Cualquier persona que se aferra a un pecado nunca aceptará la verdad cuando la
oye. ¿Por qué? porque todo pecado lleva consigo una mentira que será aceptado
como verdad.
Cuando el Espíritu Santo convence a un creyente de un pecado particular o
costumbre, viene una y otra vez con advertencias amorosas. El Espíritu de Dios
es tierno, paciente, amoroso - y Él esperará que el creyente responda antes de
que Él traiga disciplina. Él instará continuamente al arrepentimiento a esa
persona a través de Su convicción de amor.
Cuando todos los requiebros y las advertencias del Espíritu son ignorados y el
pecado toma raíz, la pena es el castigo y, por último, el juicio. Dios
permitirá la ceguera de los ojos y la dureza del corazón hasta que se vuelve
imposible para el pecador habitual ver su propia depravación. Eventualmente,
la dureza de su corazón se vuelve impenetrable.
Corazón de Saúl se encontraba bajo el dominio de los ídolos de orgullo y
celos. Orgullo continuamente se levantó en este hombre, haciéndole celoso de
David y cualquier otra persona que caminaba en santidad y su corazón se
llenó de idolatría.
Este es el triste testimonio de este rey idólatra: "Y Saúl respondió: Estoy
muy angustiado... Dios se ha apartado de mí y no me responde más, ni por los
profetas, ni por sueños" (1 Samuel 28:15). Saúl podía llorar, buscar
profetas, y orar por sueños, pero el Señor respondió: "No, Saúl. Yo no
hablo contigo, porque tu corazón ha sido cautivado por un ídolo."
El libro de Jeremías nos dice que Efraín cayó bajo severos castigos del
Señor a causa del pecado. Pero Efraín se arrepintió, alejándose de sus
ídolos y rompiéndolos. Aquí está el testimonio de este hombre: "Porque
después que me convertí, tuve arrepentimiento, y después fui instruido" (ver
Jeremías 31:19).
¿Entiende lo que Efraín está diciendo aquí? En esencia, es lo siguiente:
"Cuando tuve ídolos [pecado] en mi corazón, me dirigí al Señor para recibir
instrucción, pero no pude conseguir una palabra del cielo yo no oí nada de
Dios hasta que me arrepentí y rompí mis ídolos en pedazos. Entonces,
¡recibí claras instrucciones!".
DAVID WILKERSON
miércoles, 31 de octubre de 2012
martes, 30 de octubre de 2012
LLEGAR A SER UN GIGANTE CON DIOS
"Esperad en él en todo tiempo, oh pueblo, derrama tu corazón delante de Él:
Dios es nuestro refugio" (Salmo 62:8).
Debe tener en cuenta que sus citas diarias con Dios son lo más sagrado e
importante, más que las citas con cualquier otra persona (sin importar quien
sea).
Qué vergüenza debe ser para el cielo ver la manera en que los cristianos no
consideran altamente la majestad de nuestro Dios, el Rey de la Gloria. Somos a
menudo impertinentes en el modo que le hacemos esperar y luego, de repente,
sencillamente, cancelamos los planes para reunirnos con él en sus tribunales
¡todo por la cosa más insignificante!
¿Puede usted imaginar a alguien manteniendo el Creador del universo esperando
mientras él ve su programa favorito de televisión? Sin embargo, ¡eso es lo
que muchos de nosotros hacemos! Lo que es peor, muchas veces no nos molestamos
en aparecer ante la presencia de Dios en absoluto. No es que nos olvidemos de
nuestra cita con él, ¡sino que deliberadamente nos negamos a comparecer ante
Él!
Isaías se lamentaba, "Despreciado y desechado entre los hombres, varón de
dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro,
fue menospreciado él, y no lo estimamos" (Isaías 53:3). Al permitir que
interrupciones se interpongan entre mí y mis citas con el Señor, estoy
escondiendo mi cara de él, y no le aprecio como debería.
La verdad es que es imposible perder el tiempo cuando usted está buscando a
Dios en oración y además, al salir del lugar secreto, el hombre o la mujer de
oración logra más en menos tiempo, con menos prisas y menos esfuerzo y sudor.
El trabajo más efectivo que alguna vez vamos a lograr hacer para Dios es de
rodillas. Mientras el que no ora corre atropelladamente, de aquí para allá,
tratando de hacer grandes cosas; el cristiano de oración trabaja duro moviendo
reinos, rompiendo fortalezas, haciendo grandes cosas y, en el proceso…
convirtiéndose en un gigante con Dios.
DAVID WILKERSON
Dios es nuestro refugio" (Salmo 62:8).
Debe tener en cuenta que sus citas diarias con Dios son lo más sagrado e
importante, más que las citas con cualquier otra persona (sin importar quien
sea).
Qué vergüenza debe ser para el cielo ver la manera en que los cristianos no
consideran altamente la majestad de nuestro Dios, el Rey de la Gloria. Somos a
menudo impertinentes en el modo que le hacemos esperar y luego, de repente,
sencillamente, cancelamos los planes para reunirnos con él en sus tribunales
¡todo por la cosa más insignificante!
¿Puede usted imaginar a alguien manteniendo el Creador del universo esperando
mientras él ve su programa favorito de televisión? Sin embargo, ¡eso es lo
que muchos de nosotros hacemos! Lo que es peor, muchas veces no nos molestamos
en aparecer ante la presencia de Dios en absoluto. No es que nos olvidemos de
nuestra cita con él, ¡sino que deliberadamente nos negamos a comparecer ante
Él!
Isaías se lamentaba, "Despreciado y desechado entre los hombres, varón de
dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro,
fue menospreciado él, y no lo estimamos" (Isaías 53:3). Al permitir que
interrupciones se interpongan entre mí y mis citas con el Señor, estoy
escondiendo mi cara de él, y no le aprecio como debería.
La verdad es que es imposible perder el tiempo cuando usted está buscando a
Dios en oración y además, al salir del lugar secreto, el hombre o la mujer de
oración logra más en menos tiempo, con menos prisas y menos esfuerzo y sudor.
El trabajo más efectivo que alguna vez vamos a lograr hacer para Dios es de
rodillas. Mientras el que no ora corre atropelladamente, de aquí para allá,
tratando de hacer grandes cosas; el cristiano de oración trabaja duro moviendo
reinos, rompiendo fortalezas, haciendo grandes cosas y, en el proceso…
convirtiéndose en un gigante con Dios.
DAVID WILKERSON
viernes, 26 de octubre de 2012
PASOS DE FE
Hace poco compartí la primera parte de la historia cuando el Señor guió a mi
esposa y a mí a Londres para plantar una iglesia. Cuando pensábamos que
tendríamos que cancelar nuestros planes, porque no había lugar dónde vivir,
Dios proveyó milagrosamente una casa a través de un hombre de negocios que
nos encontramos en un viaje de misiones en Sudáfrica.
Habíamos pensado que no había esperanza, que nosotros no íbamos a ser
capaces de lograrlo y que tendríamos que cancelar nuestros planes. Pero
entonces nos encontramos con este hombre de negocios; sólo nuestro Dios
podría orquestar que una pareja de Nueva York fuera a Sudáfrica para
encontrar un lugar donde vivir en Londres.
Nos mudamos a Londres y pocos días después de llegar, llevé a mi hijo a un
parque cerca de la casa donde vivía. Mientras lo empujaba en el columpio,
oré: "Señor, Tú nos llamaste aquí para plantar una iglesia, gracias por la
casa… pero no conozco a nadie aquí y no sé por dónde empezar a la
iglesia."
Un hombre mayor se acercó a los columpios con su nieta. Se volvió hacia mí,
se presentó y me preguntó qué estaba haciendo en Londres.
"Soy pastor", respondí, "y estamos aquí para iniciar una iglesia."
"Yo soy pastor también, y esa es mi iglesia", dijo, señalando a una iglesia
hermosa, grande en la calle llamada Holy Trinity Brompton.
Le conté la historia de Teen Challenge y de la Iglesia Times Square y lo que
estábamos haciendo. El pastor me invitó a su casa más tarde para tomar el
té, cuando lo visitamos él dijo:
"He estado rezando toda la tarde y el Espíritu Santo ha puesto esto
fuertemente en mi corazón. Contamos con una cafetería en una zona de bares
donde los jóvenes están en drogas, ellos están viniendo a Cristo pero no hay
ninguna iglesia. Hemos estado orando para que podamos plantar una iglesia allí,
pero no tenemos ningún pastor. ¿Estaría usted dispuesto a ayudarnos a empezar
esta iglesia? ¿Sería usted su pastor? "
Yo había estado preocupado, pero ¡Dios tenía todo bajo control! La verdad es
que, si no damos un paso de fe, si no estamos dispuestos a arriesgar, vamos a
perder lo mejor de Dios.
GARY WILKERSON
esposa y a mí a Londres para plantar una iglesia. Cuando pensábamos que
tendríamos que cancelar nuestros planes, porque no había lugar dónde vivir,
Dios proveyó milagrosamente una casa a través de un hombre de negocios que
nos encontramos en un viaje de misiones en Sudáfrica.
Habíamos pensado que no había esperanza, que nosotros no íbamos a ser
capaces de lograrlo y que tendríamos que cancelar nuestros planes. Pero
entonces nos encontramos con este hombre de negocios; sólo nuestro Dios
podría orquestar que una pareja de Nueva York fuera a Sudáfrica para
encontrar un lugar donde vivir en Londres.
