miércoles, 27 de noviembre de 2013

LA PRUEBA DE FUEGO

En sus momentos de desánimo, David no podía entender por qué estaba tan abatido. Se preguntó: "¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí?" (Salmo 42:5). Sin embargo, sus preguntas no eran dudas acerca de Dios. De hecho, David comienza el salmo expresando su profunda sed del Señor: "Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?" (Versículos 1-2). En medio de su desánimo, David clamó por una revelación del Señor. Él decía: "Dios, nunca ha habido un momento en que yo te haya amado más, así que ¿por qué estoy sufriendo de este desánimo abrumador?" A veces David experimentaba desesperación y depresión a causa de su pecado. Él soportó el castigo del Señor por su orgullo cuando contó sus guerreros, lo cual era contra de la ley de Dios. Y sintió el dolor de la vara de Dios cuando cometió adulterio con Betsabé y dispuso que su marido muera asesinado. Su corazón se quebrantó a causa del juicio que trajo sobre su familia a causa de estos pecados. Hoy en día, muchos creyentes están deprimidos porque el Espíritu Santo ha querido llevarlos a la victoria, pero ellos se resistieron. Eligieron el camino de la carne y éste siempre conduce al dolor y al desaliento. Sin embargo, me estoy dirigiendo a los creyentes arrepentidos, aquéllos que buscan a Dios con todo su corazón. Estos siervos fieles han sido presa de un tipo diferente de desánimo, el tipo que viene sobre ellos repentinamente, de la nada, sin ninguna razón aparente. Cuando llegue el ataque, no pienses que es algo inusual. Dios permite este tipo de pruebas de fuego en todos sus santos. Pedro escribe: "Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese" (1 Pedro 4:12). Si éste es tu caso, puedes estar absolutamente seguro de que estás bajo ataque. Satanás ha enviado una nube de desánimo para agobiarte. Ésta ha sido el arma favorita del enemigo durante siglos contra los elegidos de Dios, ¡pero Él (Dios) siempre tiene la victoria! DAVID WILKERSON

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