martes, 25 de marzo de 2008

LA PURIFICACION DEL ALMA




El alma se puede purificar de dos formas. La primera utiliza la aflicción, la angustia, el sufrimiento y el tormento interno. La segunda utiliza el fuego de un ardiente amor; un amor que es impaciente y siente hambre.
Es cierto que algunas veces el Señor usa ambas formas para tratar con nuestra alma. Toda revelación y comprensión acerca de Dios, todo conocimiento experimental verdadero de Dios, surge del sufrimiento, que es la prueba más genuina de amor.
Oh, cuánto espero y deseo que puedas comprender el gran bien que procede de las tribulaciones. Las tribulaciones purifican el alma. La purificación del alma por medio de las tribulaciones es lo que produce la paciencia.
En medio de la tribulación se puede producir la oración ardiente.
En medio de la tribulación podemos ejercer los actos más sublimes de amor y caridad. El regocijarnos en medio del as tribulaciones nos acerca a Dios. Son las tribulaciones las que aniquilan y refinan. Son aquello que toma lo terrenal y lo transforma en celestial. De lo humano, sacan lo divino... transformando al uno y llevándolo al otro, uniéndolos ambos con el Señor.
Oh, cristiano, si quisiera conocer la forma de ser constante en medio del fuego de las tribulaciones, y callado en medio del fuego de las tribulaciones, y ser lavado con las aguas de la aflicción, entonces descubrirías con cuánta prontitud la bondad divina haría su trono en tu alma.
Allí, en esa buena habitación, Dios podría refrescarse y solazarse.

MOLINOS.

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