Nos mudamos a Londres y pocos días después de llegar, llevé a mi hijo a un
parque cerca de la casa donde vivía. Mientras lo empujaba en el columpio,
oré: "Señor, Tú nos llamaste aquí para plantar una iglesia, gracias por la
casa… pero no conozco a nadie aquí y no sé por dónde empezar a la
iglesia."
Un hombre mayor se acercó a los columpios con su nieta. Se volvió hacia mí,
se presentó y me preguntó qué estaba haciendo en Londres.
"Soy pastor", respondí, "y estamos aquí para iniciar una iglesia."
"Yo soy pastor también, y esa es mi iglesia", dijo, señalando a una iglesia
hermosa, grande en la calle llamada Holy Trinity Brompton.
Le conté la historia de Teen Challenge y de la Iglesia Times Square y lo que
estábamos haciendo. El pastor me invitó a su casa más tarde para tomar el
té, cuando lo visitamos él dijo:
"He estado rezando toda la tarde y el Espíritu Santo ha puesto esto
fuertemente en mi corazón. Contamos con una cafetería en una zona de bares
donde los jóvenes están en drogas, ellos están viniendo a Cristo pero no hay
ninguna iglesia. Hemos estado orando para que podamos plantar una iglesia allí,
pero no tenemos ningún pastor. ¿Estaría usted dispuesto a ayudarnos a empezar
esta iglesia? ¿Sería usted su pastor? "
Yo había estado preocupado, pero ¡Dios tenía todo bajo control! La verdad es
que, si no damos un paso de fe, si no estamos dispuestos a arriesgar, vamos a
perder lo mejor de Dios.
GARY WILKERSON
jueves, 25 de octubre de 2012
LA ESCALERA DE JACOB
Una de las personas más interesantes en el Antiguo Testamento es Jacob, un
hombre estafador, engañador y manipulador. Sin embargo, Dios amaba de verdad a
este hombre.
Jacob engañó a su hermano Esaú por su primogenitura. Cuando un hambriento
Esaú volvió de cazar, Jacob le ofreció un plato de guisado a cambio de su
primogenitura. En su cultura, la primogenitura era el derecho del varón
primogénito de ser jefe del clan. Esto incluía una “bendición doble”, es
decir, recibir una porción doble de todas las posesiones de su padre. Y aún
mas importante, el que tuviera la primogenitura iba a ser el progenitor del
linaje patriarcal a través del cual Cristo vendría: “y todas las familias
de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente” (Génesis 28:14).
Jacob también había robado la bendición patriarcal de su padre Isaac - una
bendición que correspondía a Esaú – haciéndose pasar por Esaú. Cuando
Esaú se enteró que Jacob le había robado su bendición de su padre, estuvo
determinado a matarlo.
Su madre Rebeca, convenció a Isaac de enviar a Jacob lejos, donde vivía su
hermano Labán. Ella quería que Jacob encontrara una esposa allí y que
viviera tranquilamente. Mientras Jacob iba de camino, Dios le mostró una
visión increíble. Vio una escalera descendiendo del cielo hacia la tierra,
con ángeles que subían y descendían del trono de Dios, cumpliendo sus
órdenes (vea Génesis 28:12)
Dios estaba corriendo el telón y mostrándole a Jacob la actividad divina que
estaba ocurriendo todo el tiempo. Todos esos ángeles estaban cumpliendo una
misión – iban una y otra vez a la tierra para guiar y dirigir al pueblo de
Dios, ministrarles, acampar alrededor de ellos, advertirles, protegerles,
guardarles y proveer para sus necesidades.
Amados, ¡Esa escalera todavía sigue ahí!, y esos mismos ángeles no han
envejecido ni una hora desde que Jacob los vio. De hecho, ellos todavía están
trabajando y ministrando a nuestro favor hoy en día.
Dios dijo entonces a Jacob, y a través de él, a nosotros: “He aquí, yo
estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte
a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
(Genesis 28:15).
DAVID WILKERSON
hombre estafador, engañador y manipulador. Sin embargo, Dios amaba de verdad a
este hombre.
Jacob engañó a su hermano Esaú por su primogenitura. Cuando un hambriento
Esaú volvió de cazar, Jacob le ofreció un plato de guisado a cambio de su
primogenitura. En su cultura, la primogenitura era el derecho del varón
primogénito de ser jefe del clan. Esto incluía una “bendición doble”, es
decir, recibir una porción doble de todas las posesiones de su padre. Y aún
mas importante, el que tuviera la primogenitura iba a ser el progenitor del
linaje patriarcal a través del cual Cristo vendría: “y todas las familias
de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente” (Génesis 28:14).
Jacob también había robado la bendición patriarcal de su padre Isaac - una
bendición que correspondía a Esaú – haciéndose pasar por Esaú. Cuando
Esaú se enteró que Jacob le había robado su bendición de su padre, estuvo
determinado a matarlo.
Su madre Rebeca, convenció a Isaac de enviar a Jacob lejos, donde vivía su
hermano Labán. Ella quería que Jacob encontrara una esposa allí y que
viviera tranquilamente. Mientras Jacob iba de camino, Dios le mostró una
visión increíble. Vio una escalera descendiendo del cielo hacia la tierra,
con ángeles que subían y descendían del trono de Dios, cumpliendo sus
órdenes (vea Génesis 28:12)
Dios estaba corriendo el telón y mostrándole a Jacob la actividad divina que
estaba ocurriendo todo el tiempo. Todos esos ángeles estaban cumpliendo una
misión – iban una y otra vez a la tierra para guiar y dirigir al pueblo de
Dios, ministrarles, acampar alrededor de ellos, advertirles, protegerles,
guardarles y proveer para sus necesidades.
Amados, ¡Esa escalera todavía sigue ahí!, y esos mismos ángeles no han
envejecido ni una hora desde que Jacob los vio. De hecho, ellos todavía están
trabajando y ministrando a nuestro favor hoy en día.
Dios dijo entonces a Jacob, y a través de él, a nosotros: “He aquí, yo
estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte
a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho.
(Genesis 28:15).
DAVID WILKERSON
martes, 23 de octubre de 2012
EL SEÑOR PELEARÁ POR VOSOTROS
Como los egipcios rápidamente se acercaron a los hijos de Israel, no había
lugar para que ellos escaparan. Las montañas de ambos lados estaban desnudas,
sin árboles o cuevas para esconderse. Y el mar los encerraba en el otro lado
¡Era una situación imposible! La Escritura dice que en este momento:
“Mientras el faraón se acercaba, los israelitas levantaron la vista y se
llenaron de pánico al ver que los egipcios los alcanzaban. Entonces clamaron
al Señor” (Éxodo 14:10).
Póngase usted mismo en esa situación. Su familia reunida a su alrededor:
niños, abuelos todos sus parientes. De repente se oye el ruido de los
carruajes, el ruido de sables, y el grito de guerra de un feroz y asesino
ejército sediento de sangre. ¿No le daría miedo?
La verdad es que Dios es paciente con nosotros cuando el rubor terrible del
miedo humano nos supera en una crisis repentina. Nuestro Señor no es un duro
capataz, Él sabía que iba a ser una experiencia aterradora para Israel. De
hecho, él habría estado satisfecho con una oración como: "Señor, ¡tenemos
miedo! Sin embargo, sabemos que siempre lo has sido fiel para
liberarnos. Cuando estuvimos en Egipto, Tú nos libraste del ángel de la
muerte y de todas las plagas. Sabemos que tienes el poder para librarnos de
esta crisis también. Padre, ¡encomendamos nuestras vidas en tus manos!"
Pero, ¿era ese el grito de Israel? ¡No! La Escritura dice, "Ellos dijeron a
Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos
en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de
Egipto? ... Habría sido mejor servir a los egipcios, que morir nosotros en el
desierto "(versículos 11-12).
Estaban siendo sarcásticos, casi hasta el punto de blasfemia ¡Esto
ciertamente no era el grito de la fe!
¿Esta enfrentado su propia crisis en este momento? Usted puede preguntar,
"¿Qué se supone que tengo que hacer en una crisis como esta? ¿Qué sucede
cuando estoy abrumado por el miedo porque todo se viene abajo a mi alrededor?"
Así es cómo Dios respondió a Israel cuando se enfrentaban a la crisis: "no
temáis; estad firmes, y ved la salvación del Señor... El Señor peleará por
vosotros, y vosotros estaréis tranquilos" (versículos 13-14). El Señor les
dice: "La primera cuestión que debemos tratar es ¡el miedo! Voy a luchar por
ti y voy a salvarte y liberarte. ¡Deja que esa promesa sea tu fuerza y eche
fuera todo tu miedo!"
DAVID WILKERSON
lugar para que ellos escaparan. Las montañas de ambos lados estaban desnudas,
sin árboles o cuevas para esconderse. Y el mar los encerraba en el otro lado
¡Era una situación imposible! La Escritura dice que en este momento:
“Mientras el faraón se acercaba, los israelitas levantaron la vista y se
llenaron de pánico al ver que los egipcios los alcanzaban. Entonces clamaron
al Señor” (Éxodo 14:10).
Póngase usted mismo en esa situación. Su familia reunida a su alrededor:
niños, abuelos todos sus parientes. De repente se oye el ruido de los
carruajes, el ruido de sables, y el grito de guerra de un feroz y asesino
ejército sediento de sangre. ¿No le daría miedo?
