miércoles, 6 de noviembre de 2013
NO OS TURBÉIS
una mente turbada es la que padece de un continuo descontento, que está
presionada, perturbada, inquieta, que se preocupa por el futuro y el pasado
así como por las circunstancias presentes. Estoy convencido de que hay más
mentes atribuladas hoy que en las generaciones pasadas.
Aparentemente muchos de los que aman a Jesús están tan atribulados en sus
mentes como las masas de incrédulos. Veo evidencia de esto en algunas de las
cartas que recibe nuestro ministerio. Un sin número de creyentes permanecen
despiertos por la noche, afligidos y angustiados. Van a la iglesia esperando
experimentar algún tipo de alivio de sus cargas, pero una vez salen del
servicio, sus problemas regresan.
Jesús advirtió que en los últimos días los corazones de las personas
estarían preocupados por todas las crisis que tomarían lugar en el mundo.
"Entonces habrá…angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del
mar y de las olas; desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de
las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos
serán conmovidas" (Lucas 21:25-26).
Jesús dijo que los eventos que vienen sobre el mundo asustarían tanto que las
personas caerían muertas literalmente de deficiencia cardiaca.
Años atrás llegó una carta de un predicador que tenía alrededor de noventa
años. Él recordaba que la inmoralidad en la década del 1920 trajo el juicio
sobre América a través de la Gran Depresión. Él ha sido testigo de dos
Guerras Mundiales, ha visto el cambio en el sistema de transporte desde
carruajes tirados por caballos a transbordadores espaciales, y el cambio de
las comunicaciones desde radios con interferencias sonoras al Internet. En
pocas palabras, lo ha visto todo.
Ahora él nos cuenta que la maldad que tiene lugar en nuestra nación hoy lo
aflige más que cualquier cosa de lo que ha sido testigo en la
vida. Difícilmente puede asimilarlo todo, dice, porque está pasando tan
rápido, y las profundidades de la depravación están más allá de la
comprensión.
Aún así Jesús nos da una palabra de consuelo a pesar de todo lo que vemos
que está tomando lugar. Él ordena: “…mirad que no os turbéis: porque es
necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin” (Mateo 24:6). Él
nos está diciendo: “¡No permitan que ninguna de las cosas malas de las
cuales les estoy advirtiendo, atribulen sus mentes!”
DAVID WILKERSON
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