jueves, 6 de marzo de 2014
PORQUE EL SEÑOR AL QUE AMA
En ocasiones, a lo largo de años en el ministerio, he sido sobrecogido por
enemigos que se levantaron contra mí. En aquellos momentos, sentía la
disciplina del Señor como una vara en mi espalda. Recuerdo un periodo en
particular, cuando yo estaba siendo calumniado por todos los lados. Otros
ministros me preguntaban: "David, estoy oyendo cosas cuestionables acerca de
ti. ¿Son ciertas? Todo este asunto acerca de ti, ¿viene del diablo o es Dios
tratando de hablarte?"
Incluso esa pregunta me ofendía y el dolor emocional de todo esto me aplastó
totalmente. Quedé exhausto físicamente por la batalla en curso y apenas
podía enfrentar el ir a la iglesia a predicar. Una mañana mi esposa
literalmente tuvo que levantarme de mi silla en mi estudio. A mitad de camino a
la iglesia, yo le dije que no podía seguir adelante. Ya no podía enfrentarme a
otra persona en nuestros servicios, que se preguntara si yo era un farsante.
Finalmente clamé: "Señor, ¿qué he hecho para merecer esto? ¿Cuál es mi
pecado?" Entonces Dios me condujo a esta oración de Jeremías: "Castígame, oh
Jehová, mas con juicio; no con tu furor, para que no me aniquiles" (Jeremías
10:24).
Estas palabras de Jeremías se volvieron mi oración diaria durante ese tiempo
severo de prueba: "Señor, castígame y júzgame si debes. Pero por favor, ¡no
lo hagas en ira! Si oigo una palabra airada más, me destruirá. Por favor, no
me reduzcas a polvo, Señor. ¡Ya estoy por los suelos!"
Cuando terminé de orar, el Señor me respondió: "David, si elijo corregirte,
es porque te amo. Esta prueba, para nada es acerca de Mi juicio. Yo soy
misericordioso y amoroso para contigo, así que ¡quédate quieto y mira Mi
gloria!" Este conocimiento de Su gloria me llevó a través de todo, hasta un
lugar de descanso total y Dios me reivindicó por todos lados.
Amado, una vez que tienes esta revelación de la gloria de Dios, nunca más
tendrás temor de que Él te vaya a corregir en ira. Él lleva su vara en una
mano tierna y amorosa. Él te va a disciplinar, pero sólo en compasión de
gracia. Él nunca te hará daño ni te echará a un costado. ¿No debiera esto
hacer que nuestros corazones se derritan ante Él en adoración?
"Porque Jehová al que ama castiga, como el padre al hijo a quien quiere"
(Proverbios 3:12).
DAVID WILKERSON
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