La verdad es que Dios es paciente con nosotros cuando el rubor terrible del
miedo humano nos supera en una crisis repentina. Nuestro Señor no es un duro
capataz, Él sabía que iba a ser una experiencia aterradora para Israel. De
hecho, él habría estado satisfecho con una oración como: "Señor, ¡tenemos
miedo! Sin embargo, sabemos que siempre lo has sido fiel para
liberarnos. Cuando estuvimos en Egipto, Tú nos libraste del ángel de la
muerte y de todas las plagas. Sabemos que tienes el poder para librarnos de
esta crisis también. Padre, ¡encomendamos nuestras vidas en tus manos!"
Pero, ¿era ese el grito de Israel? ¡No! La Escritura dice, "Ellos dijeron a
Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos
en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de
Egipto? ... Habría sido mejor servir a los egipcios, que morir nosotros en el
desierto "(versículos 11-12).
Estaban siendo sarcásticos, casi hasta el punto de blasfemia ¡Esto
ciertamente no era el grito de la fe!
¿Esta enfrentado su propia crisis en este momento? Usted puede preguntar,
"¿Qué se supone que tengo que hacer en una crisis como esta? ¿Qué sucede
cuando estoy abrumado por el miedo porque todo se viene abajo a mi alrededor?"
Así es cómo Dios respondió a Israel cuando se enfrentaban a la crisis: "no
temáis; estad firmes, y ved la salvación del Señor... El Señor peleará por
vosotros, y vosotros estaréis tranquilos" (versículos 13-14). El Señor les
dice: "La primera cuestión que debemos tratar es ¡el miedo! Voy a luchar por
ti y voy a salvarte y liberarte. ¡Deja que esa promesa sea tu fuerza y eche
fuera todo tu miedo!"
DAVID WILKERSON
lunes, 22 de octubre de 2012
YO SERÉ SU DIOS
”Y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios. Y les daré un
corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien
ellos, y sus hijos después de ellos. Y haré con ellos pacto eterno, que no me
volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos,
para que no se aparten de mí. Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y
los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi
alma.” (Jeremias 32:38-41)
Amo el hecho de que Dios llama a esto un Pacto Eterno. Si yo pudiera impartir
una cosa en tu vida, sería este mensaje de entendimiento, de entrar y
disfrutar de la realidad que el que pacto de Dios con nosotros es un Pacto
Eterno.
¿Puede ser quebrantado este Nuevo Pacto? Dios dice a través del profeta
Jeremias que: “Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las
leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y
braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas
leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará
para no ser nación delante de mí eternamente” (Jeremías 31:35-36)
¿Cuándo será quebrantada la promesa del Nuevo Pacto? Cuando las estrellas se
nieguen a brillar, cuando ya no exista más el sol, cuando el hombre pueda
descender a las profundidades del corazón de la tierra y cuando pueda contar
las estrellas y medir en universo. Entonces, Dios nos está diciendo: “¡Este
nuevo pacto es un pacto eterno!”
GARY WILKERSON
corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien
ellos, y sus hijos después de ellos. Y haré con ellos pacto eterno, que no me
volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos,
para que no se aparten de mí. Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y
los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi
alma.” (Jeremias 32:38-41)
Amo el hecho de que Dios llama a esto un Pacto Eterno. Si yo pudiera impartir
una cosa en tu vida, sería este mensaje de entendimiento, de entrar y
disfrutar de la realidad que el que pacto de Dios con nosotros es un Pacto
Eterno.
¿Puede ser quebrantado este Nuevo Pacto? Dios dice a través del profeta
Jeremias que: “Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las
leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y
braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas
leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará
para no ser nación delante de mí eternamente” (Jeremías 31:35-36)
¿Cuándo será quebrantada la promesa del Nuevo Pacto? Cuando las estrellas se
nieguen a brillar, cuando ya no exista más el sol, cuando el hombre pueda
descender a las profundidades del corazón de la tierra y cuando pueda contar
las estrellas y medir en universo. Entonces, Dios nos está diciendo: “¡Este
nuevo pacto es un pacto eterno!”
GARY WILKERSON
viernes, 19 de octubre de 2012
ÍDOLOS EN EL CORAZÓN
Ciertos ancianos de Israel fueron al profeta Ezequiel buscando orientación del
Señor. Estos hombres no eran como muchos de los Israelitas, quienes doblaban
sus rodillas ante los ídolos públicamente. No los encontrabas en algún
templo de ídolos, ofreciendo allí sacrificios a los falsos dioses. Ellos eran
líderes del pueblo y querían aparentar ser hombres piadosos delante de todos.
Por fuera, estos ancianos tenían la apariencia de hombres que tenían un
corazón para Dios y querían conocer Su palabra para sus vidas. Esa es la
manera en la cual ellos se acercaron a Ezequiel, pero Dios le reveló a
Ezequiel lo que había en sus corazones. Y le dijo al profeta: “Hijo de
hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han establecido
el tropiezo de su maldad delante de su rostro” (Ezequiel 14:3). El Señor
estaba diciendo: “Estos hombres han venido a ti diciendo que quieren oír una
palabra mía y que quieren caminar en obediencia a mis mandamientos. ¡Pero
están mintiendo! Tienen pecados ocultos en sus vidas”
Todos estos ancianos tenían una idolatría oculta, secreta. Sus corazones
estaban esclavizados con pecados que ellos consentían a puertas cerradas.
Nadie podría notar esto por sus apariencias. Por el contrario, ellos no daban
la impresión de ser paganos o adoradores de ídolos, sino de ser respetados
hombres de Dios que se ocupaban de sus ministerios.
Un tropezadero de iniquidad es cualquier cosa maligna que se interpone entre
tú y Dios, cualquier tentación que te priva de caminar firme con Él. Es
cualquier pecado habitual que causa que vaciles en tu fe, cualquier deseo que
traiga vergüenza a tu corazón y al nombre de Cristo, cualquier pecado que se
aferra a ti cada vez que vienes al Señor buscando su guía. Puedes venir a la
casa de Dios, levantar tus manos, adorarlo en voz alta, y todavía tener un
tropezadero de iniquidad en tu corazón.
Solamente apartándote de tu ídolo con sincero arrepentimiento puedes oír la
verdadera palabra del Señor y recibir orientación divina y clara. Cuando te
arrepientes, la primera cosa que vuelve a ti es tu discernimiento, y mientras
más te alejes de tu pecado, verás más claramente y escucharás la voz de
Dios. Su voz llegará a ser inconfundible, clara, que habla con la autoridad de
la verdad.
DAVID WILKERSON
Señor. Estos hombres no eran como muchos de los Israelitas, quienes doblaban
sus rodillas ante los ídolos públicamente. No los encontrabas en algún
templo de ídolos, ofreciendo allí sacrificios a los falsos dioses. Ellos eran
líderes del pueblo y querían aparentar ser hombres piadosos delante de todos.
Por fuera, estos ancianos tenían la apariencia de hombres que tenían un
corazón para Dios y querían conocer Su palabra para sus vidas. Esa es la
manera en la cual ellos se acercaron a Ezequiel, pero Dios le reveló a
Ezequiel lo que había en sus corazones. Y le dijo al profeta: “Hijo de
hombre, estos hombres han puesto sus ídolos en su corazón, y han establecido
el tropiezo de su maldad delante de su rostro” (Ezequiel 14:3). El Señor
estaba diciendo: “Estos hombres han venido a ti diciendo que quieren oír una
palabra mía y que quieren caminar en obediencia a mis mandamientos. ¡Pero
están mintiendo! Tienen pecados ocultos en sus vidas”
Todos estos ancianos tenían una idolatría oculta, secreta. Sus corazones
estaban esclavizados con pecados que ellos consentían a puertas cerradas.
Nadie podría notar esto por sus apariencias. Por el contrario, ellos no daban
la impresión de ser paganos o adoradores de ídolos, sino de ser respetados
hombres de Dios que se ocupaban de sus ministerios.
Un tropezadero de iniquidad es cualquier cosa maligna que se interpone entre
tú y Dios, cualquier tentación que te priva de caminar firme con Él. Es
cualquier pecado habitual que causa que vaciles en tu fe, cualquier deseo que
traiga vergüenza a tu corazón y al nombre de Cristo, cualquier pecado que se
aferra a ti cada vez que vienes al Señor buscando su guía. Puedes venir a la
casa de Dios, levantar tus manos, adorarlo en voz alta, y todavía tener un
tropezadero de iniquidad en tu corazón.
Solamente apartándote de tu ídolo con sincero arrepentimiento puedes oír la
verdadera palabra del Señor y recibir orientación divina y clara. Cuando te
arrepientes, la primera cosa que vuelve a ti es tu discernimiento, y mientras
más te alejes de tu pecado, verás más claramente y escucharás la voz de
Dios. Su voz llegará a ser inconfundible, clara, que habla con la autoridad de
la verdad.
DAVID WILKERSON
jueves, 18 de octubre de 2012
EL TIPO DE DERRAMAMIENTO QUE ME GUSTARÍA VER
Nuestra iglesia pasa mucho tiempo en oración. Acabamos de concluir una cadena
de oración de 24 horas al día, por 30 días. ¿Por qué exactamente
estábamos orando? ¿Qué estábamos buscando?
Yo crecí en la iglesia pentecostal, y todo lo que mi padre y mi abuelo siempre
hablaban era acerca del gran avivamiento que vendría. Los evangelistas hablaban
de eso en las reuniones de campamento: “¡Viene un avivamiento. Dios va a
traer multitudes a su reino!”
Sin embargo, en el corazón de toda esta charla de avivamiento había un
pensamiento básico: “Nosotros no tendremos que salir a las calles, podemos
simplemente quedarnos aquí y orar ¡y el Espíritu Santo traerá a la
gente!”
