juicio caer. Tú comprenderías por
qué yo espero extensamente para ejecutarlo. Tú sabes cuán doloroso es
disciplinar a tus hijos. Lo mismo sucede conmigo. Me duele corregir a quienes
amo!”
DAVID WILKERSON

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