lunes, 17 de marzo de 2014

EL SEÑOR, JUSTICIA NUESTRA

“En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra” (Jeremías 33:15). ¿A qué “días” se está refiriendo Dios aquí? Él está hablando del tiempo cuando se cumpliría la visión, y el “Renuevo de justicia” que él menciona, ¡no es otro que el Señor Jesucristo! Amados, Dios ha cumplido esta visión a través de la muerte y la resurrección de Su Hijo Jesucristo. Él ha establecido Su iglesia, y el nombre de esta iglesia no es ni bautista, ni pentecostal, ni ningún otro nombre sino: “Jehová, justicia nuestra” (Versículo 16). Pero la noticia más maravillosa de todas es que Dios dice de esta iglesia: “Y me será a mí por nombre de gozo, de alabanza y de gloria, entre todas las naciones de la tierra, que habrán oído todo el bien que yo les hago; y temerán y temblarán de todo el bien y de toda la paz que yo les haré” (Versículo 9). El significado literal de esta última frase es: “Ellos se estremecerán y se asombrarán, sobrecogidos y llenos de temor de Dios”. Dios estaba diciendo: “¡Voy a hacer algo tan asombroso, tan claramente lleno de Mi paz y verdad abundante, que Mi pueblo temblará con temor!”. Pero, ¿Qué causará este temor y temblor? ¿Será un mensaje duro de juicio? ¿Predicación legalista? ¿Una expresión de la ira de Dios? ¡No! Todo el temor y el temblor vendrán por la revelación de la bondad de Dios y por la expresión de Su bendición inmerecida, dándole a su pueblo paz y reposo abundante. Cuando el Señor prometió ser la justicia de su pueblo por fe, ¿Acaso repentinamente los israelitas comenzaron a caminar descuidadamente, bajando sus estándares de santidad? No, de ninguna manera. En vez de eso, ¡Su promesa de paz y reposo les hizo temblar de temor! DAVID WILKERSON Vemos un cuadro de este temblor santo en Marcos 4. Cuando una tormenta amenazaba las vidas de los discípulos, Jesús reprendió al viento y el mar diciendo: "Calla, enmudece” (Marcos 4:39). ¿Cómo reaccionaron los discípulos frente a esto? Las Escrituras dicen: “Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?” (Versículo 31). ¿Por qué estos hombres “temieron con gran temor”? Fue porque Él calmó la tormenta, trayendo paz y calma. Es decir, temblaron al ver la bondad que Cristo mostró a sus seguidores infieles, no merecedores de ella.

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