Pero, la definición de avivamiento es: “El despertar o resurrección de lo
que está a punto con convertirse en cadáver” Significa “despertar a la
iglesia muerta, revivirla, resucitarla, para que así el impío sienta ganas de
entrar por sus puertas”.
Amados, la iglesia no debe necesitar ser resucitada de la muerte. No
deberíamos estar orando por un gran avivamiento. Mientras hemos estado orando
por un avivamiento, cosas horribles han pasado en nuestro país.
Nuestras ciudades están a punto de estallar en llamas, la nación está
saciada con sexo, placer y la idolatría de los deportes. Uno de cada dos
matrimonios termina en divorcio. Hemos perdido toda una generación de gente
joven por el cinismo, dureza y la desilusión
Los sonidos de los sollozos de hambre, de niños maltratados ahora se levantan
como truenos en nuestras ciudades. Los homosexuales exigen derechos
matrimoniales. Padres desesperados deambulan por las calles por centenares,
buscando trabajo.
¿Qué debería estar haciendo la iglesia acerca de estas cosas? La biblia dice
que si estamos cubriendo las necesidades de la humanidad, si estamos obedeciendo
al mandamiento de ser compasivos con el mundo, y estamos dándonos por completo
a las necesidades de otros, entonces seremos como huerto de riego: “Si partes
tu pan con hambriento…si cubres al desnudo…si no te escondes de tu
hermano…. Si no apartas tu alma del hambriento, y sacias al alma
afligida…entonces el Señor te pastoreará siempre, y saciará tu alma”
(vea Isaías 58: 5-12). “Serás como huerto de riego, y como manantial de
aguas, cuyas aguas nunca faltan” (Verso 11).
Dios quiere que cada uno de nosotros sea parte de Su corazón de compasión
hacia el mundo.
DAVID WILKERSON
de oración de 24 horas al día, por 30 días. ¿Por qué exactamente
estábamos orando? ¿Qué estábamos buscando?
Yo crecí en la iglesia pentecostal, y todo lo que mi padre y mi abuelo siempre
hablaban era acerca del gran avivamiento que vendría. Los evangelistas hablaban
de eso en las reuniones de campamento: “¡Viene un avivamiento. Dios va a
traer multitudes a su reino!”
Sin embargo, en el corazón de toda esta charla de avivamiento había un
pensamiento básico: “Nosotros no tendremos que salir a las calles, podemos
simplemente quedarnos aquí y orar ¡y el Espíritu Santo traerá a la
gente!”
Pero, la definición de avivamiento es: “El despertar o resurrección de lo
que está a punto con convertirse en cadáver” Significa “despertar a la
iglesia muerta, revivirla, resucitarla, para que así el impío sienta ganas de
entrar por sus puertas”.
Amados, la iglesia no debe necesitar ser resucitada de la muerte. No
deberíamos estar orando por un gran avivamiento. Mientras hemos estado orando
por un avivamiento, cosas horribles han pasado en nuestro país.
Nuestras ciudades están a punto de estallar en llamas, la nación está
saciada con sexo, placer y la idolatría de los deportes. Uno de cada dos
matrimonios termina en divorcio. Hemos perdido toda una generación de gente
joven por el cinismo, dureza y la desilusión
Los sonidos de los sollozos de hambre, de niños maltratados ahora se levantan
como truenos en nuestras ciudades. Los homosexuales exigen derechos
matrimoniales. Padres desesperados deambulan por las calles por centenares,
buscando trabajo.
¿Qué debería estar haciendo la iglesia acerca de estas cosas? La biblia dice
que si estamos cubriendo las necesidades de la humanidad, si estamos obedeciendo
al mandamiento de ser compasivos con el mundo, y estamos dándonos por completo
a las necesidades de otros, entonces seremos como huerto de riego: “Si partes
tu pan con hambriento…si cubres al desnudo…si no te escondes de tu
hermano…. Si no apartas tu alma del hambriento, y sacias al alma
afligida…entonces el Señor te pastoreará siempre, y saciará tu alma”
(vea Isaías 58: 5-12). “Serás como huerto de riego, y como manantial de
aguas, cuyas aguas nunca faltan” (Verso 11).
Dios quiere que cada uno de nosotros sea parte de Su corazón de compasión
hacia el mundo.
DAVID WILKERSON
miércoles, 17 de octubre de 2012
EL CÁNTICO DE MOISÉS
Algunos de los que están leyendo esto dicen: “Se que Dios me ha dado una
visión. Me ha dado un sueño pero mis recursos son muy limitados como para
alcanzarlo”.
Moisés dijo: “Soy tardo en el habla y torpe de lengua” (Vea Éxodo 4:10).
Otros pueden decir que no cantan lo suficientemente bien o que no tienen
capacidad de liderazgo. Pero Dios te dice que: “Todo lo puedes en Cristo que
te fortalece” (Vea Filipenses 4:13). Y es justamente cuando no tienes
recursos que puedes ver la gloria de Dios.
Creo que Dios a veces retiene los recursos de nosotros. Él no lo hace para
castigarnos o herirnos, sino para revelar Su gloria, para mostrar que Él tiene
todo lo que necesitamos, que Él está en control de todo.
En Éxodo 14 vemos a los hijos de Israel huyendo de Egipto, cuando Dios les
ordenó acampar junto al Mar Rojo (Éxodo 14:2). Acampar cerca del mar en el
tiempo apropiado es genial, pero cuando tienes un ejército de miles de carros
de guerra y soldados enemigos fuertemente armados persiguiéndote, puedes
empezar a pensar: “¡Oh, oh! No es aquí donde quiero estar precisamente
ahora. ¡Quizás este no es el tiempo ni el lugar correcto, Dios!”
Cuando algo así sucede, hay una fuerte tentación de comenzar a cuestionar a
Dios y empezar a decir: “¿Dónde estás, Dios? ¿Por qué me has abandonado?
¿Por qué no demuestras que eres poderoso?
¡Nosotros sabemos que el cruce del Mar Rojo fue exitoso! Cuando los hijos de
Israel cruzaron al otro lado, comenzaron a cantar lo que se llama “El
cántico de Moisés” o “El cántico de liberación”, extraemos de Éxodo
15:1-2:
“Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente;
Ha echado en el mar al caballo y al jinete.
Jehová es mi fortaleza y mi cántico,
Y ha sido mi salvación.
Este es mi Dios, y lo alabaré;
Dios de mi padre, y lo enalteceré”.
¡Éste es nuestro cántico también!
GARY WILKERSON
visión. Me ha dado un sueño pero mis recursos son muy limitados como para
alcanzarlo”.
Moisés dijo: “Soy tardo en el habla y torpe de lengua” (Vea Éxodo 4:10).
Otros pueden decir que no cantan lo suficientemente bien o que no tienen
capacidad de liderazgo. Pero Dios te dice que: “Todo lo puedes en Cristo que
te fortalece” (Vea Filipenses 4:13). Y es justamente cuando no tienes
recursos que puedes ver la gloria de Dios.
Creo que Dios a veces retiene los recursos de nosotros. Él no lo hace para
castigarnos o herirnos, sino para revelar Su gloria, para mostrar que Él tiene
todo lo que necesitamos, que Él está en control de todo.
En Éxodo 14 vemos a los hijos de Israel huyendo de Egipto, cuando Dios les
ordenó acampar junto al Mar Rojo (Éxodo 14:2). Acampar cerca del mar en el
tiempo apropiado es genial, pero cuando tienes un ejército de miles de carros
de guerra y soldados enemigos fuertemente armados persiguiéndote, puedes
empezar a pensar: “¡Oh, oh! No es aquí donde quiero estar precisamente
ahora. ¡Quizás este no es el tiempo ni el lugar correcto, Dios!”
Cuando algo así sucede, hay una fuerte tentación de comenzar a cuestionar a
Dios y empezar a decir: “¿Dónde estás, Dios? ¿Por qué me has abandonado?
¿Por qué no demuestras que eres poderoso?
¡Nosotros sabemos que el cruce del Mar Rojo fue exitoso! Cuando los hijos de
Israel cruzaron al otro lado, comenzaron a cantar lo que se llama “El
cántico de Moisés” o “El cántico de liberación”, extraemos de Éxodo
15:1-2:
“Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente;
Ha echado en el mar al caballo y al jinete.
Jehová es mi fortaleza y mi cántico,
Y ha sido mi salvación.
Este es mi Dios, y lo alabaré;
Dios de mi padre, y lo enalteceré”.
¡Éste es nuestro cántico también!
GARY WILKERSON
martes, 16 de octubre de 2012
UN ESPÍRITU CONTRITO
¿Por qué Dios miró tan favorablemente a Jacob, un engañador? Leemos en
Isaías: “Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y
humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para
vivificar el corazón de los quebrantados" (Isaías 57:15).
Este pasaje describe a un hombre quien, como Jacob, está abatido, en fuga, y
Dios está vivificándolo, bendiciéndolo, honrándolo. Isaías agrega: “Pero
miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra"
(Isaías 66:2).
Sabemos que como humanos consideramos la apariencia externa, pero Dios siempre
mira el corazón. Nosotros solo podemos ver la codicia, avaricia y
manipulación de Jacob. Pero Dios vio más allá de la carne, vio algo dentro
de su corazón: un espíritu contrito, quebrantado. Dios sabía que algo en el
corazón de Jacob estaba dispuesto ser cambiado.
