viernes, 20 de abril de 2012
¿ES LA ORACION UNA CARGA?
Tal vez la oración es para usted una carga. ¿Es para usted la oración
aburrida? ¿ Es un deber más que un placer?
Muy pocos cristianos entran en la presencia de Dios con deleite, por el simple
placer de estar en su compañía. Algunos piensan que la oración es
“trabajo.” Sin embargo, cuando nosotros convivimos con alguien que amamos
aquí en la tierra, ¿lo catalogamos como trabajo? No, ¡es un placer para
nosotros! Si usted está felizmente casado, usted no piensa en los tiempos de
intimidad con su cónyuge como “trabajo.”
Dios asemeja su relación con su gente como aquella entre un esposo y su
esposa, y en la Biblia encontramos que ¡Jesús se deleita en nosotros! Es un
hecho que el placer de un esposo en disfrutar intimidad no se basa en
satisfacer sus propios deseos. No, su placer verdadero se encuentra en saber
que su esposa goza de ese mismo deleite. Él dice en su corazón, “ella
realmente quiere estar conmigo. ¡Yo soy primero en su corazón- yo soy todo
para ella!”
Nosotros sabemos que el Señor se deleita en su pueblo. David dijo, “Me sacó
a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí.” (Salmo 18:19). La
Escritura nos da una imagen del Señor y su exuberante deleite en nosotros.
Sin embargo, ¿ nos deleitamos nosotros en Él? La Biblia nos dice:
“Deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu
corazón. (Salmo 37:4). Deleitarse en el Señor no significa simplemente estar
feliz en su presencia. Yo le pregunté al Señor qué significaba la palabra
“deleite” y El me contestó:
“David, el deleitarse en mí simplemente significa el ser capaz de decir:
‘Yo prefiero estar con Jesús que con alguien más en esta tierra. Prefiero
estar en su compañía que en la de mi esposa, familia, amigos. Yo lo prefiero
a Él sobre todas las celebridades, líderes mundiales, incluso sobre grandes
hombres y mujeres de Dios. El es mi deleite!’ ”
También significa el ser capaz de decir, “Anhelo encerrarme con Jesús
porque Él es el único que me satisface. Todos los demás me dejan vacía e
insatisfecha. Nadie mas que Jesús puede tocar mis necesidades más profundas y
me acerco a Él tan seguido como puedo.”
DAVID WILKERSON
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