viernes, 8 de noviembre de 2013
EL PLAN DEL SEÑOR PARA NOSOTROS
El plan del Señor para nosotros siempre ha sido simple. Él ha dicho: “No
tienes que temer ningún poder que venga contra ti, Yo actuaré como tu
defensor en todo momento. Si simplemente confías en Mis promesas declaradas,
arrojándote a mi cuidado por la fe, seré omnipotente Dios para ti.
Conquistaré a todos tus enemigos y los derribaré delante de ti. ¡Serás
victorioso, más que vencedor, viviendo el resto de tus días en paz, sin
temor!”
Yo te pregunto: ¿Estás viviendo el resto de tus días sin temor, con un
espíritu calmado y una mente tranquila? La mayoría de nosotros no vivimos ni
una fracción de nuestro tiempo de esa manera. Entramos y salimos de nuestros
momentos de paz, pero no entramos completamente en el descanso de Dios.
Si estás atribulado, perplejo, angustiado por un pecado asediante, tienes que
entender que ¡Dios no está enojado contigo! Él no quiere disciplinarte o
juzgarte. ¡Todo lo contrario, Él anhela llenarte con Su poder omnipotente!
Dios dice esencialmente la misma cosa en todos Sus pactos: "¡Estoy buscando un
pueblo que crea que yo los libraré de todos sus enemigos!" "No olvidaréis el
pacto que hice con vosotros, ni temeréis a dioses ajenos; mas temed a Jehová
vuestro Dios, y Él os librará de mano de todos vuestros enemigos" (2 Reyes
17:38-39).
En el Antiguo Testamento, esos enemigos eran las naciones paganas: filisteos,
moabitas, heteos, jebuseos, cananeos. Todos estos poderes del mal buscaban
destruir al pueblo de Dios y llevarlos de vuelta a la esclavitud.
Hoy en día nuestros enemigos existen en el reino espiritual: poderes
demoníacos, lujurias de la carne, malos deseos. Y en el Nuevo Testamento, Dios
repite su promesa a su pueblo:
“Yo seré tu Dios y tú serás Mi hijo, Mi hija. De hecho, serás Mi hijo
desde ahora hasta la eternidad. Por lo tanto, recuerda el pacto que he hecho
contigo. No temerás a ningún hombre o poder, sino sólo a Mí. Te libraré de
las manos de todos tus enemigos, incluyendo el acoso demoníaco, tenaz lujuria,
hábitos dominantes y todos los pecados que te asedian”(Ver Hebreos 8:10)
DAVID WILKERSON
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