Eso es exactamente lo que Dios está buscando en nosotros. Está buscando
corazones quebrantados, arrepentidos, en los cuales Él pueda trabajar. Él no
puede hacer nada con una persona del tipo “Esaú”, que no valora las cosas
de Dios y derrama lágrimas falsas de arrepentimiento. Esaú era carnal y su
corazón era duro. Él era como muchos cristianos de hoy en día, que van por
la vida sin ningún propósito, queriendo sólo disfrutar los placeres de la
carne a lo largo del camino.
Jacob honraba la palabra de Dios. ¿Cómo lo sé? Piense en esto: Jacob debió
haber oído a su padre Isaac, repetidamente, contar la historia de cómo Dios
había hecho un pacto con el abuelo de Jacob, Abraham. Escuchó de la vez en
que Isaac fue puesto sobre el altar para ser asesinado, pero cuando Abraham
levantó el cuchillo, Dios lo detuvo y le mostró un cordero para ser usado
para el sacrificio. Finalmente, Jacob también escuchó de la simiente santa
que iba a venir del linaje patriarcal.
Adicionalmente, la madre de Jacob probablemente le recordaba del sueño que
Dios le había dado, de que Jacob sería la simiente santa. Jacob debe haber
estado entusiasmado con el pensamiento de que un día sería el jefe del clan.
¡Llevando la antorcha del linaje a través del cual el Mesías vendría!
DAVID WILKERSON
Isaías: “Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y
humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para
vivificar el corazón de los quebrantados" (Isaías 57:15).
Este pasaje describe a un hombre quien, como Jacob, está abatido, en fuga, y
Dios está vivificándolo, bendiciéndolo, honrándolo. Isaías agrega: “Pero
miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra"
(Isaías 66:2).
Sabemos que como humanos consideramos la apariencia externa, pero Dios siempre
mira el corazón. Nosotros solo podemos ver la codicia, avaricia y
manipulación de Jacob. Pero Dios vio más allá de la carne, vio algo dentro
de su corazón: un espíritu contrito, quebrantado. Dios sabía que algo en el
corazón de Jacob estaba dispuesto ser cambiado.
Eso es exactamente lo que Dios está buscando en nosotros. Está buscando
corazones quebrantados, arrepentidos, en los cuales Él pueda trabajar. Él no
puede hacer nada con una persona del tipo “Esaú”, que no valora las cosas
de Dios y derrama lágrimas falsas de arrepentimiento. Esaú era carnal y su
corazón era duro. Él era como muchos cristianos de hoy en día, que van por
la vida sin ningún propósito, queriendo sólo disfrutar los placeres de la
carne a lo largo del camino.
Jacob honraba la palabra de Dios. ¿Cómo lo sé? Piense en esto: Jacob debió
haber oído a su padre Isaac, repetidamente, contar la historia de cómo Dios
había hecho un pacto con el abuelo de Jacob, Abraham. Escuchó de la vez en
que Isaac fue puesto sobre el altar para ser asesinado, pero cuando Abraham
levantó el cuchillo, Dios lo detuvo y le mostró un cordero para ser usado
para el sacrificio. Finalmente, Jacob también escuchó de la simiente santa
que iba a venir del linaje patriarcal.
Adicionalmente, la madre de Jacob probablemente le recordaba del sueño que
Dios le había dado, de que Jacob sería la simiente santa. Jacob debe haber
estado entusiasmado con el pensamiento de que un día sería el jefe del clan.
¡Llevando la antorcha del linaje a través del cual el Mesías vendría!
DAVID WILKERSON
lunes, 15 de octubre de 2012
SOMETIDO A LA JUSTICIA DE DIOS
Una cosa que siempre nos roba el gozo y la paz con Dios es nuestro interminable
esfuerzo de agradarle en nuestra carne. Nosotros tratamos de agradar al Señor
en nuestro poder humano, pero nunca será suficiente; las victorias serán de
corta duración y la próxima vez que seamos tentados, caeremos aún más bajo.
Satanás viene y le susurra: -- "¿Qué pasa con ese pecado en el que cayó a
ayer? ¡Usted es culpable!"
Usted puede responder: "No, ya he pedido perdón por ello. Y le he pedido a
Dios que me impida hacerlo de nuevo. Está todo bajo la sangre."
--"Pero usted todavía está tentado".
"Es verdad. Pero mi Jesús ha hecho preparado una salida para mí. Su Palabra
dice que seré capaz de soportar la tentación. Él me librará, porque El
prometió que lo haría" (ver 1 Corintios 10:13).
--"Pero Dios todavía tiene algo en su contra. Todavía hay asuntos pendientes
en su vida."
Cuando el acusador nos lleva a una "cuestión sin resolver", una guerra que se
libra aún dentro de usted, usted puede responder con este pasaje:
"En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados
de Dios y eran sus enemigos. Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos,
intachables e irreprochables delante de él, los ha reconciliado en el cuerpo
mortal de Cristo mediante su muerte," (Colosenses 1:21-22).
Usted puede decir: "Incluso cuando estaba alienado en mi mente por obras
horribles y malvadas, incluso cuando estaba en el hoyo de la lujuria, aun
cuando era uno de los peores enemigos de Dios, la Biblia dice que Él me amaba.
Él me buscó y me reconcilió consigo mismo; me ha trasladado del reino de las
tinieblas a su reino de la luz y me hizo estar en paz con él. ¡Él me ama! "
La Biblia dice que cuando nos esforzamos, estamos "tratando de establecer
nuestra propia justicia." "Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando
establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios" (Romanos
10:3). ¡Es nuestra carne en acción!
DAVID WILKERSON
esfuerzo de agradarle en nuestra carne. Nosotros tratamos de agradar al Señor
en nuestro poder humano, pero nunca será suficiente; las victorias serán de
corta duración y la próxima vez que seamos tentados, caeremos aún más bajo.
Satanás viene y le susurra: -- "¿Qué pasa con ese pecado en el que cayó a
ayer? ¡Usted es culpable!"
Usted puede responder: "No, ya he pedido perdón por ello. Y le he pedido a
Dios que me impida hacerlo de nuevo. Está todo bajo la sangre."
--"Pero usted todavía está tentado".
"Es verdad. Pero mi Jesús ha hecho preparado una salida para mí. Su Palabra
dice que seré capaz de soportar la tentación. Él me librará, porque El
prometió que lo haría" (ver 1 Corintios 10:13).
--"Pero Dios todavía tiene algo en su contra. Todavía hay asuntos pendientes
en su vida."
Cuando el acusador nos lleva a una "cuestión sin resolver", una guerra que se
libra aún dentro de usted, usted puede responder con este pasaje:
"En otro tiempo ustedes, por su actitud y sus malas acciones, estaban alejados
de Dios y eran sus enemigos. Pero ahora Dios, a fin de presentarlos santos,
intachables e irreprochables delante de él, los ha reconciliado en el cuerpo
mortal de Cristo mediante su muerte," (Colosenses 1:21-22).
Usted puede decir: "Incluso cuando estaba alienado en mi mente por obras
horribles y malvadas, incluso cuando estaba en el hoyo de la lujuria, aun
cuando era uno de los peores enemigos de Dios, la Biblia dice que Él me amaba.
Él me buscó y me reconcilió consigo mismo; me ha trasladado del reino de las
tinieblas a su reino de la luz y me hizo estar en paz con él. ¡Él me ama! "
La Biblia dice que cuando nos esforzamos, estamos "tratando de establecer
nuestra propia justicia." "Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando
establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios" (Romanos
10:3). ¡Es nuestra carne en acción!
DAVID WILKERSON
jueves, 11 de octubre de 2012
QUÉDESE QUIETO Y ESPERE
Dios habla a su pueblo por la voz de su Espíritu: " Entonces oirán ustedes
decir a sus espaldas estas palabras: «Éste es el camino; vayan por él. No se
desvíen a la derecha ni a la izquierda.»" (Isaías 30:21).
La voz de su Espíritu viene a nosotros principalmente a través de las
Escrituras. El puede mostrarnos un pasaje bíblico que será la clave para
nuestra liberación. Pero antes de que podamos escuchar su voz de dirección,
Dios requiere algo de nosotros: Debemos quedarnos quietos y esperar a que Él
actúe.
Esta palabra no es una sugerencia sino un mandamiento. Es el secreto de nuestra
victoria total y liberación. En efecto, el Señor mandó a su pueblo a
detenerse en varias ocasiones.
En Josué 3 leemos de otro cruce que Israel tenía que hacer, en el río
Jordán. Dios instruyó a la gente: "Cuando lleguen a la orilla del Jordán,
deténganse." (Josué 3:8). Entonces el Señor añadió: "Tan pronto como las
plantas de los pies de los sacerdotes... se asienten en las aguas del
Jordán... las aguas del Jordán dejaran de correr... y se detendrán formando
un muro" (versículo 13).
Dios estaba diciendo: "Al llegar al agua, planta tus pies en ella y te quédate
ahí parado. ¡Quédate quieto, descansa. Sólo espera a que actúe y voy a
dividir las aguas para ti!"
La palabra hebrea para estar quieto en este pasaje significa "detener toda
actividad, cesar toda lucha." Sin embargo, ¿cuántos israelitas obedecieron
cuando llegaron al Jordán? Mientras estaban en pie, con los pies en el agua,
muchos deben haber pensado: "¿Cómo sabemos que esto va a funcionar?"
Algunos podrían haber tenido la tentación de construir una especie de puente
de pontones y tratar de atravesar el rio por su propio ingenio. Pero eso
habría sido en vano.
