martes, 10 de enero de 2012

ESCUCHE Y CONSIDERE

“Y yo, Juan, vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de
parte de Dios, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo....Entonces
vino a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las
siete plagas postreras y habló conmigo, diciendo: «Ven acá, te mostraré la
desposada, la esposa del Cordero.»” (Apocalipsis 21:2, 9).

¡Ésta es una imagen hermosa de la iglesia de Jesucristo en los últimos
tiempos! La gran ciudad santa que descendió del cielo es su novia sin mancha
-la iglesia vencedora sentada a su diestra en lugares celestiales. Esta iglesia
está cimentada en las verdades del evangelio de los doce apóstoles. Y se
encuentra rodeada por murallas y puertas que alejan todo aquello que es impuro
y que no debe tener cabida. ¡La reina se para frente al novio, la boda está
por comenzar, y de pronto se escucha la voz de un tercero! La reina revestida
de oro es honrada, favorecida, bellamente decorada, y ahora se para a la
diestra de su Amado. El matrimonio está por llevarse a cabo. Pero antes de que
la ceremonia inicie una voz le suspira una advertencia a la novia: “¡Oye,
hija, mira e inclina tu oído!..." (Salmo 45:10).

Yo creo que esta voz es la del Espíritu Santo, advirtiéndoles a todos
aquellos que son llamados en Su nombre. Él le está hablando una palabra a los
vencedores - a aquéllos que están muy enamorados de Jesús - “Escucha,
considera.” Esta voz viene a la novia en los momentos finales, justo antes de
que el matrimonio sea consumado.

Ahora, usted debe comprender que la reina ya ha sido escogida. Su corazón ha
sido conquistado por el novio. Ella ha abandonado su hogar, su familia, su
país, y se ha comprometido con Él. Ella está llena de gozo porque ama
apasionadamente al Rey.

Entonces, déjeme preguntarle: ¿Usted se considera escogido por el Señor?
¿Es usted la niña de Sus ojos, redimida y cubierta con su sangre? ¿Lo ama
con todo su corazón? ¿Ha dejado al mundo entero, a su pasado, por Él? “Él
es mío y yo estoy comprometida con Él. ¡Señor, yo te amo con todo mi
corazón!” ¿Puede usted decir esto?

Mi punto es este: Si usted quiere ser la novia de Cristo, a usted le debe
importar más allá de escapar simplemente del infierno. En su lugar, ¡usted
debe desear no estar ausente del gran día de la boda! Usted debe estremecerse
con el puro pensamiento de no ser Su novia- de no ser estar con Él, de no
pasar la eternidad con Él.
 

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