"Entonces toda la congregación de los hijos de Israel emprendieron su viaje
desde el desierto de Sin, según el mandamiento del Señor, y acamparon en
Refidim, pero no había agua para que el pueblo bebiera.... y el pueblo
murmuró contra Moisés, y dijo: "¿Por qué nos sacaste de Egipto para
matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y nuestro ganado?" Entonces
Moisés clamó al Señor, diciendo: '¿Qué haré con esta gente? Un poco más
y me apedrean"(Éxodo 17:1-4).
Dios había guiado a Israel por los lugares más secos en todo el desierto. Era
un lugar de prueba, sin arroyos, ni siquiera un hilo de agua. Lo más
desconcertante de todo es que Israel fue llevado allí "conforme al mandamiento
del Señor" (v. 1).
Dios mismo había permitido a su pueblo tener sed: "Y el pueblo tuvo allí sed
de agua" (v. 3). Los bebés lloraban, los niños se lamentaban, los abuelos
tenían la garganta reseca. Los padres miraban a sus familias y pensaban: "En
pocos días estaremos todos muertos". Por eso, se tornaron en ira contra
Moisés, gritando: "¡Danos agua para beber!" ¡Todavía estaban dependiendo
del hombre, de la carne!
Quiero detenerme aquí para señalar algo. En primer lugar, Dios tomó a Israel
desde Migdol por el mar para probarlos, y ellos fallaron porque no confiaban en
Él. A continuación, les llevó a Mara, donde había otro plan de liberación,
pero ellos volvieron a fracasar. Ahora los condujo a Refidim para pasar por más
pruebas.
¿Observa usted el patrón? Si no aprende a confiar en el Señor con fe
sencilla e infantil cuando está en la prueba, Él le traerá de nuevo a otro
campo de pruebas.
Una vez más, Israel se encontraba en uno de esos lugares. Ellos tenían calor,
sed y enojo. Pero, ¡Dios ya tenía un plan! Él no iba a dejarlos morir. Había
elegido de antemano hacerles caminar hasta el monte Horeb a un depósito de agua
que se había preparado mucho antes. Y esa fuente no iba a durar sólo un día,
una semana o un mes, sino ¡treinta y ocho años!
Sin embargo, Dios estaba esperando una respuesta de fe de Israel. Él estaba
diciendo: "Te he tomado a través de todas estas cosas, pero te has reusado a
aprender. ¿Vas a confiar en mí ahora? ¿Cuántos problemas más tengo que
permitir en tu vida antes de que confíes en mí?"
Nuestro amoroso Padre celestial nunca llevaría a sus hijos a un desierto seco
sólo para dejarlos morir de sed, especialmente cuando Él tiene una reserva en
una roca cercana. Dios siempre ha tenido un plan para su pueblo. Y Él tiene un
plan para usted en este momento para librarle de sus problemas actuales.
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