Dios actuó en esa ocasión, separó las aguas. El acto de obediencia de Israel
estuvo acompañado por la fe y ¡Dios respondió a su fe!
DAVID WILKERSON
decir a sus espaldas estas palabras: «Éste es el camino; vayan por él. No se
desvíen a la derecha ni a la izquierda.»" (Isaías 30:21).
La voz de su Espíritu viene a nosotros principalmente a través de las
Escrituras. El puede mostrarnos un pasaje bíblico que será la clave para
nuestra liberación. Pero antes de que podamos escuchar su voz de dirección,
Dios requiere algo de nosotros: Debemos quedarnos quietos y esperar a que Él
actúe.
Esta palabra no es una sugerencia sino un mandamiento. Es el secreto de nuestra
victoria total y liberación. En efecto, el Señor mandó a su pueblo a
detenerse en varias ocasiones.
En Josué 3 leemos de otro cruce que Israel tenía que hacer, en el río
Jordán. Dios instruyó a la gente: "Cuando lleguen a la orilla del Jordán,
deténganse." (Josué 3:8). Entonces el Señor añadió: "Tan pronto como las
plantas de los pies de los sacerdotes... se asienten en las aguas del
Jordán... las aguas del Jordán dejaran de correr... y se detendrán formando
un muro" (versículo 13).
Dios estaba diciendo: "Al llegar al agua, planta tus pies en ella y te quédate
ahí parado. ¡Quédate quieto, descansa. Sólo espera a que actúe y voy a
dividir las aguas para ti!"
La palabra hebrea para estar quieto en este pasaje significa "detener toda
actividad, cesar toda lucha." Sin embargo, ¿cuántos israelitas obedecieron
cuando llegaron al Jordán? Mientras estaban en pie, con los pies en el agua,
muchos deben haber pensado: "¿Cómo sabemos que esto va a funcionar?"
Algunos podrían haber tenido la tentación de construir una especie de puente
de pontones y tratar de atravesar el rio por su propio ingenio. Pero eso
habría sido en vano.
Dios actuó en esa ocasión, separó las aguas. El acto de obediencia de Israel
estuvo acompañado por la fe y ¡Dios respondió a su fe!
DAVID WILKERSON
miércoles, 10 de octubre de 2012
¡FIJARÉ MIS OJOS EN TI!
Después que Samuel ungió a Saúl como rey, lo acompañó hasta el borde de la
ciudad y dijo: «espera un poco, que tengo que comunicarte lo que Dios me ha
dicho» (1 Samuel 9:27). ¡Imagínese! Mandar al rey de Israel a detenerse en
lugar de actuar.
Samuel le decía: "Saúl, acabo de ungirte y ya tu mente está corriendo.
Estás pensando: « ¿Qué está haciendo Dios? ¿Cómo puedo conocer su voz,
su voluntad? » Deja de esforzarte, Saúl, ¿Quieres saber de Dios? Entonces
quédate quieto y escucha, yo te daré la palabra de Dios."
Esto ilustra perfectamente el principio que quiero enfatizar aquí: La palabra
del Señor -la voz de la dirección y la liberación - se da a los que están
todavía delante de Dios.
Judá fue invadido por una coalición de ejércitos poderosos y la Escritura
dice que el rey Josafat "temía, y se puso a buscar a Jehová, e hizo pregonar
ayuno a todo Judá" (2 Crónicas 20:3).
La gente comenzó a orar: ¡En tus manos están la fuerza y el poder: nadie
puede oponerte resistencia! … En nosotros no hay fuerza contra tan grande
multitud que viene contra nosotros: no sabemos qué hacer: pero nuestros ojos
están en ti". (Versículos 6, 12).
Una vez más, vemos que no hay nada malo en tener miedo. Dios es paciente para
con nosotros, y no tiene el miedo en nuestra contra. De hecho, debemos orar la
misma oración que Josafat oró: "Señor, estoy asustado El enemigo viene como
una inundación, y yo no se qué hacer, pero sé que tu tienes todo el poder y
la fuerza, por lo que no haré nada, Señor, excepto orar, fijaré mis ojos en
ti."
El Espíritu ordenó: "No temas ni desmayes... porque la batalla no es vuestra,
sino de Dios.... No tendréis necesidad de luchar en esta batalla: paraos,
vosotros estad firmes, y ved la salvación del Señor con
vosotros."(Versículos 15-17).
La expresión “paraos” significa "toma tu posición. No dudes en este
asunto". En otras palabras: "Toma una posición de fe. Estad convencidos de que
esta es una batalla del Señor para luchar, no es tuya."
DAVID WILKERSON
ciudad y dijo: «espera un poco, que tengo que comunicarte lo que Dios me ha
dicho» (1 Samuel 9:27). ¡Imagínese! Mandar al rey de Israel a detenerse en
lugar de actuar.
Samuel le decía: "Saúl, acabo de ungirte y ya tu mente está corriendo.
Estás pensando: « ¿Qué está haciendo Dios? ¿Cómo puedo conocer su voz,
su voluntad? » Deja de esforzarte, Saúl, ¿Quieres saber de Dios? Entonces
quédate quieto y escucha, yo te daré la palabra de Dios."
Esto ilustra perfectamente el principio que quiero enfatizar aquí: La palabra
del Señor -la voz de la dirección y la liberación - se da a los que están
todavía delante de Dios.
Judá fue invadido por una coalición de ejércitos poderosos y la Escritura
dice que el rey Josafat "temía, y se puso a buscar a Jehová, e hizo pregonar
ayuno a todo Judá" (2 Crónicas 20:3).
La gente comenzó a orar: ¡En tus manos están la fuerza y el poder: nadie
puede oponerte resistencia! … En nosotros no hay fuerza contra tan grande
multitud que viene contra nosotros: no sabemos qué hacer: pero nuestros ojos
están en ti". (Versículos 6, 12).
Una vez más, vemos que no hay nada malo en tener miedo. Dios es paciente para
con nosotros, y no tiene el miedo en nuestra contra. De hecho, debemos orar la
misma oración que Josafat oró: "Señor, estoy asustado El enemigo viene como
una inundación, y yo no se qué hacer, pero sé que tu tienes todo el poder y
la fuerza, por lo que no haré nada, Señor, excepto orar, fijaré mis ojos en
ti."
El Espíritu ordenó: "No temas ni desmayes... porque la batalla no es vuestra,
sino de Dios.... No tendréis necesidad de luchar en esta batalla: paraos,
vosotros estad firmes, y ved la salvación del Señor con
vosotros."(Versículos 15-17).
La expresión “paraos” significa "toma tu posición. No dudes en este
asunto". En otras palabras: "Toma una posición de fe. Estad convencidos de que
esta es una batalla del Señor para luchar, no es tuya."
DAVID WILKERSON
viernes, 5 de octubre de 2012
ENFOCÁNDOSE EN AYUDAR A OTROS
No deberíamos tener que viajar más allá de nuestro propio vecindario para
tener el más grande avivamiento imaginable. Dios dice que si nosotros damos
nuestro pan al hambriento, si albergamos a los pobres en nuestra casa, si
cubrimos al desnudo y saciamos al alma afligida, Él nos pastoreará siempre y
nos proveerá continuamente, seremos como huerto de riego, y como manantial de
aguas, cuyas aguas nunca faltan. (Ver Isaías 58:7, 10-11)
Dios nos está diciendo: “¡Enfócate en ayudar a otros! Extiende tu mano al
pobre y al que sufre, y Yo te responderé, te guiare y te satisfaré. Serás
como un manantial de vida para otros, y tus bendiciones nunca faltarán”.
Si no estás conforme con esta enseñanza del Antiguo Testamento, escucha lo
que Jesús dice en el Nuevo Testamento:
“Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de
beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis;
enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le
responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento,
forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les
responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de
estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo
eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:42-46).
“Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y
cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? " (1 Juan
3:17).
A estas alturas puedes estar diciendo: “Me gustaría ser mas compasivo, para
ayudar al necesitado. ¿Cómo puedo hacer un cambio?”
Yo solamente puedo decirte que Dios responderá esta oración: “Señor, veo
todas las necesidades humanas alrededor de mí y sé que el único Jesús que
mi ciudad puede ver en la vida es aquel que verán a través de mi y de mi
iglesia. Dios, Tú tienes que dirigirme, yo estoy listo con mi billetera, mi
casa, mi tiempo, muéstrame dónde ir, Señor” Puedes estar seguro que Dios
traerá esas necesidades a la entrada de tu puerta.
DAVID WILKERSON
tener el más grande avivamiento imaginable. Dios dice que si nosotros damos
nuestro pan al hambriento, si albergamos a los pobres en nuestra casa, si
cubrimos al desnudo y saciamos al alma afligida, Él nos pastoreará siempre y
nos proveerá continuamente, seremos como huerto de riego, y como manantial de
aguas, cuyas aguas nunca faltan. (Ver Isaías 58:7, 10-11)
Dios nos está diciendo: “¡Enfócate en ayudar a otros! Extiende tu mano al
pobre y al que sufre, y Yo te responderé, te guiare y te satisfaré. Serás
como un manantial de vida para otros, y tus bendiciones nunca faltarán”.
Si no estás conforme con esta enseñanza del Antiguo Testamento, escucha lo
que Jesús dice en el Nuevo Testamento:
“Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de
beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis;
enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. Entonces también ellos le
responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento,
forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? Entonces les
responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de
estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. E irán éstos al castigo
eterno, y los justos a la vida eterna” (Mateo 25:42-46).
“Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y
cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? " (1 Juan
3:17).
A estas alturas puedes estar diciendo: “Me gustaría ser mas compasivo, para
ayudar al necesitado. ¿Cómo puedo hacer un cambio?”
Yo solamente puedo decirte que Dios responderá esta oración: “Señor, veo
todas las necesidades humanas alrededor de mí y sé que el único Jesús que
mi ciudad puede ver en la vida es aquel que verán a través de mi y de mi
iglesia. Dios, Tú tienes que dirigirme, yo estoy listo con mi billetera, mi
casa, mi tiempo, muéstrame dónde ir, Señor” Puedes estar seguro que Dios
traerá esas necesidades a la entrada de tu puerta.
DAVID WILKERSON
jueves, 4 de octubre de 2012
LA MISION DE LA IGLESIA
Usted puede preguntarse, “¿cuál es la misión de la iglesia?” Para
contestar dicha pregunta yo sugiero que observemos la misión de Jesucristo.
Cuando nosotros comprendemos Su misión en la tierra, entonces conoceremos la
misión de la iglesia. Cuando nosotros sabemos en qué estaba involucrado
Jesús, entonces conoceremos lo que nosotros, la iglesia, está destinada a
hacer.
La misión de Jesús fue la misma que la de Su Padre. Él vino, Él habló, Él
predicó. Él abrió Su boca y dijo, “Yo quiero la voluntad de mi Padre sea
hecha en la tierra así como en el cielo” (ver Mateo 6:9-13 y Juan 6:38).
“... entonces conoceréis que yo soy y que nada hago por mí mismo, sino que,
según me enseñó el Padre, así hablo, porque el que me envió, conmigo está;
no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.” (Juan
8:28-29, RV1995). Jesús está diciendo, “Yo no hago nada a menos de que yo
escuche o vea al Padre haciéndolo. El Padre obra a través de mí.”
Toda la gloria, todo el poder, toda la autoridad de Jesús provino del Padre
pero después ésta fue le dada al mundo a través del Él. En muchas ocasiones
en la iglesia nuestra necesidad más grande es dejar que salga al mundo lo que
recibimos de Él. Dios nos dio a nosotros, nosotros recibimos y después nos
detenemos. Dios quiere continuar derramando Su bendición sobre su iglesia y
Él lo hará mientras nosotros sigamos compartiéndola. Nosotros recibimos y
después damos. Posteriormente recibimos más y damos más, y de nuevo
recibimos.
A veces la bendición de Dios se frena porque nosotros solamente queremos
recibir y no dar. Siempre cuando la iglesia no da ésta empieza a
distorsionarse y deja de ser como Jesús.
Jesús vino a la tierra con la misión de Dios en Su corazón. Jesús predica
las Buenas nuevas a los pobres, Él libera a los cautivos y a aquéllos que se
encuentran bajo ataduras. Él sana al enfermo. ¡Él proclama el año de
libertad a todos quienes se encuentran en esclavitud -y ésta es la misión de
la iglesia!
GARY WILKERSON
contestar dicha pregunta yo sugiero que observemos la misión de Jesucristo.
Cuando nosotros comprendemos Su misión en la tierra, entonces conoceremos la
misión de la iglesia. Cuando nosotros sabemos en qué estaba involucrado
Jesús, entonces conoceremos lo que nosotros, la iglesia, está destinada a
hacer.
La misión de Jesús fue la misma que la de Su Padre. Él vino, Él habló, Él
predicó. Él abrió Su boca y dijo, “Yo quiero la voluntad de mi Padre sea
hecha en la tierra así como en el cielo” (ver Mateo 6:9-13 y Juan 6:38).
“... entonces conoceréis que yo soy y que nada hago por mí mismo, sino que,
según me enseñó el Padre, así hablo, porque el que me envió, conmigo está;
no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada.” (Juan
8:28-29, RV1995). Jesús está diciendo, “Yo no hago nada a menos de que yo
escuche o vea al Padre haciéndolo. El Padre obra a través de mí.”
Toda la gloria, todo el poder, toda la autoridad de Jesús provino del Padre
pero después ésta fue le dada al mundo a través del Él. En muchas ocasiones
en la iglesia nuestra necesidad más grande es dejar que salga al mundo lo que
recibimos de Él. Dios nos dio a nosotros, nosotros recibimos y después nos
detenemos. Dios quiere continuar derramando Su bendición sobre su iglesia y
Él lo hará mientras nosotros sigamos compartiéndola. Nosotros recibimos y
después damos. Posteriormente recibimos más y damos más, y de nuevo
recibimos.
A veces la bendición de Dios se frena porque nosotros solamente queremos
recibir y no dar. Siempre cuando la iglesia no da ésta empieza a
distorsionarse y deja de ser como Jesús.
Jesús vino a la tierra con la misión de Dios en Su corazón. Jesús predica
las Buenas nuevas a los pobres, Él libera a los cautivos y a aquéllos que se
encuentran bajo ataduras. Él sana al enfermo. ¡Él proclama el año de
libertad a todos quienes se encuentran en esclavitud -y ésta es la misión de
la iglesia!
GARY WILKERSON
miércoles, 3 de octubre de 2012
JESÚS Y LA COMPASIÓN
Durante su tiempo en la tierra, Jesús fue la encarnación de la compasión de
Dios. Las escrituras frecuentemente nos dicen que Cristo era “movido a
compasión” por el sufrimiento de la gente (vea Marcos 6:34, 8:2). Y si ese
fue el caso en el primer siglo ¡Que profunda pena debe haber ahora en el
corazón de nuestro Señor!
Creo que Dios esta conteniéndose de intervenir antes del fin de los tiempos
donde pondrá fin a todas las cosas. Nunca creeré que Él es solamente un
espíritu benigno que se sienta en el cielo y que no se conmueve por los
horribles espíritus sueltos en este mundo. No, Él es un Padre compasivo que
agoniza por el sufrimiento de sus hijos.
La biblia nos dice que “nunca decayeron sus misericordias” (Lamentaciones
3:22). “Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y
grande en misericordia y verdad” (Salmos 86:15).
En la biblJesús no los abandonó. Él realizó milagros de sanidad y
liberación. Los mudos hablaban, los paralíticos saltaban, los ciegos veían,
los enfermos repentinamente eran sanados. Y con cada sanidad, la multitud
oprimía para estar aun más cerca. Me imagino la gente cargando a sus niños
enfermos y avanzando hacia adelante, mientras los discípulos luchaban por
mantener el orden.
Estas personas habían estado en el desierto por tres días sin comer y estaban
desfalleciendo de hambre. Y entonces Jesús dijo: “Tengo compasión de la
gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y
enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino” (Mateo
15:32).
Dios quiere que cada uno de nosotros tome parte de Su compasivo corazón hacia
el mundo. Si estás dispuesto a hacer eso, Él enviará las necesidades a tu
puerta. Preséntate al Señor para ser usado y Él te abrirá las puertas.
Entonces conocerás realmente Su corazón de compasión.ia leemos una escena
increíble: “Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos,
mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y
los sanó” (Mateo 15:30).
¿Puedes imaginar esta escena? Todos alrededor de Jesús, cientos de personas
afligidas estaban sentadas y recostadas en el suelo: niños pequeños demasiado
enfermos como para sentarse, gente pidiendo ayuda a gritos, gimiendo de dolor,
con fiebre, poseídos por demonios, enfermos, desesperados.
DAVID WILKERSON
Dios. Las escrituras frecuentemente nos dicen que Cristo era “movido a
compasión” por el sufrimiento de la gente (vea Marcos 6:34, 8:2). Y si ese
fue el caso en el primer siglo ¡Que profunda pena debe haber ahora en el
corazón de nuestro Señor!
Creo que Dios esta conteniéndose de intervenir antes del fin de los tiempos
donde pondrá fin a todas las cosas. Nunca creeré que Él es solamente un
espíritu benigno que se sienta en el cielo y que no se conmueve por los
horribles espíritus sueltos en este mundo. No, Él es un Padre compasivo que
agoniza por el sufrimiento de sus hijos.
La biblia nos dice que “nunca decayeron sus misericordias” (Lamentaciones
3:22). “Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, lento para la ira, y
grande en misericordia y verdad” (Salmos 86:15).
En la biblJesús no los abandonó. Él realizó milagros de sanidad y
liberación. Los mudos hablaban, los paralíticos saltaban, los ciegos veían,
los enfermos repentinamente eran sanados. Y con cada sanidad, la multitud
oprimía para estar aun más cerca. Me imagino la gente cargando a sus niños
enfermos y avanzando hacia adelante, mientras los discípulos luchaban por
mantener el orden.
Estas personas habían estado en el desierto por tres días sin comer y estaban
desfalleciendo de hambre. Y entonces Jesús dijo: “Tengo compasión de la
gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y
enviarlos en ayunas no quiero, no sea que desmayen en el camino” (Mateo
15:32).
Dios quiere que cada uno de nosotros tome parte de Su compasivo corazón hacia
el mundo. Si estás dispuesto a hacer eso, Él enviará las necesidades a tu
puerta. Preséntate al Señor para ser usado y Él te abrirá las puertas.
Entonces conocerás realmente Su corazón de compasión.ia leemos una escena
increíble: “Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos,
mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y
los sanó” (Mateo 15:30).
¿Puedes imaginar esta escena? Todos alrededor de Jesús, cientos de personas
afligidas estaban sentadas y recostadas en el suelo: niños pequeños demasiado
enfermos como para sentarse, gente pidiendo ayuda a gritos, gimiendo de dolor,
con fiebre, poseídos por demonios, enfermos, desesperados.
