miércoles, 3 de octubre de 2012

JESÚS Y LA COMPASIÓN

Durante su tiempo en la tierra, Jesús fue la encarnación de la compasión de
Dios. Las escrituras frecuentemente nos dicen que Cristo era “movido a
compasión” por el sufrimiento de la gente (vea Marcos 6:34, 8:2). Y si ese
fue el caso en el primer siglo ¡Que profunda pena debe haber ahora en el
corazón de nuestro Señor!

Creo que Dios esta conteniéndose de intervenir antes del fin de los tiempos
donde pondrá fin a todas las cosas. Nunca creeré que Él es solamente un
espíritu benigno que se sienta en el cielo y que no se conmueve por los
horribles espíritus sueltos en este mundo. No, Él es un Padre compasivo que
agoniza por el sufrimiento de sus hijos.

La biblia nos dice que “nunca decayeron sus misericordias” (Lamentaciones
3:22). “Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y
grande en misericordia y verdad” (Salmos 86:15).

En la biblJesús no los abandonó. Él realizó milagros de sanidad y
liberación. Los mudos hablaban, los paralíticos saltaban, los ciegos veían,
los enfermos repentinamente eran sanados. Y con cada sanidad, la multitud
oprimía para estar aun más cerca. Me imagino la gente cargando a sus niños
enfermos y avanzando hacia adelante, mientras los discípulos luchaban por
mantener el orden.

Estas personas habían estado en el desierto por tres días sin comer y estaban
desfalleciendo de hambre. Y entonces Jesús dijo: “Tengo compasión de la
gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y
enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino” (Mateo
15:32).
Dios quiere que cada uno de nosotros tome parte de Su compasivo corazón hacia
el mundo. Si estás dispuesto a hacer eso, Él enviará las necesidades a tu
puerta. Preséntate al Señor para ser usado y Él te abrirá las puertas.
Entonces conocerás realmente Su corazón de compasión.ia leemos una escena
increíble: “Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos,
mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y
los sanó” (Mateo 15:30).

¿Puedes imaginar esta escena? Todos alrededor de Jesús, cientos de personas
afligidas estaban sentadas y recostadas en el suelo: niños pequeños demasiado
enfermos como para sentarse, gente pidiendo ayuda a gritos, gimiendo de dolor,
con fiebre, poseídos por demonios, enfermos, desesperados.


DAVID WILKERSON

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