Hay dos clases de oscuridad, la carente de felicidad y la feliz.
La primera oscuridad es la que surge del pecado. Es una oscuridad llena de
infelicidad, que lleva al cristiano a la muerte eterna. La segunda clase de
oscuridad es la que el Señor permite dentro de nuestro interior para establecer
y solidificar la virtud. Es una oscuridad feliz, porque ilumina el espíritu
interior, lo fortalece y le da mayor luz.
Por consiguiente, no debes sufrir e incomodar te cuando se oscurezca tu camino
y te rodeen las tinieblas.
Tampoco se supone por esto que te falte la presencia de Dios; que El te haya
dejado o ya no te ame. Además, no debes ver la luz que antes poseías como una
gran pérdida, ni tampoco consideres la relación que tenías antes con el Señor
- por bendecida que fuera y aunque haya cesado de existir por completo -como
gran pérdida. No lo es.
Quisiera que vieras esos tiempos de oscuridad como oscuridad feliz; una oscuridad
en la que debes perseverar en tu búsqueda interna
Son una señal manifiesta de que Dios, en su infinita misericordia, está tratando
de llevarte por la senda interior. Qué buenos van a ser los resultados, querido
amigo,si aceptas esos tiempos con paz y resignación . Tiempos así son para tu
bien espiritual. Estos tiempos de oscuridad no te retrasan en tu peregrinar hacia
El. Tal vez parezcan hacerlo,pero en realidad te apresuran hacia el punto final
de tu jornada
MIGUEL DE MOLINOS
EXTRAÍDO DEL LIBRO : 100 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO
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