DAVID WILKERSON
martes, 2 de octubre de 2012
¿DÓNDE ESTÁS, OH DIOS?
Una noche Jacob se quedó a campo abierto y tuvo una lucha con el Señor:
“Dios, ¿Cómo terminé en este lío? Me hiciste grandes promesas. Me dijiste
que me guiarías, me guardarías, que cumplirías tus planes en mi. ¿Cómo
podría algo de esto ser tu guía? ¿Acaso esto es caminar en el pacto? Señor,
simplemente no tengo futuro (vea Génesis 32:24-26).
Ahora, tu puedes razonar: “Quizás Jacob no buscó a Dios acerca de algunas
decisiones que él tomó. Quizás actuó en la carne”. Bien, quizás lo haya
hecho, pero eso no viene al caso. Dios podría haber intervenido a favor de
Jacob en cualquier momento, pero no lo hizo.
El hecho es que, nosotros podemos tener un espíritu contrito y todavía tener
problemas. Tú y tu esposa pueden estar pasando una prueba espantosa. Has
orado: “Señor, no entiendo, sé que mi corazón es recto, y estoy caminando
contigo, entonces, ¿Por qué estas permitiendo esta horrible prueba?”
La mayoría de nosotros piensa, tal como hizo Jacob, que cristianos contritos y
de oración no deberían tener que soportar grandes penas. No deberíamos tener
que enfrentar tiempos horribles ni condiciones terribles en las cuales nuestro
mismísimo futuro se ve amenazado. Sin embargo, la realidad es que cristianos
humildes, arrepentidos, y que oran aun sufren grandes peligros y penas.
En ninguna parte en la Biblia Dios nos promete impedir que tengamos problemas.
Nunca promete un viaje sin dificultades en nuestro trabajo o carrera, ni
tampoco nos promete estar exentos de la aflicción. De hecho, Él dice:
“Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará
Jehová” (Salmos 34:19). Este verso no dice que Dios nos excluirá de las
aflicciones, sino que nos librará de ellas.
Pablo habla del conocimiento de la altura y la profundidad del amor de Dios por
él. Sin embargo Dios no evitó que la barca de Pablo se hundiera. De hecho,
permitió que el apóstol fuera apedreado, golpeado y deshonrado. Pablo dice
que fue expuesto a peligros en mar y tierra, de parte de ladrones y de sus
propios compatriotas.
En ocasiones podemos llorar, preguntándonos: ¿Dónde estás, oh Dios? ¿Por
qué no me has sacado de esto? Pero a pesar de que el Señor permite que
pasemos por cosas que prueban nuestras almas, de una u otra manera nos libra de
todas ellas, tal como lo hizo con Jacob y con Pablo.
DAVID WILKERSON
“Dios, ¿Cómo terminé en este lío? Me hiciste grandes promesas. Me dijiste
que me guiarías, me guardarías, que cumplirías tus planes en mi. ¿Cómo
podría algo de esto ser tu guía? ¿Acaso esto es caminar en el pacto? Señor,
simplemente no tengo futuro (vea Génesis 32:24-26).
Ahora, tu puedes razonar: “Quizás Jacob no buscó a Dios acerca de algunas
decisiones que él tomó. Quizás actuó en la carne”. Bien, quizás lo haya
hecho, pero eso no viene al caso. Dios podría haber intervenido a favor de
Jacob en cualquier momento, pero no lo hizo.
El hecho es que, nosotros podemos tener un espíritu contrito y todavía tener
problemas. Tú y tu esposa pueden estar pasando una prueba espantosa. Has
orado: “Señor, no entiendo, sé que mi corazón es recto, y estoy caminando
contigo, entonces, ¿Por qué estas permitiendo esta horrible prueba?”
La mayoría de nosotros piensa, tal como hizo Jacob, que cristianos contritos y
de oración no deberían tener que soportar grandes penas. No deberíamos tener
que enfrentar tiempos horribles ni condiciones terribles en las cuales nuestro
mismísimo futuro se ve amenazado. Sin embargo, la realidad es que cristianos
humildes, arrepentidos, y que oran aun sufren grandes peligros y penas.
En ninguna parte en la Biblia Dios nos promete impedir que tengamos problemas.
Nunca promete un viaje sin dificultades en nuestro trabajo o carrera, ni
tampoco nos promete estar exentos de la aflicción. De hecho, Él dice:
“Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará
Jehová” (Salmos 34:19). Este verso no dice que Dios nos excluirá de las
aflicciones, sino que nos librará de ellas.
Pablo habla del conocimiento de la altura y la profundidad del amor de Dios por
él. Sin embargo Dios no evitó que la barca de Pablo se hundiera. De hecho,
permitió que el apóstol fuera apedreado, golpeado y deshonrado. Pablo dice
que fue expuesto a peligros en mar y tierra, de parte de ladrones y de sus
propios compatriotas.
En ocasiones podemos llorar, preguntándonos: ¿Dónde estás, oh Dios? ¿Por
qué no me has sacado de esto? Pero a pesar de que el Señor permite que
pasemos por cosas que prueban nuestras almas, de una u otra manera nos libra de
todas ellas, tal como lo hizo con Jacob y con Pablo.
DAVID WILKERSON
lunes, 1 de octubre de 2012
VUELVE A BET-EL
Dios vino a Jacob en un sueño y le dijo “Vuélvete a Bet-el, el lugar donde
te conocí y construye un altar allí, como prometiste que lo harías” (vea
Génesis 28:10-22 y 31.13).
Jacob había oído una palabra clara de Dios, y actuó en completa obediencia a
esa palabra. Él sabía que Dios lo guardaría, estaría con él y cumpliría Su
plan. Sin embargo, Jacob enfrentó un peligro que lo llevó al borde de la
destrucción.
Él iba a volver a enfrentarse a su hermano Esaú, y a su padre Isaac, a
quienes había engañado. En un momento, llegó un mensajero a Jacob,
advirtiéndole: “Esaú viene hacia aquí con un ejército de 400 hombres.
¡Él está tratando de hacerte daño!”
La escritura dice que “Entonces Jacob tuvo gran temor…” (Génesis 32.7).
Rápidamente dividió su pueblo en dos grupos, pensando: “Si Esaú mata un
grupo, al menos el otro puede escapar”. Sin embargo, incluso en la
experiencia más terrible de su vida, vemos pruebas del corazón contrito y
destrozado de Jacob:
“Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová,
que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien;
menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para
con tu siervo; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos
campamentos.”
“Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le
temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos. Y tú has dicho: Yo te
haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede
contar por la multitud.”(Génesis 32:9-12)
Jacob se estaba sujetando al Pacto que Dios había hecho con él. Estaba
diciendo en esencia: “Señor, Tú me hiciste una promesa. Sé que no soy
digno de ella, pero Tú dijiste que irías conmigo. Pero ahora estoy a punto de
perderlo todo. No estoy atribuyéndome ninguna bondad de mi parte, pero te amo y
te estoy obedeciendo, así que, ¿Dónde está tu pacto Dios?
Al final de su vida, Jacob, un hombre con un corazón contrito pudo mirar hacia
atrás y decir “cuando mi hermano Esaú me amenazó, parecía que mi vida
había terminado pero Dios me saco de ahí. ¡Mi Señor estaba allí todo el
tiempo!
DAVID WILKERSON
te conocí y construye un altar allí, como prometiste que lo harías” (vea
Génesis 28:10-22 y 31.13).
Jacob había oído una palabra clara de Dios, y actuó en completa obediencia a
esa palabra. Él sabía que Dios lo guardaría, estaría con él y cumpliría Su
plan. Sin embargo, Jacob enfrentó un peligro que lo llevó al borde de la
destrucción.
Él iba a volver a enfrentarse a su hermano Esaú, y a su padre Isaac, a
quienes había engañado. En un momento, llegó un mensajero a Jacob,
advirtiéndole: “Esaú viene hacia aquí con un ejército de 400 hombres.
¡Él está tratando de hacerte daño!”
La escritura dice que “Entonces Jacob tuvo gran temor…” (Génesis 32.7).
Rápidamente dividió su pueblo en dos grupos, pensando: “Si Esaú mata un
grupo, al menos el otro puede escapar”. Sin embargo, incluso en la
experiencia más terrible de su vida, vemos pruebas del corazón contrito y
destrozado de Jacob:
“Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Jehová,
que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien;
menor soy que todas las misericordias y que toda la verdad que has usado para
con tu siervo; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora estoy sobre dos
campamentos.”
“Líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le
temo; no venga acaso y me hiera la madre con los hijos. Y tú has dicho: Yo te
haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se puede
contar por la multitud.”(Génesis 32:9-12)
Jacob se estaba sujetando al Pacto que Dios había hecho con él. Estaba
diciendo en esencia: “Señor, Tú me hiciste una promesa. Sé que no soy
digno de ella, pero Tú dijiste que irías conmigo. Pero ahora estoy a punto de
perderlo todo. No estoy atribuyéndome ninguna bondad de mi parte, pero te amo y
te estoy obedeciendo, así que, ¿Dónde está tu pacto Dios?
Al final de su vida, Jacob, un hombre con un corazón contrito pudo mirar hacia
atrás y decir “cuando mi hermano Esaú me amenazó, parecía que mi vida
había terminado pero Dios me saco de ahí. ¡Mi Señor estaba allí todo el
tiempo!
DAVID WILKERSON
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