jueves, 17 de octubre de 2013
UN AVIVAMIENTO DE LIMPIEZA
Todos los profetas vieron los tiempos finales y profetizaron de la reunión de
un pueblo santo y separado que tendría una gran comprensión de la Palabra del
Señor. Daniel escuchó grandes cosas de Dios, pero “no las entendió”
(Véase Daniel 12:8). Sin embargo, él vio que un día vendría cuando un
remanente puro, tratado y probado, lo entendería, habría un remanente de los
últimos días lleno de sabiduría y discernimiento en las cosas de Dios.
“Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos
procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los
entendidos comprenderán.” (Daniel 12:10)
Isaías deploraba la ceguera espiritual del Israel apóstata. Él dijo:
“…erraron en la visión, tropezaron en el juicio.”(Isaías 28:7). El poco
discernimiento que una vez tuvieron fue destruido por sus deseos. Pero Isaías
profetizó de un día en el que “…los sordos oirán las palabras…y los
ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad y de las tinieblas.
...Santificarán mi nombre…y temerán al Dios de Israel. Y los extraviados de
espíritu aprenderán inteligencia, y los murmuradores aprenderán doctrina”
(Isaías 29:18, 23-24)
Yo creo que el avivamiento de los últimos días del cual muchos predican es un
avivamiento de limpieza. Si la obra del Espíritu Santo es convencer al mundo de
pecado, justicia y juicio, entonces es cierto que en un gran derramamiento del
Espíritu Santo habrá poderosas olas de convicción; y una Iglesia permisiva y
descuidada será estremecida y se verá obligada a enfrentarse a sus pecados.
Mientras multitudes de cristianos persiguen señales y milagros y se amontonan
a escuchar a predicadores del éxito y la prosperidad, Dios ha estado llamando
a un “pueblo del desierto” que se consumen con hambre por más de Cristo.
¡En este momento un glorioso grupo está surgiendo! Un día Dios comenzó a
mover sus corazones y se desilusionaron con toda la hipocresía y la
vergüenza. Se metieron en la Palabra de Dios y vieron por sí mismos cuales
son sus propósitos definitivos. Se pusieron el manto de la justicia de Cristo
por la fé, se sometieron a las demandas de Cristo, y decidieron caminar solos
si fuese necesario, para ser totalmente obedientes a Él. Se propusieron
escuchar y entender la voluntad del Señor. Comenzaron a ver cosas en el
Espíritu y se les hizo entender que el fin de todas las cosas está cerca.
Para ellos, ¡la Palabra del Señor ha llegado!
“¡Cristo viene! ¡Arrepentíos, porque el día del Señor está cercano!
¡Despojémonos de todo pecado que nos asedia y pongamos la mira en las cosas
de arriba! No tomes parte en los imperios y los sueños de los hombres.
Abandónalo todo y sal a Su encuentro”. ¡Esa palabra está siendo proclamada
fuerte y claro!
DAVID WILKERSON
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