jueves, 12 de enero de 2012

DEJA A UN LADO Y OLVIDA

El mensaje del Espíritu Santo a la novia de Jesucristo en el Salmo 45 fue:
“También olvida a tu propia gente y a la casa de tu padre” (v. 10). La
pequeña y calmada voz susurra: “No es suficiente que dejes a un lado tu
pasado. También debes olvidar todo- sacarlo de tu mente - ¡todos los amantes
pasados y las distracciones!”

Aquí el mensajero está diciéndole a la novia, “¿Estás considerando el
costo a pagar mientras te preparas para unirte a Él? ¿O le darás a Él una
entrega meramente verbal después de la boda? ¿Has iniciado un compromiso que
estás dispuesta a llevar hasta el final o tu mente juega con imágenes del
pasado, viejos amigos, hábitos, amantes? Si usted se compromete con este
matrimonio, usted no solamente debe hacer a un lado su pasado, ¡usted debe
olvidarlo por completo!”

Cuando Jesús habla de aquéllos que “no renuncian a todo lo que poseen”
(Lucas 14:33), Él está refiriéndose a los individuos que le dan la espalda y
se agarran de sus ídolos. Un ídolo es cualquier cosa que se convierte en el
enfoque de nuestra devoción -todo lo que domina nuestro tiempo, nuestra
atención, dinero, amor, interés.

Muchos esposos pueden afirmar que son buenos proveedores. Ellos trabajan con
esfuerzo y por largas horas, no malgastan el dinero, y pasan tiempo de calidad
con sus familias. Pero ¿cuánto tiempo le dedican a Jesús? ¿Acaso ellos
tienen lo que llamo “momento de apartarse y hacer a un lado” - un tiempo
donde ellos abandonan mentalmente todo lo demás y se encierran a solas para
pasar un momento con Jesús? Es un instante en el que todos los pensamientos
sobre el trabajo, la familia, los hijos son hechos a un lado y decimos,
“¡Este es tu tiempo Jesús. Soy solamente tuyo en este momento!”

El problema no es el negocio, la familia o nuestra carrera profesional. Mas
bien es el “merodear” - el vagabundear y perder el tiempo. Multitudes en el
pueblo de Dios pasa infinidad de tiempo merodeando -pasa horas con los amigos o
sentado frente al televisor. ¡Perdemos horas preciadas y rechazamos a nuestro
Señor y Salvador!

Ahora quiero hablarle a las esposas: Ustedes les han dado a sus esposos e hijos
los mejores años de sus vidas. Ustedes han trabajado esforzada y fielmente, y
han tenido buen cuidado de su familia. Sin embargo, ¿cuántos “momentos de
apartarse y hacer a un lado” les están dedicando a Jesús? ¿ Cuántas horas
a la semana se encierran con el Señor y se acercan a Él?

Cuán celoso ha de estar el Señor de todos sus amantes, de todas las cosas que
consumen su tiempo y atención. El viejo dicho es verdadero: “No es lo
“malvado” lo que es enemigo del cristiano, sino lo “bueno.” La familia,
la carrera, el trabajo, los hijos. No obstante, estas cosas por sí mismas no se
interponen entre usted y el Señor. No - ¡es el merodear!

Hoy el Señor se para frente a nosotros y nos pregunta: "...¿me amas más que
estos? (Juan 21:15)

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