miércoles, 18 de abril de 2012
LA ORACION QUE LE ES GRATA AL SEÑOR
Yo creo que la clase de oración que más le agrada a Dios es muy sencilla y
fácil de comprender. Es tan simple que hasta un niño puede orar de tal forma
y agradarle a Él.
Los discípulos le dijeron a Jesús, “Señor, enséñanos a orar” (Lucas
11:1). Ellos no hubieran preguntado a menos de que quisieran aprender. Yo creo
que la mayoría de los que están leyendo este mensaje les encantaría ser
fieles en oración pero no saben cómo. Ellos simplemente no comprenden el
propósito de la oración y hasta que ellos entiendan este propósito vital,
nunca podrán mantener una vida de oración significativa y plena.
Muchos cristianos oran por obligación. Ellos ven a la oración como algo que
se “debe” hacer. Otros oran solamente cuando una tragedia acontece o cuando
una crisis les afecta, entonces ellos no oran de nuevo hasta que otra dificultad
les aqueja.
¡La oración no es solo para nuestro beneficio, sino para el deleite de
nuestro Dios! Nosotros no solamente estamos para interceder por las cosas que
necesitamos, sino para preguntar por las cosas que Él desea. A menos de que
ambos elementos estén juntos, nosotros no tenemos el fundamento para construir
una vida de oración. Ya sea que nosotros busquemos alivio o ayuda de parte del
Señor, Él desea pasar tiempo con nosotros -intimidad y comunión.
"No os angustiéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de
beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir.” (Mateo 6:25).
"Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas. Así que no os angustiéis por el día de mañana...”
(6:33-34).
"porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros
le pidáis.”(6:8).
Dios nos está diciendo: “Cuando vengas a mi presencia, enfoca tu atención a
pasar tiempo conmigo, a anhelar conocerme. No te enfoques en las cosas
materiales. Yo conozco cuáles son tus necesidades así que ni siquiera
necesitas pedir por ellas. Yo tengo cuidado de todas. Sólo búscame a mí.
¡Permitamos disfrutar de una dulce comunión!”
DAVID WILKERSON
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